Claves para enriquecimiento de bosques del Caribe | El Nuevo Siglo
EL ENRIQUECIMIENTO de los bosques y el cuidado de las fuentes hídricas fue la meta propuesta desde el Jardín Botánico de Cartagena.
/Julián Sáenz
Viernes, 11 de Marzo de 2022
Redacción Medio Ambiente

En momentos en el que el país se plantea metas exigentes en cuanto a la restauración de sus bosques y se enfrenta a grandes desafíos para mitigar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, el conocimiento, la experiencia y la investigación de instituciones como el Jardín Botánico de Cartagena son cada vez más necesarios.

El mismo está al servicio de la conservación de la biodiversidad del Caribe colombiano a través de la investigación y de la educación desde 1978. Desde hace varios años, además, trabaja en diferentes proyectos de restauración en los bosques secos tropicales en la región, ecosistema del que tiene un amplio conocimiento.

Por esta razón, el Instituto Humboldt realizó un convenio con el Jardín Botánico de Cartagena para la siembra de 10.000 árboles en el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”, liderado por el Ministerio de Ambiente.

Los árboles fueron sembrados en los municipios de Turbaco, Arjona y la zona norte de Cartagena, en el departamento de Bolívar, en un total de siete predios: El Fortich, El Palomar, HGP Matute, No hay como Dios, El Socorro, Las Cangrejeras y Altos de Guayacanes.

La producción de los 10.000 árboles se realizó en el vivero de plantas nativas del Jardín Botánico de Cartagena, ubicado en el sector Matute en el municipio de Turbaco. Su director, Santiago Madriñan, destaca que: “nosotros tenemos un vivero de investigación de árboles nativos del bosque seco tropical. Tenemos protocolos de búsqueda y almacenamiento de semillas, contamos con un banco de semillas e investigamos procesos de germinación y procesos de crecimiento en bolsa. Estudiamos tasas de crecimiento, mortalidad, requerimientos, entre otras variables, para producir fichas técnicas o protocolos de al menos 80 especies nativas”.



Debido a que la estación seca es muy marcada en la región, los árboles solo fueron plantados cuando estos alcanzaron una altura adecuada con el fin de garantizar la sobrevivencia de las plantas. “Si los árboles no se han establecido y no tienen un buen sistema radicular van a morir durante la estación seca que va de diciembre a mayo. Sufrirán un estrés hídrico muy alto, entonces se plantaron árboles con la talla y la longevidad que nosotros por nuestra experiencia conocemos para la gran mayoría de especies y que garantizan su sobrevivencia. Además, sabemos que no podemos ni debemos sembrar en época de verano”, resaltó el director.

En general las técnicas de siembra realizadas en los predios estuvieron orientadas al enriquecimiento de los bosques y al cuidado de las fuentes hídricas. En el sector Matute, por ejemplo, los trabajos realizados por el Jardín Botánico de Cartagena estuvieron orientados a fortalecer la estructura ecológica de la región, en especial, los nacederos de agua del arroyo Matute, como sucedió en la finca El Palomar.

“El Palomar es un predio familiar. Esta tierra viene de nuestros abuelos y toda la vida crecimos al lado del bosque, amando al bosque y queriendo al bosque; es un regalo y para nosotros mantenerlo es fundamental. Mi papá se dedicaba a sembrar, sembrar y sembrar y nosotros le decíamos que para qué tanta sembradera. Él nos decía que los resultados los íbamos a ver después y, uno ahora entiende al ver este paraíso. Esperamos que con el apoyo científico el bosque se siga restaurando de una forma diferente con árboles nativos y potenciando los acuíferos”, manifestó María Clara Faciolince, una de las propietarias del predio El Palomar.

Para José Ángel Tapias, viverista del Jardín Botánico, el mayor reto del proyecto fue: “que los árboles estuvieran y se sintieran bien. Tratar de enriquecer el bosque es un trabajo duro, las enredaderas tratan de consumir las plantas y hay que estar atentos. Un bosque no se realiza solo con la siembra de las plantas, después hay que hacerle mantenimientos. Nosotros llegamos a tener 12 personas trabajando en simultáneo en el proceso de siembra para rendir en cada área”.

Por los diferentes predios se vieron desfilar y sembrar: caracolí (Anacardium excelsum), macondos (Cavanillesia platanifolia), cedros cebolla (Cedrela odorata) y ceibas bonga (Ceiba pentandra), todas nativas de la región. En total se plantaron árboles de 92 especies.

“Sin dudas, la experiencia, el conocimiento y la rigurosidad del trabajo del Jardín Botánico de Cartagena fueron claves para el enriquecimiento de los bosques en la región. Además, con su trabajo y los procesos educativos mostraron que la conservación de los bosques no necesariamente significa el abandono de las formas de vida tradicionales, de los cultivos y, en algunas zonas, del urbanismo”, señaló el Humboldt.