Cuando se esperaba que esta semana el panorama para el polémico proyecto de reforma a la salud que impulsa el Gobierno se empezara a despejar, ocurrió todo lo contrario. No solo arreció la postura crítica de los partidos independientes y de oposición, sino que incluso dentro de la propia coalición de centroizquierda se generó casi un cisma alrededor del nivel de apoyo que debe darse a la iniciativa.
El "tinto" Petro-Uribe
Una de las reuniones más esperadas, la del presidente Gustavo Petro y el exmandatario Álvaro Uribe, se llevó a cabo la tarde del miércoles 22 de noviembre.
El encuentro fue propicio para discutir las diferencias entre el petrismo y la oposición en torno a la reforma a la salud, la cual permanece trabada en la plenaria de la Cámara de Representantes pese a los intentos de la bancada de gobierno para salvarla en su segunda discusión.
Este acercamiento se hizo efectivo tras una petición que hizo el jefe de la Casa de Nariño al líder natural del Centro Democrático para tomarse un "tinto" mientras discutían sus puntos de vista en torno al proyecto, invitación que Uribe aceptó.
Pero la reunión terminó sin acuerdos, ya que ambas fuerzas políticas mantuvieron firmes sus posiciones acerca del sistema de salud. Por un lado, el Ejecutivo seguirá el trámite de su controvertida reforma, mientras que el uribismo ha sido enfático al asegurar que la propuesta es inconveniente, por lo que debe ser retirada.
"No hubo acuerdo, insistimos en que la reforma no es necesaria y para lo que quiere implementar el Gobierno no es necesaria una reforma y en eso nos vamos a seguir manteniendo", manifestó el senador Carlos Meisel, del Centro Democrático, al término de la reunión, donde, según sus declaraciones, habrían recibido una respuesta negativa ante las propuestas del uribismo de sacar la reforma del Congreso.
Paloma Valencia, también senadora del partido opositor, manifestó en entrevista reciente con EL NUEVO SIGLO que irían a la reunión con muy bajas expectativas.
Al respecto, dijo que "el uribismo no va a cambiar su posición de defender al sistema por ir a decirle sus verdades en la cara al señor presidente".
Sobre el tema, el representante Alfredo Mondragón, del Pacto Histórico, destacó que la reunión fue el escenario perfecto para que las partes pusieran sobre la mesa sus argumentos.
"Hay diferencia en la concepción de cuál es el camino. El expresidente Uribe plantea mantener un esquema de aseguramiento en privados. A nosotros nos preocupa que el aseguramiento siga concebido como hoy, que los recursos los manejen privados que hoy acumulan deudas de más de 23 billones de pesos, y que las que ya están liquidadas dejan deudas de más de 7 billones", destacó.
Después del encuentro, unas declaraciones del ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, desataron una ola de indignación, tensión y polémica, sobre todo con miembros del partido Alianza Verde, quienes le exigieron al funcionario que se retractara.
Es que el titular de la cartera de Salud cuestionó a algunos representantes verdes de oponerse a las reformas, cuando miembros de su organización política ocupan puestos importantes en el Gobierno, como en el Sena y el Icetex.
"Uno tiene que asumir una posición clara: o se está con el Gobierno o se está en oposición (...) No se puede tener representación importante a través del Sena o el Icetex y hacer oposición… Este presidente es muy generoso, porque les permite a quienes están disfrutando del Gobierno hacer toda la oposición. Si fuera otro, ya no hubiera quedado ni uno", dijo.
Las palabras de Jaramillo generaron la reacción inmediata de la coalición, a través de una dura carta firmada por sus tres presidentes: Antonio Navarro Wolff, Rodrigo Romero y Carlos Amaya.
"Se equivoca el ministro Jaramillo si cree que la participación en el Gobierno es moneda de cambio por votos en el Congreso. No aceptamos su imposición ni la de nadie", indicaron en la misiva.
Dichas declaraciones también se hicieron sentir en el Congreso. Molestos, los representantes verdes se retiraron de la sesión en plenaria de la Cámara, rompiendo el quórum y evitando una vez más el avance de la iniciativa.
Tras el incidente, congresistas como Catherine Juvinao, Katherine Miranda y Cristian Avendaño, que ya de por sí venían haciendo duras críticas al Ejecutivo, han manifestado su decisión de salir de las filas petristas.
Mientras que el senador Ariel Ávila dijo que más de la mitad del partido desea pasar a la independencia.
"El partido Verde está en una profunda crisis que se traduce en dos cosas: por un lado, las voces que piden independencia del Gobierno hace seis meses eran solo el 20 %, hoy podemos estar entre el 40 % y el 50 %, entonces esas voces se han incrementado".
