El "Trump", es un cóctel azul con bourbon mientras que el "Kim" es rojo y contiene soju, un alcohol coreano. Las dos bebidas cuestan 12,60 dólares singapurenses (ocho euros, 9,3 dólares ), una alusión a la fecha prevista de esta cumbre.
SE TOMARON por asalto los hoteles, la policía se prepara para acordonar la ciudad-Estado y se espera el arribo de miles de periodistas para cubrir el gran acontecimiento mediático planetario: la próxima cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte.
Diplomáticos de alto rango de ambos países intentan encarrilar definitivamente este encuentro histórico entre el dirigente norcoreano Kim Jong Un y el presidente estadounidense Donald Trump.
La cumbre prevista para el 12 de junio en el pequeño archipiélago del sudeste asiático fue anulada a fines de mayo por Trump antes de volver a agendarse. Si finalmente se realiza, la reunión promete ser uno de los grandes eventos geopolíticos de los últimos años y se desarrollará bajo la luz de los proyectores del mundo entero.
El presidente estadounidense Donald Trump confirmó el viernes que la cumbre con el líder norcoreano Kim Jong Un se realizará como planeado, el 12 de junio en Singapur, luego de conversaciones sin precedentes con el enviado de Pyongyang en el Salón Oval.
Kim Yong Chol, mano derecha del líder norcoreano, entregó a Trump una carta que el mandatario estadounidense calificó de "muy agradable" y "muy interesante".
Aunque admitió que el acuerdo con Corea del Norte "será un proceso", Trump afirmó que cree que finalmente será "exitoso" y prometió que no impondrá nuevas sanciones a Corea del Norte durante las negociaciones.
"No voy a usar más la expresión 'presión máxima'. No quiero usar más ese término. Nos llevamos bien. Ven nuestra relación", declaró a periodistas tras haber acompañado a Kim Yong Chol a su vehículo.
Los dos hombres se reunieron en el Salón Oval de la Casa Blanca durante una hora y 20 minutos, en una nueva muestra de la distensión entre los dos países, una semana después de que Trump cancelara la cumbre alegando una "abierta hostilidad" norcoreana, aunque luego diera marcha atrás.
"Nunca dije que se arreglaría con una reunión. Hablamos de años de hostilidades y problemas", advirtió sin embargo el presidente, antes de predecir un final "muy positivo".
Respecto a la desnuclearización de Pyongyang, aseguró: "Se que quieren hacerlo. Quieren otras cosas similares. Quieren desarrollarse como país. Y eso se va hacer. No me cabe duda".
Más miembros
Las delegaciones de Estados Unidos y Corea del Norte acompañadas de sus equipos de seguridad se reforzarán con más miembros. Pero aún así, los medios serán sin ninguna duda más numerosos.
Está previsto que unos 3.000 periodistas soliciten una acreditación para cubrir el evento, indicaron a la AFP fuentes bajo condición de anonimato relacionadas con la preparación de la cumbre.
El último acontecimiento comparable organizado en Singapur -la reunión histórica en 2015 entre el presidente chino Xi Jinping y su homólogo taiwanés de entonces Ma Ying-jeou- apenas convocó unos cientos de periodistas.
Solo esta semana, la llegada a Singapur del norcoreano Kim Chang Son, director del gabinete de facto del dirigente norcoreano, atrajo a varios periodistas.
Se plantaron ante el lujoso hotel Fullerton con la esperanza de ver al alto responsable de Corea del Norte, lo cual da una idea de la euforia mediática que despierta todo lo relacionado con la cumbre entre Trump y Kim.
Cócteles idóneos
Los hoteles donde se sospecha que podría establecerse la sede de la cumbre están prácticamente reservados en su totalidad, comenzando por el Shangri-La, un alojamiento cinco estrellas que albergó la reunión Xi-Ma.
Mientras se resuelven las dudas de si Pyongyang y Washington lograrán realmente ponerse de acuerdo sobre el arsenal nuclear norcoreano, la población de Singapur se preocupa por las consecuencias de la cumbre en su apacible ritmo de vida.
"¿Sería posible que el gobierno declare un día feriado para este día especial?", sugirió Chang Anthony en Facebook. "Demonios, los dos líderes más impopulares del mundo están desembarcando para la paz mundial", lamentó Timothy Klein en la red social.
Singapur, conocido por su calma y limpieza, es a veces objeto de burlas por las malas lenguas que lo consideran un lugar aburrido.
Las medidas de seguridad se anuncian draconianas y costosas, dado el gran número de efectivos que serán desplegados, con vías cerradas a la circulación a una distancia considerable del lugar de la cumbre.
Lim tai Wei, investigador del Instituto de Asia del Este de la Universidad Nacional de Singapur, cree que los contratiempos que provoque esta reunión no tendrán nada de extraordinario.
"Hay que pensar que el país ya tuvo la experiencia de una cumbre entre Xi y Ma en 2015, y que ya recibió a presidentes estadounidenses", dijo a la AFP. Los comerciantes y los restaurantes de esta ciudad-Estado de 5,6 millones de habitantes ven con buenos ojos la afluencia de diplomáticos, personal de seguridad y periodistas.
En la ciudad que dio su nombre al Singapur Sling, un cóctel a base de gin, el bar Escobar -en referencia al capo del narcotráfico colombiano- ya tiene una oferta de tragos idóneos.
El "Trump", es un cóctel azul con bourbon mientras que el "Kim" es rojo y contiene soju, un alcohol coreano. Las dos bebidas cuestan 12,60 dólares singapurenses (ocho euros, 9,3 dólares), una alusión a la fecha prevista de esta cumbre.