No sólo se confirmó a Peñalosa y De Roux como candidatos, sino que las encuestas marcan dos lotes de aspirantes, con López y Santos perdiendo terreno. Gobierno se habría movido a favor de Pardo y Transmilenio se consolidó como el tema clave que mezcla crisis de inseguridad y movilidad. Panorama
La cuenta regresiva para las elecciones a la Alcaldía de Bogotá no se detiene y ya estamos a cinco meses para la cita en las urnas. Poco a poco el panorama ha ido definiéndose, no en materia de quien podría o no ser el sucesor de Gustavo Petro, sino en lo que tiene que ver con el partidor de las candidaturas y, dentro de éstas, las que podrían no llegar a octubre.
Este último mes fue definitivo para configurar el escenario, no sólo porque se confirmó que Enrique Peñalosa será candidato respaldado en firmas, sino porque quedó claro que la idea de hacer una coalición de aspirantes de centro y centro-derecha contra la izquierda, no tiene por el momento mayor recibo. Por igual, al partidor llegó un nombre más, el concejal Carlos Vicente de Roux, quien ganó el tiquete a nombre de la Alianza Verde tras vencer en encuesta interna a su colega Antonio Sanguino.
También fue en este último mes que el Gobierno nacional hizo lo que algunos sectores no han dudado en calificar como una primera movida de cara a la elección en Bogotá, pues designó a David Luna como ministro de las TIC. Ello no tendría nada de raro, ya que el excandidato a la Alcaldía en 2011 había sido consejero presidencial y viceministro de Trabajo, cuando el titular de esa cartera era el hoy candidato liberal y de La U, Rafael Pardo.
Lo que más llamó la atención es que el nombramiento de Luna en una cartera en la que no tiene mayor experiencia, se dio apenas unos días después de que acompañara a Peñalosa a anunciar su candidatura, junto a Carlos Fernando Galán, exdirector nacional de Cambio Radical (el partido del vicepresidente Germán Vargas Lleras), con quienes habían lanzado semanas atrás la iniciativa “#equipoporbogota”, cuyo objetivo no es otro que confeccionar una coalición para derrotar a la izquierda en la capital del país, luego de doce años en el poder.
Paradójicamente la de Luna no fue la única baja que sufrió la naciente campaña de Peñalosa, pues el jueves pasado Galán, también excandidato a la Alcaldía en 2011, renunció a la jefatura de su partido por diferencias con otros parlamentarios en los avales para las gobernaciones de La Guajira y Antioquia. Es claro que una cosa es tener a un presidente de un partido apoyándolo y otra muy distinta a que sea la misma persona para ya en calidad de un parlamentario más.
Ejes temáticos
Otro de los hechos que hicieron del último mes clave en la puja por la sucesión de Petro tiene que ver con los picos altos que se presentaron en dos de los temas que serán centrales en la campaña. De un lado, el accidentado proceso para viabilizar el sistema Metro para la capital del país volvió a estar sobre la mesa debido no sólo a la aprobación condicionada de recursos en el marco del Plan Nacional de Desarrollo, sino porque quedó claro que por más que la administración Petro acelere los trámites para el proyecto, la licitación para el mismo sólo se adjudicaría en el próximo año, es decir que sería tarea del nuevo alcalde, restándole mucho juego al actual burgomaestre.
Si bien, a diferencia de campañas anteriores, en la actual ninguno de los candidatos o precandidatos en lisa se opone a la construcción de este sistema de transporte masivo, es claro que hay diferencias en la forma en que cada quién lo haría, el trazado de las líneas, si sería subterráneo o aéreo, el valor de los pasajes y su horizonte de sostenibilidad financiera, entre muchos otros aspectos.
Y, de otra parte, la crisis de seguridad en el sistema Transmilenio llegó a un nivel nunca antes visto, al reportarse desde atracos masivos en articulados y estaciones, hasta desatarse una controversia de marca mayor por el alto volumen diario de colados, la insuficiencia de las medidas policivas y de cultura ciudadana para controlarlo y los accidentes que dejaron dos personas muertas cuando intentaban entrar ilegalmente a las estaciones.
Si bien, según las encuestas, el tema que más preocupa a los bogotanos es la inseguridad, duplicando o triplicando al caos en movilidad, la crisis en Transmilenio resume ambas coyunturas y obligaron a los candidatos y precandidatos a poner sobre la mesa propuestas específicas, algunas de ellas polémicas, otras de corte populista y no faltaron las ideas audaces pero poco prácticas.
Ambos temas (Metro y Transmilenio) se tomaron, de paso, los debates entre los candidatos, que no sólo fueron más frecuentes en las semanas recientes sino que empezaron ya a marcar las primeras diferencias gracias al eco mediático, el alto nivel de victimización de estos flagelos y el profundo interés de la opinión capitalina frente a qué están pensando los que aspiran a gobernar la ciudad. Y esos cara a cara entre los aspirantes (otra novedad del último mes) aumentaron su importancia porque sumaron a Peñalosa y De Roux como candidatos ya en firme, junto a Pardo, Clara López (Polo) y Francisco Santos (Centro Democrático).
Por último, confirmando por qué las últimas cuatro semanas marcaron un antes y un después en la carrera por la titularidad del Palacio Liévano a partir del 1º de enero de 2016, las encuestas empezaron a pesar de forma más determinante en el escenario político y de la opinión pública.
