Desabastecimiento de medicamentos persiste: gremios advierten graves consecuencias | El Nuevo Siglo
Por el deterioro de la atención médica y la escasez de medicamentos, algunas asociaciones de pacientes no descartan adelantar un paro. / Foto Ministerio de Salud
Viernes, 24 de Enero de 2025
Redacción Nacional

La salud en Colombia se ha convertido en una de las principales preocupaciones tanto para los ciudadanos como para diferentes asociaciones y gremios del sector, por cuenta de las múltiples problemáticas en torno a oferta, personal capacitado, pagos, proveedores, acceso y demás temas inherentes a este derecho.

Durante los últimos años, uno de los aspectos más preocupantes y que ha suscitado todo tipo de cuestionamientos al Gobierno nacional, en cabeza del presidente Gustavo Petro, ha sido la escasez o desabastecimiento de medicamentos. 

De hecho, el último informe del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), correspondiente a noviembre de 2024, reveló que el acceso a medicamentos esenciales, como insulinas, tratamientos oncológicos y medicamentos para la hipertensión arterial, enfrenta limitaciones severas para este 2025. 

Ante este panorama, EL NUEVO SIGLO habló con la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo (Afidro), la Asociación Colombiana de Droguistas Detallistas (Asocoldro) y la Federación Colombiana de Enfermedades Raras (Fecoer), sobre la magnitud de la situación.

Ignacio Gaitán, presidente ejecutivo de Afidro, afirmó que la situación del país en relación con el acceso a medicamentos enfrenta retos importantes y se complica aún más por el déficit financiero del sistema de salud. 

“En tal sentido, es importante diferenciar la disponibilidad de medicamentos y la escasez, fenómenos que responden a diversas causas. La baja disponibilidad de algunos medicamentos responde, en algunos casos, a la dificultad de los actores del sistema de entregar oportunamente medicamentos, debido a las deudas acumuladas dentro del sistema. Por otra parte, debemos diferenciar lo anterior de situaciones de desabastecimiento (diferente a escasez), que son la ausencia total y prolongada de un medicamento porque no está en el mercado”, explicó. 

Advirtió además que actualmente, a pesar de los esfuerzos, llamados de atención, solicitudes de la Procuraduría y casos de pacientes impactados, el Invima continúa presentando retrasos significativos y sigue sin solución el déficit financiero, lo que empeorará la escasez y la disponibilidad, según afirmó Gaitán. 

A su turno, Greison Camargo, director jurídico de Asocoldro, puntualizó que el desabastecimiento de medicamentos en Colombia sigue siendo un problema crítico, afectando especialmente a pacientes con enfermedades crónicas y a quienes requieren tratamientos de alto costo. 

“Las principales causas de este fenómeno incluyen la inflación de los costos de producción, la escasez de insumos y la falta de una cadena de distribución eficiente. A esto se le suman la burocracia y la rigidez en los procesos regulatorios, lo que retrasa la llegada de medicamentos al mercado. Además, la concentración de proveedores y la falta de competencia en algunos segmentos del mercado agravan la situación, dejando a muchos colombianos sin acceso a los tratamientos que necesitan”, alertó. 

Es importante recordar que Asocoldro interpuso una acción pública de inconstitucionalidad radicada en abril del año 2024, que tenía por objetivo revivir las distancias mínimas entre droguerías, medida que había sido derogada sin competencia por la Presidencia de la República en el año 2012. 

La Corte Constitucional, a través de la Sentencia C479-2024, al analizar los argumentos, reconoció que esta derogatoria vulnera los derechos fundamentales a la vida, salud y acceso a medicamentos, especialmente para las poblaciones más vulnerables, razones por las que falló a favor de Asocoldro, ordenando restablecer las normas de distancia mínima entre droguerías. 

“Esta decisión, lejos de violentar los derechos de las personas, lo que hizo fue proteger a los usuarios que necesitan de estas droguerías en sectores donde no se tiene el servicio”, sostuvo Camargo. 

