Por fallas en el acueducto, varias comunidades afrodescendientes e indígenas se han quedado sin suministro de agua. Ante la situación, los habitantes de la región salieron a las calles a protestar ante la ausencia de soluciones inmediatas.
La situación en Buenaventura es crítica debido a las intensas lluvias que han afectado tanto a la zona rural como urbana, dejando a más de 1.060 habitantes en condiciones de emergencia. La alcaldesa, Ligia del Carmen Córdoba Martínez, ha hecho un llamado urgente al Gobierno Nacional y a la Unidad de Gestión del Riesgo, enfatizando que las están pidiendo ayuda desesperadamente. "El agua se les ha llevado sus casas", expresó la mandataria, subrayando la gravedad de la situación.
Las inundaciones han causado estragos en más de 20 barrios de la ciudad, donde se han reportado daños estructurales significativos y pérdidas de pertenencias personales. La Oficina de Atención y Prevención de Desastres ha estado trabajando en estrecha colaboración con organismos de socorro como los Bomberos y la Cruz Roja para evaluar los daños y coordinar la ayuda necesaria.
Sin embargo, Córdoba destacó que no pueden enviar agua potable a las comunidades afectadas debido a las crecientes del río Escalerete, lo que ha generado conflictos entre los ciudadanos que no comprenden la falta de asistencia.
La alcaldesa se reunirá con la dirección nacional de Gestión del Riesgo para discutir las medidas a tomar antes de que la situación empeore, especialmente con el Fenómeno de La Niña en curso.
Las recientes lluvias en Buenaventura han provocado el desbordamiento de los ríos Calima, San Juan y Dagua, afectando gravemente a diversas comunidades. Entre las zonas más impactadas se encuentran San Isidro, La Colonia y La Esperanza, que han sufrido inundaciones significativas. Además, en la cuenca del bajo San Juan, las comunidades de Aguaclara, Chachajo y Wounaan también se enfrentan a severas consecuencias debido a las crecientes.
El río Dagua ha causado estragos en las comunidades que se extienden desde Cisneros hasta Zaragoza, donde muchas familias han perdido sus hogares y cultivos.