La propuesta del Gobierno de Angela Merkel para desestimar el uso del automóvil y ayudar a mejorar la calidad del aire, aún está lejos su puesta en marcha.
A pesar de que la idea nació como una forma de responder ante los Acuerdos de París y el control ambiental de Bruselas, varios opositores creen que la medida no representaría un cambio o una mejora a la problemática.