Inaceptable el ‘matoneo’ virtual del que está siendo blanco en las redes sociales la nueva Reina Nacional de la Belleza, la chocoana Jealisse Andrea Tovar Velásquez. Si bien no se desconoce que este evento siempre despierta pasiones encendidas entre quienes lo siguen con particular expectativa, lo cierto es que las críticas que se han lanzado contra la nueva representante del país en el concurso de Miss Universo son, por decir lo menos, muy bajas.
Hay quienes, amparados en el anonimato de las redes sociales, se quejan por la intensidad alta o baja de su color de piel. Otros cuestionan si se practicó pocas o muchas cirugías estéticas. No faltan tampoco los que señalan que la corona debió recaer en otra de las candidatas…
En fin, un cúmulo de versiones tendenciosas e irrespetuosas que es pertinente rechazar. La señorita Tovar Velásquez es la nueva Señorita Colombia, digna de representar la belleza de las mujeres de un país multicultural y multiétnico como el nuestro. Se entiende y respeta la opinión de quienes no están de acuerdo con estos concursos. Es válida. Lo que no se puede aceptar es que se denigre y ataque a una joven que sólo quiere representar a Colombia en Miss Universo, cuya corona hoy ostenta una compatriota y fue motivo de orgullo en el país.
La estudiante de diseño industrial fue elegida nueva Miss Colombia en una gala llena de música y color en la que asimismo brilló la belleza de la actual Miss Universo, la también colombiana Paulina Vega.
Tovar, de 22 años, era la representante del selvático departamento del Chocó, el más pobre del país, y una de las favoritas desde el inicio del certamen.
No en vano, a sus medidas casi perfectas (86, 68, 97) y sus 1,79 metros de altura se unía una simpatía que desde el comienzo convenció al jurado y a sus compatriotas, que la han convertido en la segunda reina de belleza de raza negra en Colombia tras la victoria de Vanessa Mendoza en 2001.