Off the record | El Nuevo Siglo
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Viernes, 29 de Diciembre de 2017
Redacción Política

En el Partido Conservador hay distintas líneas en torno a lo que debe ser la estrategia de la colectividad en 2018, sobre todo de cara a la contienda presidencial. Una primera corriente es partidaria de que la decisión sobre cuál candidatura apoyar se tome en la convención virtual programada para el 4 de febrero, fecha en que tanto el Directorio como la bancada deberían definir un mecanismo expedito para determinar a qué candidato se respaldará oficialmente. Otra línea de la colectividad azul es más de la opinión de que el Partido no debe moverse antes de las elecciones parlamentarias, ya que es necesario esperar al mapa político resultante de esa cita en las urnas y decidir, con base en el mismo, cuál es el aspirante que más se identifica y le conviene al conservatismo .

Otra postura

Una tercera corriente en este partido considera que el Directorio debería otorgar a la junta parlamentaria la capacidad de entrar en contacto con los diferentes candidatos presidenciales, sondear con ellos la posibilidad de un acuerdo programático y luego definir con cuál de los presidenciables hay una mayor empatía política e ideológica que lleve a una alianza electoral de cara a la primera vuelta, a realizarse en mayo. Lo que sí está claro es que cualquier decisión que se tome en la materia debe darse antes de la primera vuelta y no después. De igual manera, hay un completo consenso en torno a que con el expresidente Pastrana las relaciones políticas y electorales están rotas definitivamente.

Top de cabezas

En los corrillos políticos uno de los temas más recurrentes por estos días es el relacionado a cuál será el top de votación de los cabezas de lista para el Senado. Está claro que el expresidente Uribe, Antanas Mockus y Jorge Enrique Robledo, del Centro Democrático, Alianza Verde y el Polo, en ese orden, serían los senadores más votados, pero en cuanto a quién sería el cuarto y quién el quinto las apuestas están divididas.

¿Enfermedad mental?

La referencia del presidente Santos, con base en un artículo periodístico, en torno a que la sociedad colombiana sufre una enfermedad mental que la lleva a solo ver lo negativo de la realidad nacional y de allí el alto porcentaje de pesimismo que prima, generó distintas reacciones. Un exministro dijo que este debate era muy parecido a aquel de ‘qué fue primero, el huevo o la gallina’. “… Uno puede decir que el país es pesimista porque la situación es verdaderamente mala o que la situación se ve mala porque el país es verdaderamente pesimista… Sin embargo, creo que el problema no está en si se es optimista o pesimista, sino en desconocer que, salvo  el caso de Uribe, todo presidente con siete años de mandato a cuestas en Latinoamérica tiende a salir con una mala imagen debido al desgaste natural del gobierno, más allá de los puntos altos o bajos de la gestión”, dijo el exministro.

Ópticas turísticas

En el gremio turístico hay dos lecturas distintas frente a realidad del sector. Para algunos operadores la crisis económica ha llevado a que muchos colombianos que acostumbraban a salir de vacaciones por estas épocas hayan decidido abstenerse porque no tenían los recursos suficientes para financiar su descanso. Pero para otros operadores, la crisis llevó a que algunos destinos nacionales estén teniendo una mayor influencia de visitantes  porque una porción de los que acostumbraban a viajar al extranjero no tuvo recursos para hacerlo y prefirió descansar en el país, en tanto otra está aprovechando que muchos hoteles, restaurantes y atractivos turísticos de distinto orden, con problemas de caja, no reajustaron sus tarifas para este final de año y lanzaron buenas ofertas para captar clientes.

 

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