Áreas metropolitanas, un ejercicio de integración a medio camino | El Nuevo Siglo
Hay muchos proyectos de integración entre ciudades y zonas aledañas, pero siguen estancados./Archivo El Nuevo Siglo
Miércoles, 8 de Noviembre de 2023
Redacción Política

ENTRE LOS modelos asociativos que hay en las regiones que han avanzado en el ordenamiento territorial en Colombia, una de las principales figuras son las áreas metropolitanas, de las cuales hay seis como tal y una de tipo especial, la de más reciente creación, que conformaron Bogotá y Cundinamarca.

A pesar de las grandes posibilidades de integración y desarrollo que esta figura ofrece, faltan más iniciativas, hay temores infundados de los municipios y distritos porque perderían autonomía, barreras por superar del orden legal e, incluso, político.

La Ley 1625 de 2013, la cual establece el Régimen para las Áreas Metropolitanas, indica que son entidades administrativas de derecho público, formadas por un conjunto de dos o más municipios integrados alrededor de un municipio núcleo, vinculados entre sí por dinámicas e interrelaciones territoriales, ambientales, económicas, sociales, demográficas, culturales y tecnológicas que para la programación y coordinación de su desarrollo sustentable, desarrollo humano, ordenamiento territorial y racional prestación de servicios públicos, requieren una administración coordinada.

La Ley 1625 de 2013 derogó la 128 de 1994, que fue la primera norma orgánica de áreas metropolitanas, y le entregó competencias a la figura como autoridad ambiental urbana, autoridad de transporte metropolitano y masivo y el ejercicio de planificación territorial en las jurisdicciones que la integran.

Además, la Ley le garantiza a los entes territoriales recursos para el desarrollo metropolitano, hacer obras para la atención de emergencias y crear bancos inmobiliarios para promover programas de vivienda de interés social, entre otros.

Las seis áreas metropolitanas que existen en el país son la del Valle de Aburrá, con municipio núcleo Medellín; la de Bucaramanga; Barranquilla; Cúcuta; Centro Occidente; y la de Valledupar.

La más reciente es la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca, que se diferencia del área metropolitana porque no contempla la existencia de un municipio núcleo y no privilegia a una entidad territorial por encima de las demás.

 

Los que faltan

La primera área metropolitana que se constituyó en el país fue la del Valle de Aburrá en 1980; en 1981 se conformaron la de Bucaramanga y la de Barranquilla; en 1991 la de Centro Occidente y la de Cúcuta; y en el 2005 la de Valledupar.

Llama la atención que después de la expedición de la Ley 1625 de 2013, que reguló y dio mayores incentivos a las entidades territoriales para vincularse a este esquema, no se ha conformado ninguna otra área metropolitana en el país.

La región metropolitana Bogotá-Cundinamarca se constituyó el año anterior, sin embargo, como se dijo, tiene diferencias con el área metropolitana como tal.

Varias capitales con importancia comercial, industrial y con facilidades de conectividad vial no hacen parte de áreas metropolitanas, como es el caso de Cartagena y Santa Marta, relativamente cercanas, pues están a un poco más de 200 kilómetros.

ENS

También Cartagena está por fuera de este esquema, que podría vincularse al Área Metropolitana de Barranquilla, separadas por un poco más de 100 kilómetros.

En el centro del país si bien opera el Área Metropolitana Centro Occidente, es de alcance limitado porque vincula apenas a Pereira con algunos municipios próximos. De tal forma, se pierde la oportunidad de involucrar a las cercanas Manizales y Armenia, en lo que podría ser el área metropolitana del Eje Cafetero.

Tampoco hacen parte de áreas metropolitanas Ibagué y Neiva, ubicadas en la rica y próspera región del valle del río Magdalena de enorme potencial económico y comercial. Y qué decir de Cali, en donde ni siquiera se ha concretado un esquema de este tipo con municipios cercanos como Yumbo, Palmira y Tuluá.

 

Limitantes por superar

Se identifican varias barreras para que las áreas metropolitanas tengan mayor desarrollo e impacto en el país, una son las fronteras jurisdiccionales.

Para que un municipio haga parte de un área metropolitana debe anexarse a la misma, lo que si bien no le hace perder su autonomía presupuestal y administrativa, sí lo compromete con una serie de responsabilidades en donde entran en juego el plan de desarrollo, los planes de ordenamiento territorial y hacer aportes económicos para el funcionamiento de la misma, entre otros.

Ello hace pensar más de dos veces a distritos y municipios ingresar a este esquema, más si se tiene en cuenta que por el desenvolvimiento de la descentralización administrativa las entidades territoriales son más celosas de su autonomía y de la forma de organizar su territorio y su desarrollo.

Otro tema es el temor que existe en algunos alcaldes y concejos porque a su municipio no le den la suficiente importancia a las iniciativas que presente y sobre la forma de conducir el área metropolitana, y termine siendo la ciudad capital la que imponga sus criterios.

Incluso hay casos de alcaldes interesados en vincular a su municipio a un área metropolitana, pero choca su intención con algunos concejos que no permiten avanzar por temores como que, supuestamente, pueden ser más las desventajas que los resultados.

La propia legislación termina siendo una limitante porque para que las entidades territoriales parte concreten la realización de proyectos en transporte intermunicipal, vivienda, amoblamiento urbano, redes de servicios públicos, ambiente, entre varios, hay una serie de trámites y barreras legales que impiden que esos temas se puedan gestionar de manera ágil.

 

¿Qué dicen los alcaldes electos?

El alcalde electo de la capital de la República, Carlos Fernando Galán, en su programa de gobierno contempla el “reto de sacar adelante la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca como espacio de trabajo conjunto con los municipios que harán parte de la misma. Avanzaremos en la definición de los hechos metropolitanos, entre ellos, la recuperación y protección de cuencas, particularmente, la cuenca del Río Bogotá”.

En tanto que el alcalde electo de Medellín, Federico Gutiérrez, observa en su programa de gobierno retos para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, como mejorar la movilidad deteriorada por la congestión. Contempla entre otros un tren de cercanías.