Marco Antonio Robayo Barbosa, de 64 años, se declaró culpable en un tribunal federal de Estados Unidos de traficar hace cinco años media tonelada de cocaína obtenida de centros de producción controlados por la entonces guerrilla FARC, informaron fuentes judiciales estadounidenses.
El hombre aceptó el delito de "conspiración para distribuir cocaína con el fin de importarla a Estados Unidos" y enfrenta un mínimo obligatorio de diez años de prisión cuando sea sentenciado el 24 de agosto, indicó el Departamento de Justicia en un comunicado.
Según documentos judiciales, Robayo Barbosa participó "personalmente" en la distribución de unos 490 kilogramos de cocaína, que la agencia antidrogas estadounidense DEA incautó en Costa Rica en octubre de 2013 y que el narcotraficante buscaba ingresar de contrabando en Estados Unidos.
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"Las fuentes de suministro de Robayo Barbosa incluían 'laboratorios' de cocaína controlados por miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un grupo designado por Estados Unidos como una Organización Terrorista Extranjera", indicó el texto de la fiscalía.
El caso, radicado en la Corte del Distrito Este de Virginia, fue investigado en el marco de la "Operación Perdición" del Grupo de Trabajo Conjunto de Investigaciones de Drogas Relacionadas al Crimen Organizado (OCDETF), que reúne varias agencias para el combate del narcotráfico.
Robayo Barbosa, también conocido como "Viejo", fue capturado en marzo de 2017 en Cartagena y la solicitud de extradición de Estados Unidos fue aprobada por Colombia en junio pasado.
Colombia, que según la ONU es el principal cultivador mundial de hoja de coca, materia prima de la cocaína, y también el mayor productor de esta droga, vive un conflicto armado que desde los años 1960 ha enfrentado a guerrillas, paramilitares, agentes estatales y narcotraficantes, con saldo de ocho millones de víctimas.
El gobierno de Juan Manuel Santos, que dejará el poder en agosto tras dos mandatos de cuatro años, firmó un histórico acuerdo de paz a finales de 2016 que desarmó y transformó en partido político a la poderosa guerrilla comunista FARC.