Off the record | El Nuevo Siglo
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Domingo, 20 de Febrero de 2022
Redacción Política

Informe antidrogas e impacto electoral

El año pasado, en la última semana de junio, la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca reveló su informe sobre la extensión de narcocultivos en Colombia al cierre de 2020. Fue un baldado de agua fría para el gobierno del presidente Iván Duque ya que señaló que el área sembrada creció un 15% frente a 2019, llegando a 245 mil hectáreas, al tiempo que aumentó también la capacidad de producción de cocaína por encima de las 1.000 toneladas. Paradójicamente, unas semanas antes la Casa de Nariño había celebrado con bombos y platillos que el informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) reportó una reducción del 7% en el área sembrada con coca en el país, pasando de 154 mil hectáreas en 2019 a 143 mil en 2020. Sin embargo, la capacidad de obtención de cocaína por hectárea se incrementó en los últimos años a pesar de la reducción del área sembrada.

Panorama complicado

Obviamente, estando ya transitando el último semestre de la administración Duque, hay una creciente expectativa sobre lo que puedan señalar los próximos informes del Simci y la Casa Blanca, sobre todo porque el año pasado el Gobierno no alcanzó a cumplir la meta de las 130 mil hectáreas erradicadas y ya está claro que, tras el último fallo de la Corte Constitucional, en el que condicionó la reanudación de las aspersiones aéreas con glifosato a realizar consultas previas, esta alternativa quedó prácticamente descartada para antes de un año. En ese orden de ideas, la posibilidad real de que hayan disminuido los cultivos ilícitos de forma sustancial en 2021 es cada día más complicada.

Impacto electoral

En ese orden de ideas, al Gobierno no solo le preocupa el posible retroceso en la materia, por más que las incautaciones de droga hayan marcado récord, sino que, además, los informes de la ONU y la Casa Blanca se den a conocer antes de que haya terminado la campaña presidencial, en la que es claro que existe un creciente debate entre los candidatos en torno a si mantener la hoja de ruta de combate sin cuartel al tráfico de estupefacientes o cambiar de estrategia hacia una en la que la despenalización e incluso los primeros pasos hacia la legalización de la producción y el consumo se empiecen a abrir camino. Es claro que los informes sobre qué pasó con los cultivos ilícitos el año pasado pueden tener un efecto en la campaña y serían utilizados como ‘munición’ a favor o en contra de las tesis distintas de los candidatos de cara a la primera o la segunda vueltas en la contienda por la Casa de Nariño.

Casa Blanca

Ya está claro que, sea cual sea el próximo presidente de Colombia, el gobierno de Estados Unidos sigue en la línea de apoyar la reanudación de las fumigaciones aéreas con glifosato. De hecho, a comienzos de este mes, en el marco del tercer Congreso Internacional Antidrogas, en Cartagena, el embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip Goldberg, defendió el uso del glifosato y afirmó que en su país han utilizado el herbicida en sus cultivos y el Gobierno no ha encontrado ningún problema en la salud de las personas.