SE ABRIÓ un debate de alto calado en torno a la posibilidad de que el Banco de la República siga bajando sus tasas de interés de referencia, sobre todo ahora que se conoce que la inflación en Colombia al cierre de 2023 fue de 9,28%.
Como se sabe, el Emisor, a mediados de diciembre, bajó en 25 puntos básicos sus tasas, pasándolas de 13,25% a 13%. Sin embargo, esa decisión no fue unánime: 5-2.
“La inflación en noviembre se ubicó en 10,15%, completando ocho meses de descensos consecutivos. La disminución de la inflación anual de alimentos desde 10,36% en octubre a 8,25% en noviembre contribuyó de manera sustancial a la moderación de la inflación total”, señaló el Emisor en su momento.
Sin embargo, advirtió que esa menor inflación de los alimentos amortiguó “parcialmente la mayor inflación del rubro de regulados, que alcanzó 16,9% anual en noviembre, debido a los incrementos en los precios de los combustibles y la energía”.
El Banco también señaló que las expectativas de inflación tenían “comportamientos mixtos”. La encuesta mensual a los analistas económicos mostró que sus pronósticos para fin de 2024 aumentaron de 5,2% a 5,7% entre noviembre y diciembre, pero sus expectativas de inflación a 2 y 5 años permanecieron estables y se ubican en 3,8% y 3%.
En su análisis también llamó la atención en torno a la desaceleración económica en el tercer trimestre (-0,3%), la evolución lenta de muchos sectores productivos y que el Índice de Seguimiento de la Economía (ISE) presentó una variación anual negativa a octubre (-0,4%). De hecho, el Banco revisó a la baja su pronóstico de crecimiento para 2023 del 1,2% al 1%.
Frente a todo lo anterior, los miembros de la Junta defendieron la política de mantener altas las tasas de interés en los últimos meses para hacer frente al pico inflacionario: “La postura contractiva de la política monetaria ha contribuido a disminuir los desequilibrios macroeconómicos acumulados en los años recientes. La moderación de la demanda interna a niveles compatibles con la capacidad productiva ha ayudado a crear las condiciones para lograr una inflación decreciente y una posición externa más sostenible. Para consolidar estos avances los directores subrayaron la necesidad de que la política monetaria continúe enfocada en asegurar la convergencia de la inflación hacia la meta y el logro de niveles sostenibles del producto”.
Riesgos y realidades
Entre los riesgos cercanos que el Banco advirtió en el panorama de la evolución del costo de vida puso como primer elemento la incertidumbre sobre el aumento del salario mínimo para 2024, en una economía tan altamente indexada como la colombiana.
Al final, como se sabe, el Gobierno decretó un 12%, lo que significa que el sueldo básico se incrementó en más de 2,7% por encima de la inflación causada en 2023, lo que para algunos expertos y centros de estudios económicos puede tener un efecto adverso sobre la baja en el costo de vida, al jalonar alzas exageradas en productos, bienes y servicios. Pese a ello, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha descartado que el reajuste autorizado vaya a tener un coletazo inflacionario y, por el contrario, apuesta a que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerrará este año cerca al 5%.
La otra preocupación del Emisor se refiere al impacto del fenómeno climático de ‘El Niño’ y sus efectos sobre los precios de los alimentos y la energía. Tanto los gremios del agro como los de generadores y distribuidores de energía han prendido las alertas sobre encarecimientos de productos y tarifas de los servicios públicos en el arranque del 2024.
De hecho, el miércoles la Asociación Colombiana de Grandes Consumidores de Energía Industriales y Comerciales (Asoenergía), advirtió el riesgo de un “aumento de alrededor de 30% en el costo de energía para usuarios en el país por la Resolución de la Comisión de Regulación de Energía y Gas que traslada costo de intervención a la demanda”.