El descontento
Otro acontecimiento que contribuyó a enturbiar el panorama en torno a la reforma a la salud fue el descontento que manifestaron algunos partidos y congresistas al no ser tomados en cuenta por el presidente Petro para la reunión a la cual solo fue invitado el Centro Democrático.
Sobre el tema, la representante del Nuevo Liberalismo, Julia Miranda, cuestionó que los ministros de Haciendo, Salud e Interior no hayan tomado en cuenta sus peticiones para la reforma a la salud.
"Hemos hecho esfuerzos para entender la reforma a la salud, en hacer propuestas para mejorarla y hay muchos puntos que nos preocupan seriamente. El presidente abrió la posibilidad de hacer un diálogo directo y nos sorprendió mucho que fuera solamente con un partido político", destacó, haciendo una clara referencia a la invitación que solo enviaron al exmandatario Álvaro Uribe para tales fines.
También aseguró que "nosotros tenemos toda la disposición de conversar, de dialogar y llegar a consensos frente a temas muy puntuales: nos preocupa enormemente el tema financiero, que esté realmente financiada la reforma a la salud, se ve un posible desbordamiento del gasto por falta de controles concretos previos a las cuentas. Otra preocupación grave es que el paciente no tiene un solo responsable para que lo lleve y lo guíe a través de todo el sistema de salud. A varios artículos hemos presentado propuestas que se nos han negado y que nos es muy difícil debatir artículo por artículo".
Sobre este tema, la congresista Carolina Giraldo, de Alianza Verde, también manifestó su descontento ante la decisión de dejar fuera del encuentro a muchos sectores que necesitaban concertar la reforma.
"Nosotros decimos 'bueno que sean ojalá muchísimos tintos', no fue él quien nos invitó, habríamos querido que fuera así, pero estamos dispuestos a tener la conversación, porque el país necesita una reforma a la salud, qué bueno tener una convergencia en donde podamos llegar a una conciliación y eso es lo que más está necesitando este país", apuntó, recordando también que muchos congresistas verdes ya no se consideran parte de la coalición petrista.
Además, los constantes aplazamientos de las discusiones de esta reforma constituyen otro inconveniente. El 1° de noviembre fue el representante del Pacto Histórico y ponente de la iniciativa, Alfredo Mondragón, quien solicitó el aplazamiento. Por supuesto que la plenaria acogió tal aplazamiento, dejando el debate para una nueva sesión.
En un nuevo intento por frenar su avance a pesar de que poco más de la mitad del texto ha sido aprobado, el 14 de noviembre, una vez más, el debate fue suspendido por falta de cuórum.
La última suspensión ocurrió el jueves pues, como ya se dijo, el partido Verde abandonó la sesión, en desacuerdo con unas declaraciones del ministro de Salud.
Antes, congresistas del Partido Conservador, Cambio Radical y Centro Democrático habían abandonado el recinto. Ante este panorama, el presidente de la corporación, Andrés Calle, se vio en la obligación de levantar sesión y pautar un nuevo acto para mañana a las 2:00 de la tarde.
Complejo panorama
Visto todo lo anterior, lo que queda claro es que el panorama para la iniciativa será muy complicado esta semana. De entrada, hoy, antes de que se reanude la discusión en plenaria de la Cámara, la bancada de la Alianza Verde está pensando en realizar una reunión con el fin de definir exactamente qué puntos van a votar y cuáles no.
Pero también volverán a decirle al Gobierno que van a apoyar lo que consideran conveniente y negar lo que es contraproducente para el país, sin importar que tengan o no participación en el Ejecutivo.
A su turno, durante el fin de semana, voceros de los partidos Conservador, Liberal y Centro Democrático insistieron en que se van a oponer con toda su fuerza política al proyecto, a menos que el Gobierno acepte concertar los puntos más importantes.
La estrategia de seguir rompiendo el cuórum para evitar que avance la discusión seguirá aplicándose, pues es avalada por la jurisprudencia constitucional como un mecanismo normal de oposición política.
Como se ve, el escenario para el proyecto de la reforma está muy complicado, porque no solo no cuenta con consenso político, sino que ya tiene el calendario encima, debido a que quedan escasas tres semanas de sesiones ordinarias en el Congreso.
Incluso, hay algunos parlamentarios que sostienen que, si no se logra destrabar la iniciativa, sería mejor dejarla a un lado para que se pueda discutir el próximo año. De esa manera, no se incluiría en el orden del día y se podrían evacuar una serie de proyectos de ley y actos legislativos que se encuentran frenados, ya que la discusión de la reforma a la salud no ha podido avanzar.