Tras una semana y media de intensas negociaciones, la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC), el Grupo Africano de Negociadores (AGN) y la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS), proponen un camino a la presidencia de la COP29 para resolver definitivamente las discusiones sobre el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado de Financiación y alcanzar los 1,3 billones de dólares necesarios para que los países en desarrollo puedan emprender acciones climáticas y hacer frente a sus efectos adversos.
La propuesta, presentada por más de 80 países vulnerables al cambio climático, se basa en hacer un esfuerzo adicional para pasar de los insuficientes 100.000 millones de dólares acordados en 2009 a 1,3 billones de dólares anuales, fondos que cubrirían las necesidades en las regiones y desarrollarían las acciones necesarias para contrarrestar y adaptarse a los efectos del cambio climático, y hacer frente a las pérdidas y daños, que han agravado sus impactos y el número de afectados en el planeta.
El llamado de los países: construyamos una hoja de ruta para superar la brecha financiera
“Por su parte, los países en desarrollo exigen una mayor voluntad política, reiterando que el Nuevo Objetivo debe entregarse a través de donaciones y financiación altamente concesional para evitar empeorar la crisis de la deuda.
En cuanto a los recursos, enfatizamos que deben ser adicionales, accesibles, asequibles, predecibles, sostenibles, transformadores y tangibles, teniendo en cuenta el alto coste del capital, el limitado espacio fiscal y la deuda insostenible; no podemos permitirnos promesas vacías. Es necesario y posible proporcionar y movilizar financiación real para los países en desarrollo», afirmaron.
Esto permitiría alcanzar el objetivo de 1,3 billones de dólares anuales
Existen estrategias innovadoras para superar el déficit de financiación, entre las que se incluyen medidas fiscales por parte de los países desarrollados, como la reorientación de los subsidios a los combustibles fósiles de los países desarrollados, para recaudar nuevos recursos públicos y reorientar el gasto público actual hasta 1,3 billones de dólares estadounidenses al año. Pedimos trabajar juntos en una hoja de ruta de Bakú a Belem para conseguirlo.