¿Qué pasa con los pacientes de enfermedades huérfanas? 

Diego Gil, director ejecutivo de Fecoer, enfatizó que la realidad de la falta de disponibilidad de medicamentos en Colombia es alarmante y evidencia la falta de un monitoreo proactivo y una gestión anticipada desde las autoridades responsables. 

“Aunque la falta de disponibilidad puede responder a múltiples factores, como problemas en la producción, distribución o financiamiento, entre otros, es inaceptable que se reaccione de manera tardía con consecuencias irreparables para los pacientes. Casos como los de Juan Manuel Villamil (11 años), Valentina Reyes (4 años) y Esteban Delgado (25 años), quienes perdieron la vida por la falta de acceso a tratamientos vitales, reflejan el alto costo humano de esta crisis. Estas pérdidas no son solo cifras, sino que son tragedias que pudieron evitarse con una mejor planificación y coordinación entre los actores del sistema”, alertó. 

En este sentido, aseveró que es fundamental implementar un sistema de monitoreo constante que permita anticiparse a estas situaciones. “Esto requiere una sinergia real entre todos los actores: Gobierno, la industria farmacéutica, los gestores, las IPS, las EPS e incluso los pacientes. La coordinación y la comunicación efectiva son claves para identificar riesgos de la falta de disponibilidad y actuar antes de que se materialicen”, afirmó.

Cuellos de botella

El presidente ejecutivo de Afidro indicó que es importante atender la situación tanto desde la capacidad del Invima, como desde la perspectiva financiera. 

“Afidro ha sugerido al Invima la adopción de diversas estrategias que permitan mejorar el panorama de desabastecimiento en el país: comunicar oportunamente y permitir a los médicos, pacientes e instituciones el acceso a la información relacionada con las moléculas desabastecidas y escasas; agilizar los trámites y los procesos de registro de medicamentos; trabajar de la mano de sociedades científicas para buscar alternativas que minimicen el impacto de esta problemática y generen lineamientos hacia los médicos e instituciones prestadoras; y ampliar los criterios de priorización de trámites, no solo a los productos desabastecidos o en riesgo, sino a moléculas en monitorización y otras alertas que provengan de riesgos identificados por los titulares de registro. También es clave la revisión de la UPC y la asignación de Presupuestos Máximos para garantizar que las EPS puedan adquirir los medicamentos necesarios sin comprometer la sostenibilidad financiera. Invito a concentrar la conversación en la construcción de soluciones, más que en el problema”, indicó. 

A su turno, el director jurídico de Asocoldro afirmó que las medidas del Gobierno no han logrado revertir completamente esta crisis, debido a que las soluciones implementadas han sido parciales o mal coordinadas. 

“Aunque se han realizado esfuerzos como la regulación de precios y la implementación de medidas para agilizar la importación de medicamentos, estas acciones no abordan las raíces estructurales del problema, como la ineficiencia en la distribución y la falta de inversión en infraestructura del sector salud. Además, los conflictos entre actores políticos, reguladores y la industria farmacéutica han dificultado la creación de políticas coherentes y sostenibles a largo plazo, lo que sigue perpetuando el desabastecimiento”, puntualizó. 

Por último, el director ejecutivo de Fecoer enfatizó que lo que está sucediendo hoy con pacientes enfrentando interrupciones en sus tratamientos, no puede seguir pasando. 

“Se están generando daños irreparables, particularmente en personas con enfermedades raras cuyas vidas dependen de una continuidad terapéutica. Vale remarcar que el artículo 11 de la Ley Estatutaria de Salud (Ley 1751 de 2015) reconoce las personas con enfermedades raras como sujetos de especial protección por parte del Estado, por lo cual debemos priorizar medidas preventivas y estructurales que garanticen el acceso equitativo a los medicamentos, tecnologías y servicios que protejan sus vidas y garanticen el bienestar de sus familias”, concluyó.