Caso Merlano, ¿laberinto sin salida? | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Sábado, 1 de Febrero de 2020
Redacción Nacional

Por lo pronto, el asunto ha servido para un nuevo capítulo del tire y afloje verbal entre el presidente Iván Duque y el dictador Nicolás Maduro

 

Tramitar la deportación de un prófugo capturado en un país con el que no se tienen relaciones diplomáticas no parece ser una tarea con mucho futuro.

Tal es el caso de la excongresista Aída Merlano, quien cayó en manos de las autoridades judiciales de Venezuela el lunes pasado, asunto que, además de las dificultades teóricas y prácticas para lograr su solución, tiene un contexto en el que ambos gobiernos buscan sacarle provecho político.

Así lo expresó la semana pasada el editorial de EL NUEVO SIGLO al resaltar que el caso es “una ficha más del tensionante ajedrez geopolítico entre Bogotá y Caracas”, máxime cuando “el régimen chavista, hoy aislado política, económica e institucionalmente por gran parte de la comunidad internacional” tratará “de utilizar el caso Merlano para buscar algún grado de legitimización externa”.

Ya en esa oportunidad se registraban las opciones que se barajaban, como una improbable deportación directa y por vía administrativa, pasando por la posibilidad de que Merlano sea procesada por los delitos que se le imputan en Venezuela (asociación para delinquir, usurpación de identidad y uso de documento falso), con lo que podría quedar en libertad provisional, y llegando a la no descabellada eventualidad de que le concedieran asilo político.

Por lo pronto, el caso Merlano ha servido para un nuevo capítulo del tire y afloje verbal entre los presidentes Iván Duque y Nicolás Maduro.

El viernes, en el lenguaje tragicómico que ya conoce la opinión pública, Maduro ofreció colaboración con la justicia colombiana para interrogar a Merlano, señalando que tiene mucho que decir sobre la corrupción de los políticos de este país.

“Le he pedido al fiscal general, al Tribunal Supremo de Justicia, que se invite a las instituciones colombianas que quieran venir a tomarle declaración a la senadora Aída Merlano”, dijo Maduro en el acto de apertura de las actividades del Poder Judicial.

Rodeado de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maduro extendió la invitación a senadores y medios colombianos, ofreciendo puertas “abiertas para que vengan a Venezuela y ella pueda declarar sus verdades y decir todo lo que sabe, todo lo que le aconteció”.

Como lo publicó este Diario, ya el jueves Duque se refirió a la propuesta de Maduro para restablecer relaciones consulares y tratar el caso de Merlano, manifestando que lo que observa en Venezuela es “una especie de esquizofrenia”, al recordar que fue Maduro quien decidió expulsar a todos los funcionarios consulares, por lo que enfatizó que “no vengan a enredar la pita, que no vengan a tratar de burlarse de las instituciones y de la legalidad” y que lo único que corresponde es que deporten a Merlano “para que se le aplique en Colombia todo el peso de la ley. Es una delincuente y los colombianos esperamos que llegue a nuestro país y que sea juzgada y sancionada, como le corresponde, por los delitos que ha cometido”.

Al ser preguntado por los periodistas sobre la propuesta de Nicolás Maduro de restablecer la relación consular entre los dos países, el Mandatario aseguró que “hoy en día nosotros vemos que hay muy pocas garantías en Venezuela para la prestación de servicios consulares y otros servicios, sencilla y llanamente por la constante violencia que hay, por parte de la dictadura, frente a muchos países que han marcado una línea de rechazo hacia la dictadura”, agregando que “fue el dictador el que nos expulsó y el que rompió las relaciones. Que ahora no venga a presentarse como una palomita. Él sabe perfectamente cómo ha procedido contra Colombia; él sabe que, además, ha auspiciado en su territorio a grupos terroristas colombianos que buscan hacerle daño a nuestro país”.

Dijo que la expulsión del servicio consular es, “a todas luces, un hecho atrabiliario, porque el servicio consular es un servicio para atender a connacionales en Venezuela, para permitirles acceder a servicios del Estado colombiano”.

A esto, Maduro ironizó comentando que todo indicaba que Duque “va a persistir en su fantasía política en creer que en Venezuela manda Juan Guaidó”.

Pero entonces, Maduro dijo algo que suscitado este fin de semana muchos comentarios, tratando de precisar sus alcances: "Si Iván Duque no quiere a Aída Merlano en Colombia, se abre la puerta de Venezuela (...) y aquí sí va a haber verdad y aquí sí va a haber justicia".

Merlano, condenada en septiembre a 15 años de prisión por concierto para delinquir agravado, corrupción al sufragante y tenencia ilegal de armas, fue capturada en Venezuela casi cuatro meses después de haberse fugado durante una consulta médica.

La Fuerza de Acciones Especiales de la Policía Nacional (FAES) ejecutó el arresto de Merlano en Maracaibo, capital del fronterizo estado Zulia.

La excongresista "ingresó en territorio venezolano de forma ilegal en compañía de un ciudadano colombiano indocumentado", agregó en sus redes sociales Miguel Domínguez, director de la FAES.

Merlano protagonizó un escape de película el 1 de octubre, cuando huyó de un centro médico en Bogotá, donde recibía atención odontológica con la supervisión de autoridades carcelarias.

La excongresista de 38 años se descolgó por una ventana a través de una soga roja, cayó de manera aparatosa ante sorprendidos transeúntes y se subió a una motocicleta que la esperaba en la calle.

Todo quedó grabado en una cámara de seguridad y el video se viralizó en redes sociales.

A raíz del escape, el Ministerio de Justicia pidió la renuncia del director general del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), William Ruiz, y la remoción de las autoridades de la cárcel bogotana de mujeres El Buen Pastor, donde estaba recluida Merlano y que otorgó el permiso de salida.

La de Merlano es una de las condenas insignias por compra de votos en Colombia. En el proceso, la Corte Suprema ordenó investigar a 17 personas, entre ellas el senador Arturo Char o el empresario Julio Gerlein.