Uno de los cuellos de botella para la funcionalidad de una ciudad región es, precisamente, la dificultad para acompasar los Planes de Desarrollo de las distintas jurisdicciones, más aún cuando se trata de gobernaciones, una ciudad capital y municipios de desarrollo intermedio. Tal es el caso de la región metropolitana Bogotá-Cundinamarca, en donde en estos momentos tanto los concejos de la capital del país y las poblaciones de la Sabana, como la misma administración departamental, están en el proceso de conformar sus respectivas hojas de ruta para el cuatrienio.
EL NUEVO SIGLO habló con varios expertos acerca de este gran reto que tiene la región metropolitana Bogotá-Cundinamarca, sobre todo al ser la primera vez que se conforma esta de forma constitucional y legal, y que Gobernación, Distrito y municipios deben avanzar en el proceso de sus Planes de Desarrollo respectivos, teniendo en cuenta que, sin lesionar su autonomía, deben procurar buscar algún tipo de coordinación con todos sus vecinos y zona central de influencia.
John Cuéllar, experto en políticas públicas de la Universidad Central, sostuvo que Bogotá y los diferentes municipios circunvecinos que integran la región metropolitana cuentan a través de este instrumento jurídico con una figura que, sin duda, les va a permitir resolver de manera conjunta y creando unas sinergias importantes muchos de los problemas y de las dificultades propias de la política pública que enfrentan todas estas entidades territoriales.
“Es una gran oportunidad de poder trabajar de manera mancomunada y poder sumar fuerzas para lograr tener unas capacidades que van más allá de lo que cada uno por separado podría lograr. No olvidemos que hay muchos desafíos en materia de transporte público, de ordenamiento territorial, de creación de una oferta de vivienda adecuada a las necesidades de los habitantes de la Región Metropolitana, la necesidad de generar una dinámica económica que cree empleo, el manejo del agua, de los alimentos y también desde luego las preocupaciones en torno a cómo armonizar el crecimiento económico con los desafíos en materia climática que están afectando al mundo en su conjunto”, afirmó.
En este sentido, explicó que todos estos desafíos se pueden encarar de una manera mucho más eficiente trabajando conjuntamente y no tratando de hacerlo por separado.
“Para que eso se logre es fundamental el manejo político en el sentido de poder construir a través del Consejo Regional una instancia de deliberación en la cual los municipios puedan expresar sus necesidades y que cuando se tomen decisiones, esos planes estratégicos reflejen en la medida de lo posible, los intereses de la gran mayoría de los actores para que se sientan representados y no que, por ejemplo, sientan que sus necesidades tienen que estar supeditadas o subordinadas necesariamente a las de Bogotá por ser este el actor con mayor peso político y económico dentro de esta figura jurídica de la región metropolitana”, puntualizó.
A su turno, Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública y Presupuesto de la Universidad del Rosario, señaló que este es el momento más oportuno para que existan reuniones de la región y de los municipios que conforman la región, así como de la Gobernación de Cundinamarca y la Alcaldía de Bogotá, puesto que se están construyendo los Planes de Desarrollo para los próximos cuatro años.
“Unidos todos bajo una dirección unificada y desde luego con sentido de criterio único, pueden aprovechar la expedición y aprobación de los planes de desarrollo en cada una de las entidades territoriales para que de acuerdo con el Artículo 339 Constitucional cada una de ellas prevea en su Plan de Inversiones para los cuatro años todos los compromisos que vayan de frente con el desarrollo de esta región y de Regiotram. No hay ninguna posibilidad de que exista desborde de competencias ni nada de ello porque se hacen reuniones y acuerdos para inversión de cada uno de los municipios”, afirmó.
Aporte de la academia
Juan Pablo Herrera, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Externado, puntualizó que uno de los grandes derroteros en los siguientes años será justamente esa bitácora que está siendo construida por parte de cada uno de los gobiernos locales.
“Estoy absolutamente convencido de que desde la producción de estudios lo suficientemente claros que establezcan cuáles son los principales desafíos que cada gobierno local pueda tener, seguramente esto podrá redundar en unos Planes de Desarrollo perfectamente acotados y limitados para poder atender a ese enorme reto que ciudad región hoy está demandando. Necesitamos un desarrollo muy importante de infraestructura vial, de medios de transporte que van desde líneas férreas hasta incluso, por qué no decirlo, la recuperación de parte del río Bogotá, que requerirá sin duda una participación activa de cada uno de los gobiernos locales”, señaló.
Por su parte, Alejandro Toca, docente de Administración Pública del Politécnico Grancolombiano, recordó que desde el acto legislativo 02 de 2020, que realiza una reforma constitucional, se creó la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca y se estableció un mecanismo legal para su desarrollo. Allí se habla que la Región Metropolitana comprende 11 municipios: Bogotá, Soacha, Sibaté, Mosquera, Funza, Madrid, Facatativá, Zipaquirá, Cajicá, Chía y Tocancipá.
Allí también se establece que hay un área metropolitana distinta a la Región Metropolitana, de planificación y gestión, que está integrada por 10 municipios en donde no se incluye Bogotá.
“Este sería uno de los pesos fuertes a la hora de tomar decisiones en cuanto a planeación, pero también en cuanto a destinación y apropiación de los presupuestos. Hay que diferenciar área metropolitana de región metropolitana que es lo que ahora se va a poner en marcha y en la ley 21/99 hablaríamos tal vez de la definición de unos objetivos comunes en lo que la ley llama el Plan Estratégico Regional, un plan estratégico que se plantea más o menos a 13 años (2023 -2036) en donde se habla de implementar un sistema integrado de transporte público, mejorar la infraestructura vial y promover la movilidad sostenible, de desarrollo económico, de fortalecer la competitividad regional, promover la innovación y generar empleo”, explicó.
“Esto va a pasar por los diálogos y las negociaciones que se hagan desde las instancias de decisión política y de ejecución de los recursos. Sin embargo, esto sigue siendo permeado por el elemento político que tiene que ver con componendas, con amiguismos, la agenda que cada partido y que cada instancia pueda tener sus propias propuestas, los personajes que allí intervengan y que sean seleccionados o propuestos para dirigir estas instancias dentro de la Región Metropolitana también serán decisivos y tendrán ese tinte político que muchas veces enturbia planes tan ambiciosos y tan beneficiosos como una región metropolitana”, enfatizó.
Finalmente, William Fuentes Lacouture, ingeniero civil y ambiental; MSc PhD, director de Consultorías de la Pontificia Universidad Javeriana, indicó que Bogotá, caracterizada por su alta densidad poblacional y una infraestructura de transporte que deja mucho que desear, se encuentra en una encrucijada por su baja calidad de vida.
“La solución a este dilema urbano radica en una colaboración estrecha y estratégica con la región metropolitana y los municipios de Cundinamarca. Es vital adoptar un enfoque integrado que promueva una redistribución de la población hacia áreas menos congestionadas al norte y el sur, apalancando la infraestructura existente de autopistas y trenes regionales. La meta debe ser lograr tiempos de viaje inferiores a una hora, facilitando así los desplazamientos diarios de aquellos residentes en municipios cercanos que trabajen en Bogotá. Por tanto, resulta imperativo que Bogotá y sus municipios aledaños unan esfuerzos para implementar políticas de vivienda y transporte que beneficien a la región en su conjunto”, concluyó.