Con las diferencias propias de encuestas hechas en distintos tiempos y coyunturas políticas, el panorama general deja ver que Peñalosa y Pardo encabezan los sondeos, aunque alternándose la punta pero siempre con una ventaja que no supera los márgenes de error de los sondeos.
También se hace evidente que López, que duró varios meses solitaria en la punta de las encuestas, ha sufrido un retroceso en los últimos dos meses, a tal punto que si bien permanece en la trilogía del lote puntero, se ubica detrás de Peñalosa y Pardo, con distancias variables que van desde los tres a los seis puntos.
Otro de los escenarios dejados por esos estudios de preferencias electorales es que hay una tripleta que toma ventaja y empieza a dejar rezagados a varios competidores, siendo el uribista y exvicepresidente Santos el más afectado, pues sus porcentajes han caído de manera progresiva, e incluso ya hay encuestas en donde su desventaja frente a Pardo, Peñalosa y López está por encima de los once o doce puntos.
Sin embargo, hay que precisar que los últimos sondeos aún generan algunos resultados inciertos, no sólo porque incluyen entre las opciones a dirigentes como la excandidata presidencial Marta Lucía Ramírez (quien lo más seguro es que no se postule) y a los precandidatos petristas Hollman Morris y María Mercedes Maldonado, que aún no deciden cuál será el mecanismo para decidir el aspirante único.
También se mencionan otros nombres pero con porcentajes inferiores al 3 o incluso 2 por ciento, lo que hace ya muy difícil que tengan un peso específico en la puja proselitista.
¿Y ahora?
Como se ve faltando cinco meses para la cita en las urnas, la campaña para la Alcaldía de Bogotá ya tiene cuerpo y ahora lo que se espera es que los candidatos se empiecen a posicionar día a día.
El periodo de inscripción de candidatos, según el calendario de la Registraduría, comienza el 25 de junio y cerrará un mes después. Aquí no hay mayor problema, pues salvo la duda de los petristas, que podrían incluso no postularse a última hora dada su baja receptividad y la indecisión de su jefe, se prevé que Pardo, Peñalosa, López, Santos y De Roux se inscriban oficialmente.
Como la publicidad política sólo se permite a partir del 25 de julio, entonces la campaña de aquí a esa fecha estará centrada en los debates, las giras barriales y los demás escenarios mediáticos.
Aunque algunos observadores y analistas sostienen que tal como está el escenario de las encuestas debería buscarse una fórmula que permita que Peñalosa y Pardo lleguen a un acuerdo para que sólo uno de ellos sea el candidato del centro y la centro-derecha, pues si permanecen ambos en competencia seguramente, como pasó en 2011, dividirían al sector del electorado que no quiere más gobiernos de izquierda, abriendo paso a que López, con una aparente menor votación, sea la que finalmente gane.
Sin embargo, es claro que estando Pardo y Peñalosa rotándose la cabeza de las encuestas ninguno de ellos se va a hacer a un lado e irán hasta las urnas.
Lo que sí se va a dar es un pulso entre ambos por saber quién arrastra más votos y estructura política de la Unidad Nacional en Bogotá. Pardo ya tiene el aval liberal y el apoyo de La U, mientras que Peñalosa, tras la ida de Luna y la renuncia de Galán a la presidencia de Cambio Radical, aspira a que se mantenga el respaldo del vargasllerismo en la capital del país.
En ambas campañas es evidente que la apuesta principal está dirigida a mostrarse como la mejor opción de cambio frente a los accidentados gobiernos de izquierda, aunque con estrategias distintas. Mientras Pardo prefiere hacer una campaña hacia adelante, sin tanto ‘retrovisor’ e incluso rechazando irse lanza en ristre contra Petro y la izquierda, apuntando también al voto de opinión y a quienes buscan aclimatar la tranquilidad política en la ciudad, Peñalosa apuesta por una táctica más confrontacional, en donde busca relievar lo más posible las crisis y errores del Polo y el hoy alcalde, jalonando por esa vía una coalición multipartidista contra López, obviamente en cabeza suya.
López, a su turno, sabe que ha sido la candidata que más ha perdido terreno en los últimos dos meses y si continúa así sus opciones se complicarán día tras día. Es obvio que su estrategia política se basa en tres elementos primarios: 1. Evitar la satanización de la izquierda como ‘mala gobernante’. 2. Lograr que todas las facciones de izquierda y centro-izquierda, incluyendo el petrismo, se unan a su alrededor para hacerle contrapeso a la coalición de la centro-derecha. 3. Moverse hacia el centro del espectro político y el voto de opinión, en busca de conquistarlo con un discurso basado en lo social.
Por los lados de Francisco Santos, por más que reitere que las encuestas son muy tempraneras y que cuando empiece la campaña abierta y cuente allí con el acompañamiento del expresidente y hoy senador Álvaro Uribe, el panorama cambiará a su favor, es obvio que es consciente que si continúa bajando en los sondeos la viabilidad de su aspiración empezará a entrar en la zona de peligro. En las toldas del uribismo hay voces que consideran que si su candidatura no revierte la tendencia negativa, entonces debería pensarse en ir tendiendo puentes, posiblemente con Peñalosa (que ya recibió en 2011 el apoyo de Uribe) o plantear una alianza con el conservatismo.
Como se ve, a cinco meses de la cita en las urnas aún falta mucho camino en la campaña y es muy posible que, incluso, al acercarse la fecha límite para la inscripción de candidatos alguien dé un paso al costado o prefiera apostar mejor por una curul en el Concejo, cuya confección de listas también marcará un hito en medio de la puja por la sucesión de Petro.