¿A quién le entregarán las Farc las armas? Esa era la pregunta que circulaba esta semana luego de que el Gobierno y la guerrilla anunciaran las bases del acuerdo sobre justicia transicional el miércoles pasado en Cuba. Según trascendió, la subversión estaría pensando en una opción en la que participarían varias entidades del orden internacional, encabezadas por la ONU y la Unasur. Si bien es cierto que la OEA tiene una mayor experiencia en este campo, al haber participado en las últimas dos décadas en varios procesos de paz y desarme en el continente, se sabe que las Farc son más partidarias de empoderar  a la Unasur, ente al que igualmente estarían pensando en darle protagonismo en otras instancias de la etapa de implementación del proceso de paz. 

Un exintegrante de una comisión de diálogo con las Farc, años atrás, le dijo a un periodista  de EL NUEVO SIGLO que la frase que más le inquietó en los pronunciamientos de  las Farc esta semana es aquella relativa a que el desarme y la desmovilización de sus cabecillas y tropas están condicionadas al “desmonte del paramilitarismo”, expresión que no aparece textualmente en el acuerdo firmado el miércoles pasado, pero que los voceros subversivos repitieron una y otra vez en La Habana. “¿Que significa el desmonte del paramilitarismo? ¿Será que por paramilitarismo se refieren a las Bacrim? ¿Cuáles son los grupos paramilitares que las Farc ven si ya en el Gobierno Uribe se desmovilizaron  las autodefensas?”, se preguntó la fuente consultada. Agregó que eso del paramilitarismo podría estar siendo la excusa tempranera de la guerrilla para dilatar la entrega de las armas, que se supone debería empezar a finales de mayo si efectivamente, tal como lo prometieron las partes, el acuerdo final de paz se firma a más tardar el 23 de  marzo del próximo año.

Mínimo 2,5 millones

Uno de los estrategas políticos  de un candidato a la Alcaldía de Bogotá le dijo a un periodista de este diario, a propósito del cálculo que se hiciera en el análisis central de la edición dominical pasada sobre la posibilidad de 2,3 millones de votos del próximo 25 de octubre en la puja por el Palacio de Liévano,  que “por ahí se va a pasar de largo”. Según el estratega, que pidió la reserva de su nombre, la del 25 de octubre será una elección que marque récord de participación en la capital del país, sobre todo si no llueve ese día y no  pasa nada extraordinario en materia de seguridad. “Calculo que le podríamos estar pegando a los 2,5 millones de votos, por lo que el candidato  que aspire a ganar  tiene que apostarle a no menos de 900 mil sufragios”.

Apretón en azúcares

Antes de que el tema termine siendo objeto de un proyecto de ley, que se sabe en dónde empieza pero no en dónde termina, los productores de gaseosas y refrescos en Colombia podrían adoptar una especie de código de autorregulación para disminuir la cantidad de azúcares que traen estas bebidas. Como se sabe la moda en no pocos países es forzar a los productores a disminuir la cantidad de endulzantes en gaseosas y refrescos, con el fin de promover hábitos de alimentación sana entre sus miles de consumidores.