Un senador liberal le dijo a un periodista de EL NUEVO SIGLO que no entendía por qué muchos de los dirigentes que se apartaron de ese partido desde el año pasado y que hoy están en el movimiento Colombia Renaciente “no tienen oficio distinto” a vivir pendientes de lo que pasa en una colectividad a la cual ya no pertenecen y en la que “nadie los extraña ni está pidiendo que vuelvan”. En conversación informal con un reportero de este Diario, el congresista liberal dijo que era “extraño” que el exministro Juan Fernando Cristo se “levantara todos los días” a criticar al expresidente y jefe único liberal, César Gaviria, en lugar de estar pendiente de cómo fortalecer a su nuevo partido, que es Colombia Renaciente, del que dijo “todavía no estaba claro cómo pasó de ser movimiento político étnico a colectividad general”. No hay que olvidar que Cristo está señalando a Gaviria como el “agente liquidador” del liberalismo.

El caso López

Y hablando de Colombia Renaciente, el movimiento político en donde han recalado muchos dirigentes que hicieron parte del gobierno santista, como se sabe a última hora la exministra, excandidata presidencial, exalcaldesa capitalina encargada, excandidata a la Alcaldía bogotana, expresidenta del Polo, exfórmula vicepresidencial de Humberto de la Calle (2018) y exfórmula vicepresidencial de Gustavo Petro (2010), Clara López, decidió no postularse al Palacio Liévano y prefirió ir como cabeza de lista al Concejo Distrital. Es una situación sui generis en la política colombiana, pues no se recuerda un caso de una dirigente que alcanzara a sumar más de 2 millones de votos como aspirante presidencial en 2014, que haya ocupado una cartera ministerial (Trabajo, en el mandato Santos), dirigido un partido (el Polo), ejercido como Alcaldesa Encargada de la capital del país (tras la captura de Samuel Moreno por el ‘Carrusel de la Contratación’)  y fue dos veces fórmula vicepresidencial, que tras todo ese recorrido ahora aspire a ocupar un escaño en el Cabildo Distrital.

Denuncia ante ONU

Las denuncias del gobierno y la dirigencia política colombiana en torno a que varios de los cabecillas exFarc que se apartaron del acuerdo de paz, como alias ‘Iván Márquez’ o ‘Jesús Santrich’ estarían escondidos en Venezuela, con la complicidad del régimen dictatorial de Nicolás Maduro, podrían llegar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en pocos días. Según trascendió en altas fuentes diplomáticas, el gobierno Duque quiere llevar el tema ante esa máxima instancia bajo la tesis de que Maduro y compañía son una amenaza para la seguridad internacional ya que están albergando tanto a cabecillas exFarc como a la cúpula ‘elena’, que desde Venezuela están ordenando acciones terroristas y criminales a sus facciones en Colombia. Todo ello haría parte del proceso para denunciar a Maduro ante la Corte Penal Internacional por patrocinio internacional del terrorismo.

Debate viejo

La propuesta del uribismo en torno a que se flexibilice la duración de la jornada laboral semanal, de forma tal que sea inferior a las 48 horas, no es nueva. Todo lo contrario, se ha discutido en los últimos gobiernos pero nunca se concretó porque el debate al respecto siempre termina siendo el mismo. De un lado están quienes consideran que si se reduce la jornada laboral semanal, entonces las empresas podrían contratar a más personal para cumplir con su proceso productivo, y por esa vía se disminuiría la desocupación, que hoy está por encima del 10,5% y más de 2,6 millones de desempleados. Pero en la otra orilla están quienes advierten que en otros países en donde se flexibilizó la jornada laboral, incluso por debajo de las 40 horas semanales, lo que ocurrió fue una disminución alarmante en la calidad y estabilidad del trabajo.