La sostenibilidad hídrica, materia que se ha convertido en una preocupación global a medida que los recursos de agua dulce se vuelven cada vez más escasos debido al cambio climático y al crecimiento demográfico, genera enorme preocupación. ¿Qué papel juegan las empresas para enfrentar esta situación?
Sin ir más lejos, a pesar de que Colombia posee la segunda reserva más grande de agua dulce en América Latina, con 2.132 kilómetros cúbicos provenientes de seis nevados, más de 48.000 humedales y aproximadamente 50 ríos, la disponibilidad de agua potable para consumo humano disminuye y se enfrenta a un alto índice de estrés hídrico, donde se extrae más agua dulce de la que se repone, según datos de Aqueduct Water Risk Atlas de World Resources Institute.
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En este contexto, las empresas colombianas desempeñan un papel crucial en la gestión responsable del agua, tanto en sus operaciones internas como en su cadena de suministro. De esa forma, Cristian Bustos CEO de Beeok y experto en medioambiente y sostenibilidad, señala algunas estrategias que las compañías pueden adoptar para aportar a una sostenibilidad hidráulica:
Medición y monitoreo: Implementar sistemas de medición y monitoreo para entender el actual uso del agua en las operaciones internas y en la cadena de suministro. Esto incluye identificar áreas de alto consumo y establecer objetivos de reducción basados en datos concretos.
Eficiencia en la utilización del agua: Desarrollar e implementar prácticas y tecnologías que disminuyan el consumo de agua en las operaciones. Esto puede incluir la instalación de equipos de bajo gasto, la reutilización del agua tratada en procesos industriales y la optimización de los métodos de irrigación en caso de actividades agrícolas.
Colaboración con proveedores: Promover acciones sostenibles de gestión del agua en la cadena de suministro mediante capacitación, criterios de compra sostenibles y proyectos de conservación hídrica.
Participación externa: Cooperar con ONG, gobiernos locales y asociaciones para incentivar la conservación y gestión sostenible del agua. Esto abarca desde proyectos de reforestación hasta programas de educación ambiental y apoyo a programas de acceso de este recurso en zonas vulnerables.
“Al implementar estas estrategias, las compañías pueden contribuir sustancialmente al cuidado del agua y, al mismo tiempo, mejorar su desempeño ambiental y su reputación como empresas socialmente responsables. Además, integrar la medición de la huella hídrica conforme a la Norma ISO 14046, es clave para las organizaciones que buscan incluir el manejo responsable del agua en sus operaciones”, comentó Bustos.
Por otro lado, es fundamental mencionar que los desechos de sedimento es un factor que se debe tener muy en cuenta dado su impacto negativo en las fuentes hídricas, este contaminante se origina de la industria, la agricultura y escorrentía urbana. En el caso colombiano, información de la Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico del Ministerio de Ambiente, indica que el sistema hídrico transporta anualmente 300 millones de toneladas de sedimentos en suspensión. De estos, el río Magdalena aporta 183 millones, el de Meta 44 millones, Guaviare 28 millones y el Patía 19 millones, toxinas que terminan en el mar.
“Es crucial afrontar el problema de los residuos de sedimento, que provienen de diversas actividades humanas y afectan negativamente las fuentes hídricas. En Colombia, millones de toneladas de sedimentos llegan a los ríos y al mar cada año. Es por esto, que es fundamental que tanto el sector empresarial, como las personas tomen medidas para reducir este impacto, implementando procedimientos más amigables con el ambiente y adoptando tecnologías más limpias. Así mismo, es esencial fomentar la conciencia ambiental y la responsabilidad individual en la gestión correcta de los desechos de sedimento para proteger nuestras fuentes de agua”, puntualizó el CEO de Beeok la scale up desarrolladora de software as a services para ayudar a las compañías a transitar hacia la sostenibilidad en cumplimiento normativo, huella de carbono y otros indicadores ecológicos.