División al interior del Supremo Tribunal Federal podría llevar esta semana a modificar norma. Partidarios del expresidente se mantienen en “vigilia permanente" frente al sitio de reclusión del expresidente en Curitiba.
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ALTA tensión social y máxima expectativa judicial, por el laberinto que comenzó a recorrer el expresidente y candidato presidencial Luis Inácio Lula da Silva es lo que se vive en Brasil, quien pasó desde hace dos días se encuentra tras los barrotes en una cárcel de Curitiba, pero que apuesta recuperar su libertad esta semana.
La guerra contra la corrupción generó en este país una polarización tan gigante como su territorio. Entre seguidores y detractores de Lula se ha librado una batalla en los estrados judiciales y en las calles, al punto que como ocurrió el sábado, se enfrentaron en las afueras de la Policía Federal de esa ciudad, sitio de reclusión del exmandatario. Desde ese día y en el mismo lugar permanecen en vigilia desde directivos del Partido de los Trabajadores hasta ciudadanos del común, a la espera que se dé un cambio de jurisprudencia que permita el regreso a la libertad de su líder y candidato.
Y esa es la máxima apuesta, la de una nueva jurisprudencia, ya que el mismo Supremo Tribunal Federal que el miércoles pasado que Lula debía cumplir la condena desde ahora la condena que por 12 años que se le impuso por corrupción, volverá a reunirse desde el miércoles para analizar su reciente fallo desde otra óptica.
Todo este análisis que podría derivar en una rápida excarcelación de Lula se centra en que dicho Tribunal pueda modificar la norma que autoriza encarcelar a personas condenadas en segunda instancia que aún disponen de recursos judiciales.
Según la jurisprudencia actual, esto es posible a partir de un fallo de segunda instancia, como el que profirió en enero un tribunal de apelaciones contra Lula.
Dicha jurisprudencia fue establecida por el STF en 2016 -por una estrecha mayoría de 6 votos contra 5- y viene siendo aplicada por varios jueces de segunda instancia para ordenar la prisión una vez confirmadas las condenas.
El máximo tribunal del país denegó la semana pasada un recurso de la defensa de Lula para evitar que fuese preso; pero una de las magistradas que votó contra Lula, Rosa Weber, dio a entender que era favorable a modificar la jurisprudencia actual cuando el asunto fuese tratado de forma general, y no por un caso específico.
Y eso podría ocurrir este miércoles, si otro de los jueces del máximo tribunal Marco Aurélio Mello pide, como anunció, incluir el tema en la agenda de sesiones, aduciendo que “se deben zanjar las divergencias internas que persisten en la corte sobre ese tema”.
Sin embargo, en este laberinto legal del caso Lula que parece no tener fin, la discusión podría ser postergada, sin fecha de reanudación, si uno de los once jueces que conforman ese alto tribunal precisa tiempo para analizar el asunto.
Quienes abogan por el encarcelamiento anticipado lo hacen en nombre de la lucha contra la impunidad, porque los procesos suelen demorar meses o años hasta llegar a instancias superiores. Los partidarios de modificar la norma invocan el respeto de la presunción de inocencia.
Si se modificara la jurisprudencia, todos los condenados en segunda instancia actualmente detenidos deberían beneficiarse de la medida e ir a esperar en sus casas el resultado de sus apelaciones ante el STJ o el STF. A menos que se haya decretado contra ellos prisión preventiva por su peligrosidad, por riesgo de fuga o por interferir en los procesos.
Lo apretado de la votación llevó a este nuevo capítulo de la novela jurídica de Lula. "Hay un conflicto dentro del STF, entre quienes quieren discutir el asunto de manera general y los que se oponen. Y el único motivo por el cual el asunto tiene relevancia, es por (la incertidumbre) sobre el voto de Rosa Weber", dijo a Thomaz Pereira, profesor de derecho de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) de Rio de Janeiro.
El expresidente ha reiterado su inocencia, y se declara perseguido por las "élites" pero se muestra esperanzado. "Estoy con la conciencia tranquila. Puede demorar un poco, pero voy a vencer esta batalla", dijo a sus seguidores en un video grabado el viernes y publicado en su página de Facebook el domingo por la mañana, horas después de entregarse a la justicia.
Nueva etapa y guiño
Así las cosas y a tan solo seis meses de las elecciones generales, la vida pública de la mayor economía de América Latina arranca una nueva etapa llena de interrogantes.
Si finalmente Lula debe permanecer en la cárcel deberá la izquierda aplicar un plan B porque no perderá la opción de ganar la presidencial de octubre y el hecho mismo de ese encarcelamiento podría convertirse en un “viento de cola” que impulse a su elegido o elegida, porque se presume será la aspirante comunista, Manuela D’Avila.
Precisamente durante su último pronunciamiento en libertad, el exlíder sindical dejó numerosos mensajes. Comunicador brillante, estuvo flanqueado gran parte del tiempo por los jóvenes precandidatos de izquierda Manuela D'Ávila, quien a duras penas contenía el llanto, y Guilherme Boulos, líderes del Partido Comunista do Brasil (PCdoB) y del alternativo PSOL, respectivamente.
Para ambos tuvo palabras sobre sus futuros prometedores, que contrastaron con las menciones mucho más protocolarias de quienes podrían sustituirle como candidato al frente de su Partido de los Trabajadores (PT) en las próximas elecciones.
Y sin duda sus palabras tienen peso, tal y como lo considera el analista André Cesar, de la consultora Hold, quien atribuye esto a que “Lula es un líder nato, una figura fundamental en la historia política y específicamente de la izquierda”.
Agrega que "Ahora no hay nombres fuertes dentro de la formación. (Los exministros) Jaques Wagner, Fernando Haddad son personas cualificadas pero no tienen pegada, entonces Lula podría apostar por alguien de izquierda pero no necesariamente del PT".
El experto sin embargo considera que todavía es muy prematuro, sin embargo, hablar de la eventual unión de un progresismo tan fracturado como el brasileño, pero analiza que “quizás Lula haya lanzado ese anzuelo para ver cuál es la reacción, teniendo en cuenta que el país entero estaba mirando por televisión su discurso en vivo".
Por su parte el profesor de la Fundación Getulio Vargas, Oliver Stuenkel, considera que "El escenario quedó ahora menos previsible y más pulverizado porque ya no hay una persona que polarice tanto como Lula". Un nuevo panorama que, según varios analistas, podría neutralizar el ascenso de la extrema derecha, cuyo candidato Jair Bolsonaro aparecía segundo en las encuestas."Quien más va a sufrir con el hecho de que Lula quede fuera va a ser Bolsonaro, porque él ha crecido como uno de los posibles anti-Lula y ahora la campaña va a tender a ser menos polarizada", añadió.
Por ahora Brasil inicia la semana con Lula tras las rejas y con los ojos puestos en el Supremo Tribunal Federal (STF). Analistas coinciden en señalar que en este gigante sudamericano, donde Lava Jato develó los gigantes y extendidos tentáculos de la corrupción que se manejó en torno a Petrobras permeó las más altas esferas de la sociedad, todo es posible y es realmente complicado decir lo que va a pasar.
Este es un capítulo más de la novela judicial de Lula da Silva y no de “El mecanismo” de Netflix, la serie que narra los episodios de la corrupción que el mismo expresidente anunció hace pocos días que demandará porque dañaba su imagen. Dicha novela, tanto en la vida real como en el programa televisivo son de incierto desenlace.