La metodología que está usando la Veeduría Distrital para realizar el índice de Transparencia es insuficiente, señaló el Consejo capitalino al adelantar un debate de control político sobre la gestión del ente supervisor.
Si bien la concejal María Victoria Vargas afirmó que el informe de Transparencia es una herramienta fundamental para disminuir la corrupción de la ciudad y que en un principio ningún funcionario debería molestarse por ser evaluado, los cabildantes coincidieron en que la metodología utilizada por la Veeduría Distrital para calificar una entidad, es insuficiente e ilegítimo.
Por un lado, los concejales María Fernanda Rojas y Emel Rojas señalaron que la Veeduría califica a entidades diferentes, con fines diversos, con una misma batería de indicadores, lo que implica un riesgo a la hora de calificar correctamente las funciones de una entidad, además de no incluir índices como el desarrollo económico, el cambio climático y la participación ciudadana, que se ve reflejada en los debates de control político desarrollados en la Corporación.
Por otro lado, los concejales María Clara Name y Álvaro Acevedo Leguizamón señalaron que uno de los grandes errores encontrados en el informe es que al Concejo de Bogotá se le atribuye el manejo de recursos públicos para celebrar y ejecutar contratos de servicios, bienes y obras, siendo que esta función es realizada exclusivamente por la Secretaría de Hacienda.
De acuerdo con lo expresado por la concejal Lucía Bastidas, es importante reconocer el avance en prevención de la corrupción, pero se debe analizar a fondo cuál es el papel de las veedurías distritales, puesto que afirma que existe duplicidad de funciones entre la Personería, la Contraloría y la Veeduría.
Así mismo, el Concejal Jorge Torres resalta que la Veeduría, siendo la entidad que supervisa el correcto manejo de los recursos públicos, cuenta con un presupuesto menor al de los demás entes de control para realizar sus funciones y que el porcentaje correspondiente es de 0.099% del todo el presupuesto Distrital
No obstante, para los concejales Germán García, Jorge Durán y Marco Fidel Ramírez, el hecho de que el Veedor sea nombrado por el Alcalde Mayor De Bogotá deslegitima su función puesto que se convierte en un cargo político, por lo tanto insistieron en evaluar su impacto en la ciudad y de ser necesario eliminar dicha entidad.
Teniendo en cuenta el daño causado a la Corporación con un informe que según los Cabildantes carece de garantías y produce riesgos de transparencia, los Concejales Luz Marina Gordillo y Armando Gutiérrez le solicitaron al Veedor retractarse ante los medios de comunicación y la comunidad.
De otra parte, el concejal Marco Fidel Ramírez criticó el perverso modelo establecido en el Decreto Ley 1421 de 1993, que faculta al Alcalde para elegir a quien debe desarrollar la función de veedor distrital, porque en la práctica se ha vuelto un “yo te nombro y tú no me vigilas”, una alianza silenciosa que lleva a la pérdida de autonomía, en lugar de realizar un control eficaz de la Administración.
Del mismo modo, el concejal Ramírez Antonio resaltó que la Veeduría, como en el resto del Distrito, privilegia el lujo sobre la austeridad en arriendos, que pasó de gastar $445 millones en 2013, a derrochar en 2018, $1.829 millones; éste es un despilfarro de más del 400%, solo por tener la sede en el edificio Elemento ubicado en exclusiva zona de la Capital, al que los ciudadanos no pueden acceder fácilmente.
En el marco de la discusión, Ramírez dijo, “el veedor no es el canciller de la ciudad, y no hay derecho a que el dinero de los impuestos sea para subvencionar sus viajes fuera del país a Islas Canarias, Madrid, Barcelona, Washington, New York, Montreal, Buenos Aires, Santiago de Chile, entre otros lugares para realizar labores de intercambio de experiencias, conocimiento y establecer relaciones bilaterales, y de pronto conseguir otro premio para el alcalde por lograr un óptimo índice de transparencia. Además, Torres, un hombre tan preparado, debe actuar según su función pública, o renunciar e irse a la Academia”.