Australia y Colombia son reconocidos por su rica biodiversidad y patrimonio cultural indígena. A pesar de la distancia, ambas naciones comparten ecosistemas como los bosques tropicales, desiertos, manglares, pastos marinos, playas y arrecifes coralinos, así como una cantidad increíble de especies endémicas que enriquecen sus ecosistemas. De hecho, ambas naciones están en el top 10 de países mega biodiversos.
Para preservar toda esta diversidad, Australia ha implementado el programa de Rangers indígenas que combina los conocimientos ancestrales de las Primeras Naciones australianas y la tecnología de punta que caracteriza a este país. Este podría servir como un valioso referente para iniciativas similares de conservación en zonas protegidas de Colombia. De hecho, zonas como la Reserva de la Biosfera Seaflower en San Andrés, Providencia y Santa Catalina, son escenarios en los que la protección de especies y conservación del ecosistema son temas prioritarios.
De acuerdo con la embajadora de Australia en Colombia, Anna Chrisp, “Australia y Colombia comparten una rica diversidad en ecosistemas, desde los exuberantes bosques tropicales hasta los arrecifes coralinos y manglares, enfrentándose conjuntamente a desafíos significativos como la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Estas similitudes resaltan la importancia de aprender unos de otros y compartir conocimientos y buenas prácticas para proteger nuestros valiosos recursos naturales”.
Programa espejo
El Programa de Rangers Indígenas en Australia es una iniciativa clave para la gestión ambiental y cultural del país, que vincula a las comunidades aborígenes e isleñas del Estrecho de Torres con la conservación de sus tierras ancestrales. El programa apoya a 128 grupos de Rangers a través de 80 organizaciones, empleando aproximadamente a 2,000 personas.
Estos Rangers combinan el conocimiento tradicional con la ciencia moderna para gestionar eficazmente la tierra, los ríos y los mares, proporcionando importantes beneficios ambientales, culturales, sociales y económicos.
El programa no sólo se enfoca en la conservación de la biodiversidad sino también en el fortalecimiento cultural y social de las comunidades indígenas, facilitando la transmisión de conocimientos, la protección del patrimonio cultural y fomentando empleo en los territorios.
El gobierno australiano, ha creado una estrategia específica para desarrollar el sector de los Rangers y ha comprometido una inversión significativa en el programa. Con planes para duplicar el número de Rangers indígenas para el año 2030, elevando la cifra de 1,900 a 3,800 Rangers. Esta iniciativa, incluye una inversión de $1.3 billones de dólares australianos (aproximadamente$ 3,335 millones) a lo largo de 7 años destinada a fortalecer y expandir el programa.
Por su parte, en junio de 2024, el gobierno de Colombia firmó el decreto que dará vida a la autoridad ambiental indígena, cuyo propósito, así como el de los Rangers australianos, es el de cuidado y conservación de espacios naturales.
La Gran Barrera de Coral
La Gran Barrera de Coral en Australia y la Reserva de la Biosfera Seaflower en San Andrés, Colombia, representan dos de los ecosistemas marinos más valiosos y biodiversos del planeta. Aunque separados por miles de kilómetros y ubicados en diferentes océanos, estos dos sitios comparten desafíos y oportunidades que subrayan la importancia de la colaboración internacional en la conservación marina.
Ambas áreas son reconocidas por su impresionante diversidad biológica y son fundamentales para la economía local, dependiendo en gran medida del turismo, la pesca y otras actividades relacionadas con el mar. La Gran Barrera de Coral alberga miles de especies de vida marina y es crucial para la salud ecológica global, mientras que la Reserva de la Biosfera Seaflower es vital para la protección de los ecosistemas de arrecifes de coral del Caribe, proporcionando un hábitat propicio para numerosas especies marinas y aves migratorias.
“Existen desafíos comunes como el cambio climático, la sobrepesca y la presión turística sobre estos frágiles ecosistemas. Tanto Australia como Colombia compartimos el deseo por cuidar estos espacios y estoy convencida de que podemos aprender a conservar y proteger estos ecosistemas apoyándonos en la experiencia histórica de las comunidades raizales en Colombia y los Rangers en Australia,” afirma la embajadora Chrisp.
Además, ambos lugares podrían colaborar en investigaciones científicas para mejorar las prácticas de conservación y restauración de arrecifes. La colaboración en tecnologías de monitoreo y estrategias de gestión adaptativa puede fortalecerlos esfuerzos de conservación y ofrecer soluciones más efectivas que beneficien tanto a la biodiversidad como a las comunidades locales.
“La conexión entre la Gran Barrera de Coral y la Reserva de la Biosfera Seafloweres un ejemplo perfecto de cómo ecosistemas aparentemente distantes están interconectados y de cómo la cooperación internacional puede ser un pilar para la conservación marina global. La COP 16, sin duda alguna, será el espacio propicio para poner sobre la mesa la necesidad de acelerar la protección de estos ecosistemas tan importantes”, indica Chrisp.