La coordinación entre las autoridades civiles y la Fuerza Pública es el eje fundamental para que las estrategias de seguridad ciudadana y combate a los factores de delincuencia común y organizada sean eficaces. Si bien hay alerta en la capital del país por el reciente pico de homicidios, en otros delitos de alto impacto la disminución es sustancial. En ese marco, resulta positivo que el alcalde de Bogotá esté liderando los operativos que se realizan noche tras noche en las zonas en donde persisten altos índices de criminalidad y victimización ciudadana. La alcaldía distrital ha reforzado el equipamiento de la Policía así como avanza en la puesta en servicio de la red de cámaras de vigilancia y otras medidas para mejorar los estándares de seguridad y tranquilidad. Es necesario que desde el Ministerio de Defensa se cumplan los cronogramas para el aumento del pie de fuerza policial en la ciudad. Resulta ilógico que Bogotá, con base en el índice de número de uniformados por cada 100 mil habitantes, registre una deficiencia tan crítica en este aspecto.