En cuanto al precio del Diésel y la eliminación gradual del subsidio, ayer el propio ministro Bonilla indicó que las alzas en este combustible comenzarán cuando se llegue a un acuerdo con el sector transportador. Sin embargo, esos reajustes en el precio no se pueden dilatar mucho en 2024, ya que el billonario déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles se podría disparar de nuevo. No hay que olvidar que cayó sustancialmente por el aumento sostenido en el precio de la gasolina en el último año, hasta igualarlo −con el alza de este mes− a valores internacionales.
También está por verse cómo arranque la inflación este año, sobre todo por el impacto de las alzas tradicionales de enero y el efecto del aumento del impuesto a los alimentos ultraprocesados.
Incluso los dos miembros de la Junta que votaron en diciembre por mantener inalterada la tasa de interés advirtieron sobre el impacto que podría tener “un incremento exagerado del salario mínimo” y recalcaron que, si bien “la inflación ha venido disminuyendo, su ritmo reducción ha sido muy lento, lo cual revela una merma en la credibilidad en la política monetaria, que podría verse comprometida con una reducción prematura de la tasa de interés. Advirtieron, además, su preocupación respecto al plan fiscal para los próximos años y al compromiso del Gobierno con la actual regla fiscal”.
Precaución
Mientras que el presidente Petro y el ministro Bonilla coinciden en que la inflación final de 2023 da pie a nuevas rebajas en las tasas de interés del Emisor, lo que daría liquidez a la economía, abarataría el crédito e impulsaría el consumo e inversión, entre exministros y analistas hay posturas encontradas.
“La cifra de inflación para 2023 (9,28%) es buena. No tanto por su valor absoluto, que todavía es alto, sino porque continúa una senda descendente que se ha registrado en los últimos meses. Este resultado debe darle tranquilidad al Banco de la República para continuar bajando gradualmente las tasas de interés”, trinó el exministro Juan Camilo Restrepo.
A su turno, el director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, indicó que es una buena noticia el dato de inflación por ser “muy inferior a las expectativas. La inflación sin alimentos ni regulados también continuó cayendo, lo que le dará espacio al Banco para continuar reduciendo su tasa en este año”.
El exdirector del DANE y concejal de Bogotá, Juan Daniel Oviedo, al analizar lo afirmado por Petro, señaló que “… es una gran noticia la disminución del ritmo de crecimiento de los precios que pagamos los consumidores en el país”, pero advirtió que “¡sí, el costo de vida sigue creciendo a tasas fuera de lo normal!, aunque a una menor velocidad que en 2022”.
“… Por otra parte, cuando analizamos la inflación de los servicios (que pesan 2/3 partes del gasto de los hogares), vemos que sus precios siguen creciendo a tasas que aún no corrigen al ritmo que lo hace la inflación total”, agregó.
Puntualizó el exdirector del DANE que “finalmente, en este escenario de indexación, fortalecido por el incremento del salario mínimo 2024 casi 3 puntos porcentuales por encima de la inflación, el camino para evitar que más personas caigan en la pobreza es el empleo”.
En ese tono de cautela también se ubicó el exministro Rudolf Hommes, quien señaló que “muy bien que ya vamos en un dígito, pero queda mucho por recorrer para quedar tranquilos. Todavía no es hora de cantar victoria. Hay que seguir reduciendo la inflación”.
Para otro extitular de Hacienda, como José Manuel Restrepo, ese 9,28% es “buen dato, en especial por el comportamiento en alimentos. Muy bien también que el resultado es mejor para los más vulnerables. Permitiría soñar con un cierre al 2024 muy cerca de la meta del Banco”.
“Demuestra el valor del papel ejercido por la junta del Banco de la República y la importancia de su autonomía en las decisiones. Seguramente habrá espacio a bajar tasas de interés, con la prudencia de anticipar el efecto en primeros meses del 2024 de la indexación que genera el aumento de salario mínimo, nuevos impuestos en ultra procesados, peajes y otros servicios regulados”, precisó.
Como se ve, si bien todos los sectores consideran que hay espacio para que el Banco siga bajando sus tasas, hay elementos macro y micro que deben tenerse en cuenta. Por ahora, todo depende de cómo arranque el 2024.