La reelección del primer ministro húngaro Viktor Orban, con una victoria aplastante celebrada por los líderes euroescépticos del bloque, parece destinada a prolongar la frustrante relación entre este adalid antiinmigación y Bruselas.
La reacción de la Comisión Europea resume el ambiente en Bruselas: al anunciar que su presidente Jean-Claude Juncker felicitaría en las próximas horas a Orban, el portavoz aprovechó para recordar que la Unión Europea es una unión de "democracias".
"La Comisión piensa que la defensa de estos valores y de estos principios es un deber común de todos los Estados miembros sin excepción", agregó Margaritis Schinas, máxime cuando Bruselas tiene en su punto de mira la Hungría de Orban.
La Comisión lanzó un aluvión de acciones legales contra Budapest ante el Tribunal de Justicia de la UE por su negativa a acoger refugiados y por sus controvertidas leyes que, a juicio de sus detractores, tienen como objetivo al magnate estadounidense George Soros.
Sin embargo, el dirigente nacionalista conservador húngaro, a quien algunos acusan de llevar a cabo una deriva autoritaria, se mantuvo desafiante ante las críticas y las acciones legales de Bruselas. El bloque se enfrenta así al reto de intentar engatusarlo u obligarlo a cooperar.
El partido Fidesz de Orban pertenece al Partido Popular Europeo (PPE), la fuerza dominante en las instituciones europeas y a la que pertenece la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, así como su par español Mariano Rajoy. Algunos critican que esto le dio cobertura política.
El jefe del PPE en la Eurocámara, Manfred Weber, felicitó el lunes al húngaro en Twitter, afirmando que estaba deseando seguir trabajando con él "para encontrar soluciones comunes" a los "retos europeos", una invitación similar a la expresada por el portavoz de la Comisión.
Los grupos parlamentarios de izquierda condenaron, en cambio, este apoyo a Orban, con la eurodiputada socialdemócrata alemana Sylvia-Yvonne Kaufmann urgiendo a "hablar directamente [con Orban], en lugar de halagarlo con visitas e invitaciones".
'Influencia moderadora'
Orban, la "principal pesadilla de la UE" en palabras del eurodiputado eurófobo británico Nigel Farage, y su formación Fidesz podría estar no obstante abierto a la persuasión del PPE a nivel europeo, no nacional, según el experto Daniel Mikecz.
"Fidesz valora su pertenencia al PPE y sus buenas relaciones con los conservadores alemanes. Estos dos actores podrían ejercer una influencia moderadora", agregó este especialista del centro de reflexión húngaro Instituto Republikon.
En la misma línea, Agoston Mraz, del grupo de expertos Nezopont, señaló la próxima reunión que Orban ha propuesto con Merkel y con los líderes del llamado Grupo de Visegrado (Polonia, Eslovaquia, República Checa y Hungría).
En una entrevista con la AFP, Weber subrayó que el apoyo del PPE a Orban no era incondicional. "Tenemos una demanda y unas expectativas claras sobre lo que Viktor Orban debe hacer para formar parte del PPE", aseguró.
Su aplastante victoria con alrededor del 49 por ciento de los votos y la posibilidad de obtener una supermayoría en el parlamento podría suponer, no obstante, un anticipo desagradable para Bruselas de cara a las elecciones a la Eurocámara de mayo de 2019.
Orban ganó con un discurso contra "la invasión migratoria", el multiculturalismo y la supuesta injerencia de la UE. Encarna así a una derecha europea sin complejos que desafía a una parte de los países del bloque que le reprochan su falta de solidaridad con la acogida de refugiados.
Para Joachim Fritz-Vannahme, analista de Bertelsmann Siftung, "si tomamos los resultados de Italia, Hungría y Austria, está claro que hay una corriente antieuropea muy fuerte que va a dominar el carácter y el temperamento del próximo Parlamento Europeo".