Gobierno insistirá en convocar una asamblea constituyente pero por vía de la Carta del 91 | El Nuevo Siglo
ÁNGELA MARÍA Buitriago, ministra de Justicia; y Juan Fernando Cristo, ministro de Interior / Foto: Presidencia
Miércoles, 3 de Julio de 2024
Redacción Web

EL GOBIERNO Petro anunció que buscará tramitar una convocatoria de una asamblea nacional constituyente mediante un acuerdo nacional y bajo las reglas que establece la actual Constitución de 1991.

El nuevo ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, sostuvo sobre el tema que este proyecto, propuesto inicialmente por el presidente Gustavo Petro, será conducido bajo los parámetros constitucionales vigentes desde 1991, buscando un consenso amplio que trascienda las diferencias partidistas y sectoriales.

Cristo, quien asume nuevamente este cargo tras su gestión en el gobierno de Juan Manuel Santos, enfatizó que este proceso no culminará durante la actual administración. Más bien, se establecerán las bases para una posible convocatoria constituyente en el próximo mandato presidencial.

El funcionario también subrayó la importancia de este diálogo inclusivo, que abarcará a todos los sectores del país, incluyendo políticos, económicos, sociales, sindicatos y empresarios.

También enfatizó que, aunque el proceso podría extenderse más allá del actual gobierno, es fundamental sentar las bases ahora para una posible implementación en el próximo periodo presidencial. "Sería un proceso que comienza ahora y que si llegamos a un acuerdo político nacional se elegiría en el próximo gobierno, no en este gobierno", afirmó.

Horas antes, la nueva ministra de Justicia, Ángela María Buitriago, también se pronunció sobre este aspecto. Dijo recientemente que la Carta Magna ofrece los mecanismos para realizar los cambios que sean necesarios.

"El tema de la Asamblea Constituyente yo creo que ya está resuelto por la misma Constitución. Esperaré a ver si hablando con él (el presidente) entiendo el elemento y pues después les contaré", destacó la alta funcionaria, aún no posesionada en el cargo que deja Néstor Osuna.

De esta manera, la nueva ministra considera como inviable que este tipo de propuestas puedan ser convocadas por medio del Acuerdo de Paz de 2016, tal y como lo habían planeado el excanciller Álvaro Leyva y el exfiscal Eduardo Montealegre, desde un principio.

“Yo creo (que esas afirmaciones) no son acordes con la Constitución. Así que yo no comparto esa posición. Pero sobre esos supuestos es claro que la Constitución tiene previamente planteado cómo se hace una modificación a la asamblea constituyente”, destacó.

Frente a ello hubo una serie de reacciones políticas, las mayorías en contra por considerar que la propuesta generará un clima de inestabilidad en el país, además de afirmar que lo que busca el presidente Gustavo Petro es perpetuarse en el poder.

El mismo mandatario ayer fue quien asomó nuevamente la idea de utilizar el poder constituyente. Lo hizo a través de un trino en el que dio la bienvenida a Cristo a su gabinete. “Le damos la bienvenida a Juan Fernando Cristo como ministro del Interior quien tendrá las funciones de adelantar las reformas sociales en el Congreso, articular el cumplimiento del acuerdo de paz firmado y además hacer los puentes sociales y políticos para el acuerdo nacional que promueva los cambios normativos y use el poder constituyente”.

Tan pronto como se confirmó la designación de Cristo en Mininterior se trajeron a colación algunos viejos trinos de él, en los que afirmaba que la constituyente era inviable.

“Repitan conmigo: La constituyente es inviable, la reelección es imposible. Lo que sí resulta patético es ver la indignación de quienes hace 20 años aplaudieron y celebraron que Uribe se pasara por la faja la Constitución para reelegirse. Antes fue un desastre saltarse la Constitución. Ahora también lo es”, destacó.

Como se sabe, la convocatoria de una constituyente había sido considerada tanto por el presidente Gustavo Petro como por el excanciller Álvaro Leyva.

Esta tesis generó muchas reacciones, afirmando que lo que se pretendía era una ruptura institucional para perpetuarse en el poder.