Movidas de la centroderecha en pulso por Casa de Nariño | El Nuevo Siglo
Pese a la negativa de varios integrantes de Equipo por Colombia, como Char, al ingreso de Zuluaga, otros, como Barguil y Gutiérrez, estarían de acuerdo con recibirlo.
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Jueves, 13 de Enero de 2022
Redacción Política

La negativa de tres de los seis precandidatos presidenciales de la coalición Equipo por Colombia al ingreso a este bloque del aspirante del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, plantea varios retos para la centroderecha de cara a su intención de pasar a la segunda vuelta en la contienda por la Casa de Nariño.

Como se sabe, los precandidatos Alejandro Char, Juan Carlos Echeverry y Dilian Francisca Toro no consideran conveniente por el momento que el aspirante uribista entre a la coalición, en tanto que el conservador David Barguil y el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez ven con buenos ojos esa alianza. La incógnita continúa siendo el exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, por cuanto no se ha manifestado ni a favor ni en contra de ese ingreso.

De hecho, ayer Zuluaga expidió un comunicado e insiste en que es necesario que los sectores que defienden la democracia se unan, pero advirtió, en referencia tácita a los peros de Equipo por Colombia, que “los argumentos y valoraciones esbozados en mensajes recientes no tienen asidero”, y que su campaña continúa “inquebrantable y de la mano de mi partido”.

En ese orden de ideas, el panorama para la centroderecha de cara a las consultas interpartidistas para escoger candidatos únicos de las coaliciones el próximo 13 de marzo, así como para la primera vuelta presidencial del 29 de mayo, plantea varios escenarios, que determinará la suerte de esta corriente política en pos de la sucesión de Iván Duque, y sus posibilidades de imponerse al muy seguro candidato de la izquierda, Gustavo Petro, y el también bastante probable aspirante de la centroizquierda, Sergio Fajardo. Si bien estos dos últimos deben ganar sus respectivas consultas, ello se da como un hecho, dados sus antecedentes electorales en 2018 y su posición en las últimas encuestas.

EL NUEVO SIGLO presenta a continuación un panorama de los distintos escenarios que tiene la centroderecha, con sus respectivos pros y contras:

1. Consolidar alianza antes del 13 de marzo

Si bien es cierto que, por ahora, se ve complicado el aterrizaje de Zuluaga en Equipo por Colombia, no necesariamente hay un portazo definitivo a esa opción ya que todavía faltan dos meses para la votación de las consultas interpartidistas y hay tiempo suficiente para allanar la posibilidad de un acuerdo que permita una sola coalición de centroderecha. Es claro que, según varios analistas, se requiere pragmatismo político y electoral, sobre todo, por el desempeño de Petro y Fajardo en la primera vuelta del 2018, cuando el primero sumó 4,8 millones de votos y el segundo 4,6 millones. Para nadie es un secreto que el Centro Democrático es el partido con la mayor bancada en el Senado, con 2,5 millones de votos hace cuatro años, a lo que se suma que es la principal colectividad de la coalición del Gobierno duquista, lo que le ha permitido acceder a cuotas de poder a nivel nacional, regional y local.

Se trata, sin duda, de un capital político que no se puede desestimar, más aun por parte de una coalición como la de Equipo por Colombia, que si bien tiene a bordo dos partidos como el Conservador y La U, además de capitales políticos interesantes como los de Char, Peñalosa y Gutiérrez, continúan siendo toda una incógnita de cara a su capacidad de sumar votos el 13 de marzo, en donde competirán con Petro y Fajardo. Lo peor que le podría pasar a esta coalición es que esos dos aspirantes le saquen una ventaja sustancial en las urnas.

En ese orden de ideas, llegar divididos a las consultas interpartidistas es un riesgo muy alto para los aspirantes de centroderecha, más aun teniendo en cuenta que un candidato offsider como el exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández, quien se ubica segundo y tercero en varias encuestas, sigue ganando terreno y es evidente que sus partidarios en su mayoría no son de izquierda ni de centro, es decir, que no le quita votos a Petro o Fajardo sino más a los sectores de centroderecha y derecha.


