2019, otro año para olvidar en educación | El Nuevo Siglo
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Domingo, 22 de Diciembre de 2019
Mario F. Hurtado

Un paro que no termina, bajos resultados en las pruebas, casos de corrupción en la alimentación escolar, entre los hechos que afectaron el sector. 

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Hace un año se cerraban las negociaciones del paro estudiantil más largo de los últimos años y el gobierno de Duque se estrenaba con una crisis en el sector educación, en especial con la educación superior. Las promesas de un año atrás eran que el sector tendría el porcentaje de recursos más altos de la historia, que vendrían estrategias para el acceso, la excelencia y el desarrollo de infraestructura, el año terminaba con promesas. Pero las universidades públicas debieron esperar hasta marzo de este año para cerrar el 2018.

Se acabó también con el programa Ser Pilo Paga, sus detractores afirmaban que esos recursos al ir a las públicas resolvería la crisis de las universidades estatales, algo que en este espacio siempre se afirmó que era falso. Y hoy esos detractores, incluso el gobierno, lo han demostrado: se acabó un programa exitoso de mérito educativo y de cierre de brechas sociales para repetir la historia, de destruir buenas ideas para nada.

Las universidades públicas, en su mayoría, no pudieron terminar el semestre 2019-2. Casos críticos como las universidades Distrital, Pedagógica y Atlántico todavía no saben si podrán culminar 2019 o si el semestre será cancelado. Un asunto que preocupa es la pérdida de la calidad en la educación pública. En este gobierno, los semestres se han convertido de tres meses para poder cerrar el calendario académico, es decir, se está validando. Las directivas se ven enfrentadas a cumplir compromisos laborales, utilizar mucho tiempo en conversaciones áridas y evitar terminar en problemas legales por el gasto en un contexto de paro.

Uno de los detonantes de la crisis de 2019, fue la idea del gobierno de pretender pagar con los supuestos recursos adicionales las demandas que recibe el Estado. Es decir, otro engaño al sector, el mismo que termina siendo el PAE, pues gran parte de los recursos que se incrementan en la básica, terminan en comida, y además envueltos en grandes casos de corrupción. La educación no puede ser comida, el sistema debe ser revisado.

El año se raja en calidad de la educación. Las Prueba Saber muestran que la educación pública no levanta cabeza y recibimos el golpe este año del retroceso en las pruebas internacionales, en Pisa nos fue mal. Además, el programa Generación E no muestra que pueda ser eficiente, cuando se le exige a un joven pobre que pague el 25% de los recursos de una universidad privada, es evidente que no podrá hacerlo y las brechas entre ricos y pobres se incrementan. Hoy se ve con preocupación cómo se pretende imponer el apartheid educativo que se hizo en la educación básica para la educación superior.

Los resultados y la crisis del sector evidencian que para el gobierno la calidad en educación no está en sus prioridades. Hay que replantear las acciones para 2020, cerrar el ciclo de paros, y bloqueos en las instituciones educativas, presentar un plan de calidad, no hacer conejo con los recursos para la educación, que no hayan intentos o reformas para desviarlos a otras actividades.

Le queda a este gobierno antes de terminar de destruir lo construido en las administraciones anteriores, la entrega de los colegios que se han prometido y que frenaron sus avances en 2019. Ahí hay un capital enorme para recuperar credibilidad en el sector. A las entidades regionales depurar el PAE y no despilfarrar recursos en los mismos. Y una apuesta por estrategias de calidad, cierre de brechas sociales y programas bandera de inclusión y acceso a la educación de calidad que permitan que la esperanza vuelva al sector y se crea que es posible un cambio para mejorar.

*Especialista en Educación

(El contenido del artículo es responsabilidad exclusiva del autor)