¿Cuál es la clave para la conservación de la tortuga hicotea? | El Nuevo Siglo
LA TORTUGA hicotea enfrenta graves riesgos en el país; determinar su diversidad genética sería el primer paso para ayudar a su conservación./María Camila Balcero-UNAL
Miércoles, 27 de Diciembre de 2023
Redacción Medio Ambiente

Tanto en las aguas del Magdalena como en el Caribe colombiano y en una parte de Venezuela viven las hicoteas (Trachemys venusta callirostris), unas curiosas tortugas que por muchos años se han enfrentado diferentes manos que las comercializan para consumo o como mascota, y además trafican sus huevos. Ante la falta de medidas robustas de protección y conservación de esta especie, una bióloga encontró que en el país hay dos poblaciones distintas, diferenciadas por sus rasgos genéticos, lo cual ayudaría a determinar el impacto que tiene sacarlas de su hábitat natural.

Según la Policía, se estima que entre 2012 y 2016 se decomisaron en el país 52.000 tortugas hicoteas, una cifra que aumenta cada vez más y que genera preocupación, ya que esta especie se encuentra entre los cinco primeros puestos de tráfico ilegal del país, y también se incluye en el Libro rojo de especies en riesgo de vulnerabilidad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Aunque en Colombia existen tres clases distintas, Trachemys venusta callirostris es la que tiene mayor distribución, y popularmente también se conoce como jicotea o morrocoy de agua; su caparazón puede tener hasta 35 cm y su peso puede alcanzar los 7 kilogramos.

Ante el impacto que tiene el tráfico ilegal en esta especie, la investigadora María Camila Balcero Deaquiz, magíster en Biología de la Universidad Nacional (UNAL), se puso la meta de determinar la diversidad genética de esta particular tortuga, para lo cual contó con el apoyo del grupo de investigación Biodiversidad y Conservación Genética, liderado por el profesor Mario Alfonso Vargas, del Instituto de Genética.

En su estudio descubrió que en el país hay dos grupos genéticos poblacionales principales, distribuidos así: el primero se encuentra en la región Caribe, desde o entre el río Rancherías y el río Sinú, y el segundo en el Magdalena Medio, en una región que comprende Yondó (Antioquia) y Cimitarra (Santander). Este descubrimiento no se había logrado para esta especie de tortuga.

“Dos razones explicarían esta distribución: (i) que la tortuga que llegó al Magdalena Medio quedó aislada durante los periodos de glaciación-interglaciación, y (ii) que tal vez las comunidades indígenas que poblaron la primera zona se llevaron algunas tortugas a ese lugar, pues en su cosmogonía este animal es muy importante”, señala la magíster.

Generando estrategias

La clave estuvo en un riguroso análisis genético realizado sobre individuos de esta especie de tortuga conservados en las colecciones biológicas del Banco de Tejidos de Biodiversidad Colombiana, del Instituto de Genética de la UNAL, y también de la Colección de Herpetología de la Universidad de Antioquia. Se analizaron cerca de 120 muestras, 33 de las cuales pertenecían a la región del Magdalena Medio, y las demás a la región Caribe.

De cada una de las muestras se extrajo el ADN, se implementó la técnica de amplificación cruzada para obtener microsatélites del ADN, que son cadenas cortas que agrupan entre 1 y 6 pares de nucleótidos y que permiten diferenciar los cambios entre los dos grupos de tortugas e identificar qué tan diversas son las poblaciones. En el estudio se encontró que hay 10 loci –o posiciones específicas de los microsatélites dentro del genoma– que son dicientes y evidencian los cambios a lo largo del tiempo.

Además se utilizó la información genética de la mitocondria de las células, una región que es mucho más clara para mostrar la herencia existente, y con la cual se identificó que las diferencias entre ambos grupos se dieron desde hace aproximadamente 1.000 años.

“Un punto muy importante es que estas tortugas se llevan a países como Ecuador o Perú, en donde no están registradas como especies en vulnerabilidad y riesgo elevado, lo que facilita su comercialización y tráfico”, indica la experta.

Así mismo, asegura que las tortugas de la región del Magdalena Medio han visto afectada su diversidad genética, lo que quiere decir que son más vulnerables a los impactos negativos en comparación con las de la región Caribe, al ser traficadas de manera ilegal, ya que pierden su capacidad de adaptación y se enfrentan al riesgo de morir más rápido en otros lugares.

Por último, añade que también se realizaron estudios de este tipo en una serie de individuos que llegaron a la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres (Urras) de la UNAL, en donde se identificó su procedencia más probable, por lo que la técnica ya está siendo utilizada y se espera pueda contribuir a establecer mejores estrategias y planes de protección para la tortuga hicotea de esta región del país.