Si hay un sector agroindustrial en Colombia al que la palabra resiliencia le ajusta cien por ciento es el del café. Por décadas el cultivo del grano, del cual dependen más de medio millón de familias en 603 municipios, ha afrontado múltiples crisis y retos, siempre saliendo adelante.
El 2024 es prueba de la fortaleza. Por un lado, porque, según Germán Bahamón, presidente de la Federación Nacional, las cifras de producción son muy positivas. Por ejemplo, en octubre se alcanzaron 1,34 millones de sacos, 16% superior que en igual mes del año pasado. Más importante aún: en los últimos doce meses se llegó a 12,9 millones de sacos, el rubro más alto desde 2022.
En el flanco de las ventas externas las cifras también son positivas, ya que las exportaciones han crecido un 17%, con más de doce 12 millones de sacos despachados.
Este desempeño es superlativo, sobre todo porque también se refleja en los ingresos de los productores de base. Con un precio de la libra a nivel internacional en 2,6 dólares, el valor de compra local de la carga de 125 kilos es de 2,6 millones de pesos.
La etapa de resultados positivos se explica no solo por los flujos globales de oferta y demanda del grano, en donde el factor de calidad del colombiano continúa siendo muy valorado, sino por estrategias internas de fertilización, así como de renovación de cafetales (más de 77.000 hectáreas este año).
Como se dijo, los cafeteros continúan enfrentando contingencias de todo tipo, desde las climáticas, de mercado y sanidad de cultivos, hasta las económicas, institucionales y de conflictividad social regional. Aun así, los ingresos por exportaciones repuntan, al igual que se abren mercados y aumenta el consumo interno. Hasta las importaciones han caído y se fortalece el renglón de las marcas Premium… Resiliencia al cien por ciento.