"Relaciones consulares deben ser para atender colombianos en Venezuela” | El Nuevo Siglo
Foto Diana Rubiano/ El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Febrero de 2020
Redacción Nacional
Investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario aseguró que vínculos entre los dos países no pueden ser mediados por episodios coyunturales

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La ausencia de relaciones consulares entre Bogotá y Caracas afecta a miles de colombianos en Venezuela y a millones de venezolanos en Colombia, aseguró Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo impacta el caso Merlano la relación entre el presidente de Colombia Iván Duque y el de Venezuela Nicolás Maduro?

RONAL RODRÍGUEZ: Es un episodio más de una larga lista que viene del mismo ascenso de la revolución bolivariana. Desde el tiempo de Hugo Chávez, Colombia ha identificado que Venezuela se ha convertido en un espacio en el cual la delincuencia logra refugiarse y eso, a lo largo de estos 20 años, provocó tensiones en uno u otro momento.

Lo que llama la atención de este caso es que se ve que la corrupción política está de fondo y Aída Merlano significa mucho en cuanto a la lucha contra la corrupción en temas electorales.

ENS: ¿Qué riesgo implica la posibilidad de establecer relaciones consulares con el gobierno de Maduro debido a que esto puede ser una legitimización de la dictadura?

RR: Yo creo que el presidente Duque tiene un discurso político que ha permeado la política exterior colombiana, pero hay que ver que las relaciones consulares van mucho más allá que la postura del Gobierno en una coyuntura específica. Es decir, las relaciones consulares no se toman en función de este evento que se da con Aída Merlano, sino que se deben recomponer en función de los 3,4 millones de ciudadanos colombianos que están en Venezuela que requieren el apoyo del estado colombiano y que son víctimas de la dictadura venezolana.

Vale la pena preguntarse de las ejecuciones extrajudiciales que se han dado en Venezuela –que superan las 13.000 entre 2017 y 2018, y que llegan casi a las 17.000 si uno suma las de 2019–, si entre estas ejecuciones extrajudiciales hay ciudadanos colombianos que fueron ejecutados por la Fuerza de Acción Especial de la Policía Nacional Bolivariana (FAES), que hacen parte del informe de violación de derechos humanos que entregó la alta comisionada de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, y que el Estado colombiano no puede hacer nada ni documentar los casos, porque no tiene presencia consular en territorio venezolano y particularmente nuestros ciudadanos están a la deriva en ese territorio.

 

Dictaduras

 

ENS: ¿Es válido el argumento colombiano de no dialogar con dictaduras?

RR: Este asunto va mucho más allá del gobierno de Iván Duque y el gobierno dictatorial de Nicolás Maduro. Esto va más allá de ellos y lo esperable del Estado colombiano y del presidente Duque es que comience una negociación diplomática con mayúsculas para reconstruir la relación consular y permitir que protejamos a nuestros ciudadanos.

No es solo una postura de no vamos a tener diálogo con una dictadura, porque finalmente el pueblo colombiano dialoga con varias dictaduras y varios regímenes autoritarios. Sin ir más lejos, Colombia mantiene una relación fluida con Turquía, con China y obviamente no es que el señor Recep Erdogán sea un adalid de la democracia y menos el señor Xi Jinping, que el año pasado transformó todo el sistema político chino y ahora tiene más poderes autocráticos que el propio Mao.

Entonces Colombia debe tener mucho cuidado con esas posturas ideológicas que a veces parecen más la instrumentalización de una facción de la oposición venezolana. Hay una razón de Estado que está de fondo en este conflicto los ciudadanos colombianos e incluso los ciudadanos venezolanos que son más de 1.600.000 en nuestro territorio que necesitan y demandan servicios consulares.

Yo espero que la negativa del presidente Duque sea algún tipo de estrategia para estar haciendo una negociación por debajo de la mesa. No obstante, el Gobierno ha sido claro en decir que ni siquiera se adelantan negociaciones secretas. Lo cual es paradójico, porque Estados Unidos sí lo hace.

ENS: ¿Es muy drástica esta estrategia del teléfono roto que adelantan el Gobierno colombiano y el régimen de Maduro?

RR: Es terriblemente drástica y pone en riesgo a los ciudadanos colombianos y a los venezolanos. Particularmente esta estrategia ha permitido el crecimiento de un montón de organizaciones en la zona de frontera que se aprovechan de esa falta de comunicación.

Es decir, lo que no logramos hacer los Estados, sí lo están haciendo las organizaciones criminales, que de lado y lado van creciendo, y aprovechan el flujo migratorio para enriquecerse. Es muy torpe no generar un espacio de diálogo con el régimen.

Sí, es un régimen dictatorial. Sí, es el peor presidente de la historia de Venezuela para Colombia. Sí, es una persona que no se puede confiar y a la que se le debe tener profunda desconfianza a sus decisiones porque un día dice una cosa y al otro una totalmente distinta. Pero ese es el reto de la diplomacia. Se hace entre actores con profundas diferencias y no entre amigos que viven tomando whisky y rascándose la espalda.

ENS: ¿Cuál es el reto diplomático para Colombia?

RR: En este caso Colombia y Venezuela están condenados a vivir juntos, tienen una interdependencia muy fuerte y entre los dos países está uno de los fenómenos migratorios más importantes del mundo, y esto lo que hace es que pone a un montón de gente en riesgo.

Así que la labor del Estado colombiano es generar los espacios, mirar donde puede presionar al Estado venezolano para construir una relación en la cual pueda proteger a los ciudadanos colombianos en ese territorio, para obligar al Gobierno venezolano. Por ejemplo, a darle documentación a los ciudadanos venezolanos en nuestro territorio, porque uno de los riesgos más grandes para la seguridad de Venezuela y de la región es que hay un montón de población sin posibilidad de identificarse plenamente, lo que ha permitido que cosas tan atroces como la trata de personas, la esclavitud y el abuso sexual de niños, niñas y adolescentes, se esté dando en la frontera y esto requiere acciones que están por encima de una posición política.