De acuerdo con Indepaz, cuatro cuerpos fueron encontrados en la zona rural de Riohacha entre los corregimientos de Perico y El Ebanal en Riohacha, La Guajira. Las víctimas fueron identificadas como alias de ‘José’ y ‘Rotativa’, Kelmer José Iguarán Montaño y José Emilio Epiayu.
Este macabro descubrimiento tuvo lugar el 15 de noviembre, cuando campesinos de la región encontraron los cadáveres que presentaban signos evidentes de tortura y estaban decapitados.
El crimen se habría perpetrado el 14 de octubre por un grupo armado ilegal que opera en la zona, incluyendo organizaciones como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN) y el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), así como otras bandas locales. Las autoridades sugieren que los perpetradores incursionaron en la finca ‘Parmazo’, donde intimidaron a los residentes y secuestraron a las víctimas, llevándolas a un lugar alejado.
Alias ‘Rotativa’ fue presuntamente secuestrado por miembros de las ACSN, quienes lo torturaron antes de asesinarlo. Por su parte, ‘José’ (José Emilio Epiayu) y Kelmer José Iguarán Montaño fueron asesinados en las cercanías de la finca. En un acto adicional de intimidación, se encontraron letras grabadas en la espalda de las víctimas que hacían referencia al grupo armado responsable del ataque.
Este hecho es considerado parte de una serie de enfrentamientos entre bandas criminales, ya que las víctimas estaban señaladas como miembros del Clan del Golfo, uno de los principales rivales de las ACSN.
La situación en La Guajira es compleja, marcada por una intensa lucha por el control territorial entre diferentes grupos armados ilegales. Las ACSN, que emergieron como una continuación de estructuras paramilitares, han sido acusadas de extorsión y tráfico de drogas, lo que ha generado un clima de violencia creciente en la región.
La Defensoría del Pueblo ha emitido la AT 025/23 en la cual señala que en el contexto de la disputa por el control territorial entre actores arma-dos, no se descarta la intervención de estos en el escenario de violencia. Esta situación genera efectos adversos sobre el tejido social y la población, funcionales a las intenciones de fortalecimiento y expansión que persiguen, además de la violencia que se deriva de los procesos de recomposición de las estructuras armadas.