Un equipo de astrónomos detectó oxígeno en una galaxia situada a 13.280 millones de años luz de la Tierra, lo que "expande las fronteras del Universo observable", anunció este miércoles el observatorio ALMA, situado en el desierto de Atacama, norte de Chile.
La señal emitida por moléculas de oxígeno es "débil" pero "clara", señala en un comunicado el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), en el que asegura que se trata de las "más distantes encontradas hasta la fecha".
Según el equipo que hizo el hallazgo, que publica un artículo en la revista Nature, la galaxia "comenzó a formar estrellas de forma inesperadamente precoz, tan solo 250 millones de años después del Big Bang".
"Me emocionó mucho ver la señal de las moléculas de oxígeno más distantes", dice Takuya Hashimoto, autor principal del artículo publicado en Nature e investigador de la Universidad Osaka Sangyo y del Observatorio Astronómico Nacional de Japón.
El equipo internacional de astrónomos, dirigido por Hashimoto, usó ALMA para observar la galaxia, conocida como MACS1149-JD1, donde detectó los rastros de oxígeno ionizado.
La luz infrarroja emitida por el oxígeno se estiró a longitudes de microonda, debido a la expansión del Universo, antes de alcanzar la Tierra y ser captada por ALMA.
Los estudios del cambio en la longitud de onda de la luz, arrojaron que la señal había viajado 13.280 millones de años luz, con lo cual se trata de la señal de oxígeno más distante –o antigua– detectada hasta ahora por un telescopio.
Por su parte, el Very Large Telescope -ubicado también en el norte de Chile- detectó una señal más débil aún de emisiones de hidrógeno neutro, cuya distancia coincide con la de las observaciones del oxígeno.
Tras el Big Bang hubo un período sin oxígeno en el Universo. El oxígeno se formó posteriormente en las estrellas, que lo fueron liberando a medida que iban muriendo.
El descubrimiento de oxígeno en MACS1149-JD1 indica que hubo toda una generación de estrellas que produjo oxígeno antes del período observado, transcurrido solo unos 500 millones de años después del nacimiento del Universo, asegura el comunicado.
Situado a 5.000 metros de altitud en pleno desierto de Atacama, las antenas de ALMA son resultado de una asociación entre el Observatorio Europeo Austral (ESO), la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS) en cooperación con la República de Chile.