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2. Proyectar alianza solo hasta la primera vuelta

Un segundo escenario que se podría configurar entre Zuluaga y la coalición Equipo por Colombia iría en la dirección de que se mantengan divididos de cara a las consultas interpartidistas del 13 de marzo y solo después de esta fecha, de acuerdo con el mapa político resultante, evalúen la posibilidad de unirse de cara a la primera vuelta del 29 de mayo.

Esta opción tiene su lógica en el sentido de que la coalición de exalcaldes y exgobernadores no quiere por el momento presentarse como una aliada del uribismo, no solo porque el país parece querer dejar atrás la polarización Centro Democrático–Petrismo, sino porque es innegable que nombres como el de Gutiérrez están por encima en las encuestas del mismo Zuluaga, pese a que este ya lleva más de mes y medio como candidato único de su partido. En este caso, entonces, a Equipo por Colombia no le convendría una alianza con el uribismo antes de las consultas sino después de estas, una vez se sepa exactamente cuántos votos lograron sumar y cómo quedó el bloque frente a Fajardo y Petro. De allí, por ejemplo, que ayer se concretara el ingreso a la coalición del Partido MIRA, de origen cristiano, que tiene mucho menor potencial electoral que el uribismo, pero es menos polarizante.

El uribismo, a su turno, es consciente de que solo tiene muy pocas posibilidades de pasar a segunda vuelta el 29 de mayo y requiere entrar a la coalición de centroderecha, teniendo como su principal carta de presentación que es el principal partido de Gobierno, que tiene como motor electoral al expresidente Uribe, que es el partido más votado al Senado en 2014 y 2018, y que tiene una estructura de poder y burocracia nacional, departamental y regional muy fuerte, lo que puede marcar la diferencia a la hora de medir potenciales electorales probados para pasar a la segunda vuelta.

En ese orden de ideas, es posible que tanto Zuluaga como Equipo por Colombia consideren que por ahora no es imperativa la alianza pero que sí lo será después de las elecciones del 13 de marzo, cuando el mapa político ya no se basará en hipótesis y especulaciones sino en lo que realmente cada bloque y cada partido haya podido sumar en las parlamentarias y las consultas. Es decir, entonces, que las alianzas se sustentarán en el realismo político y allí el escenario cambiará de manera sustancial, porque imperará la calculadora electoral.

3. Irse por aparte hacia la primera vuelta

Esta alternativa que hoy parece lejana y que para algunos analistas podría implicar una especie de suicidio político, tanto para Zuluaga como para la coalición Equipo por Colombia, no resulta tan ilógica si se tienen en cuenta tres circunstancias. En primer lugar, que si bien hoy el escenario político electoral no se evidencia muy polarizado entre continuismo y no continuismo gubernamental, con el paso de las semanas y tras el resultado del 13 de marzo, es muy posible que la opinión pública empiece a dividirse ya no entre cuatro o cinco bloques como ocurre hoy, sino entre tres o incluso dos, tal como pasó en 2018.

No se puede dejar de lado, como segundo elemento, que las encuestas que ponen a Petro, Fajardo, Gutiérrez o Hernández en el pelotón de punteros, también coinciden en que hay un alto porcentaje de consultados que todavía se muestran indecisos o que optarían por el voto en blanco. Esto significa, al tenor de varios analistas, que hay una franja mayoritaria de ciudadanos que todavía no ha tomado partido en la contienda presidencial y que solo lo haría muy cerca de la primera vuelta, bajo la tesis de que esta será la cita a las urnas verdaderamente determinante para empezar a definir quién será el sucesor de Iván Duque.

Y, en tercer lugar, resulta evidente que tanto Zuluaga como los nombres más importantes de la coalición Equipo por Colombia no están compitiendo para ser fórmulas vicepresidenciales, sino que, por el contrario, quieren ser los titulares de la Casa de Nariño a partir de agosto del 2022. Esto implica, entonces, que la posibilidad de que alguno de ellos sacrifique sus opciones y dé un paso al costado para que el otro asuma las banderas del bloque de centroderecha termina siendo muy complicada. Zuluaga, por ejemplo, que en 2014 sacó siete millones de votos, no se contentaría con ser el segundo a bordo e igual ocurriría con varios de los exalcaldes y exgobernadores que lo han superado constantemente en las encuestas de los últimos meses.