Más que un mero triunfo político para el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, el que el Concejo de la capital antioqueña le haya aprobado el presupuesto general para 2025 por un monto de 10,9 billones de pesos, el más alto en la historia de la ciudad, representa dos circunstancias de primer nivel.
Por un lado, que los 19 votos que logró la iniciativa de inversión, gastos y servicio de la deuda evidencian que hay una renovada confianza en que Medellín, luego de los cuatro años de altibajos y polémica constante con la accidentada administración de Daniel Quintero, parece retomar su vocación de futuro y de apuestas en grande en materia de desarrollo en general.
No es común que de un año a otro la carta presupuestal aumente en la forma que lo hizo en la capital paisa. Esto porque los 10,9 billones de pesos representan un incremento de 25% en comparación con los 8,75 billones de 2024. Es decir, que subió más de 2,2 billones de pesos.
En segundo lugar, ese espaldarazo dado a la actual administración, que apenas si va a cumplir su primer año este 31 de diciembre, también implica un reto de altas proporciones para la alcaldía. Más aún porque del total de recursos viabilizados la mayor parte, 8,7 billones de pesos, irán para inversión, en tanto que 1,2 billones se gastarán en funcionamiento y apenas 616.000 millones se utilizarán para pagar obligaciones crediticias.
Para nadie es un secreto que el primer año del mandato de todo alcalde y gobernador suele ser muy traumático, ya sea porque comienza trabajando con el Plan de Desarrollo de su antecesor o porque, por lo general, encuentra el presupuesto ya muy comprometido o, como se dice popularmente, no tiene mucho margen de maniobra pues, en materia de recursos frescos, ‘la olla está raspada’.