El Ejército de Colombia ha informado este jueves de que ha apartado de sus cargos de manera temporal a diez militares por su relación con las presiones y las agresiones contra la población civil en el municipio rural de Tierralta, en el departamento septentrional de Córdoba.
Así lo ha anunciado el comandante del Ejército, el general Mauricio Ospina, mientras continúan las investigaciones contra una treintena de militares que, ataviados con uniformes de la disuelta guerrilla de las FARC, hostigaron el pasado fin de semana a la comunidad de Bocas de Manso, en el municipio de Tierralta.
“Son diez los militares comprometidos, quienes se alejaron de la política institucional, los postulados del Ejército Nacional, las leyes, la doctrina, las normas y el marco constitucional, según lo que se ha podido identificar”, anunció el alto mando.
El Ejército ha remarcado que rechaza este tipo de hechos, "claramente incorrectos" y que no representan los principios y valores que se enseñan en las escuelas de formación, al mismo tiempo que ha incidido en que se están llevando a cabo las investigaciones oportunas.
El comandante también dio a conocer que las investigaciones disciplinarias dentro de la institución son adelantadas por “el Ejecutivo y Segundo Comandante del Batallón con atribuciones disciplinarias, quien dio inicio al proceso según las facultades que establece la Ley 1862 del 2017 y se corrió traslado a la Justicia Penal Militar y a la Procuraduría General de la Nación quien por poder preferente asumirá la respectiva investigación disciplinaria”.
En las últimas horas, la Fiscalía ha informado de que ha citado a declarar a 33 militares por estos hechos. Se trata de treinta soldados, dos suboficiales y un oficial de la Décima Primera Brigada del Batallón de Infantería 83.
¿Qué ocurrió en el municipio rural de Tierralta?
En la vereda Bocas del Manso Camino, ubicada en el municipio de Tierralta, al sur de Córdoba, se produjo un episodio de violencia, en donde un grupo de uniformados pertenecientes al Ejército Nacional llegó a esta vereda y llevó a cabo una serie de actos indiscriminados que amedrentaron a los habitantes de la zona, incluyendo mujeres con niños, menores de edad y adultos mayores.
La situación llegó a su punto más crítico cuando las víctimas lograron documentar estos eventos en un video de 4 minutos y 14 segundos. En la grabación se puede observar a los uniformados, aparentemente del Batallón de Infantería N. 33 de la Décima Primera Brigada, profiriendo insultos verbales y amenazas de disparar, incluso apuntando sus armas directamente a la cabeza de algunas personas. Según la comunidad, estos individuos se hicieron pasar por disidentes de las Farc.