A raíz de las elecciones se han venido publicando notas en las redes sociales, incluso en algunos medios de comunicación, en los que se mantiene la postura de una discusión entre “La derecha depredadora” y “La izquierda ambientalista o conservacionista”; esta teórica disyuntiva, no solo no existe, sino que además no es para nada seria ni asertiva. El ambiente, de la misma forma que la pobreza o el hambre, no solo no tiene color político, sino que además debería ser una preocupación de todos.
Me encuentro pasando un corto descanso en los Estados Unidos, paradigma de la “derecha depredadora” en el mundo, y me sorprende el cuidado que se tiene con el entorno y con los ecosistemas y el adelanto que existe en materia de participación ciudadana en los temas ambientales; con una legislación quizá mucho más corta y precaria que la nuestra, han logrado establecer un gran compromiso ciudadano y una participación en las decisiones que garantizan un cuidado absoluto del entorno.
He observado cuidadosamente la forma de cuidar el ambiente en un país minero por excelencia como es Canadá, no deja de ser curioso que sea el país con un mayor porcentaje de sus ciudades certificadas en el cuidado ambiental y que el tiempo promedio de adjudicación de una licencia sea de solo 11 días.
Mucho más débil es el cuidado ambiental en países como Rusia o como Cuba, la protección del entorno pasa a ser un problema del Estado y este determina los cuidados que se deban o no tener y se prioriza el interés del estado sobre el interés en la conservación ambiental.
No puedo sin embargo aseverar que la derecha es mejor protegiendo el ambiente que la izquierda, países socialistas del norte de Europa son sinónimo de cuidado del entorno y países con gobiernos de derecha en Centroamérica y Suramérica han descuidado su patrimonio, lo que sí es claro es que los países que generan movimientos ciudadanos independientes del gobierno central, tienden a cuidar mucho más su entorno que aquellos que cohíben las libertades y pretenden controlar las libertades.
Reitero entonces la posición de que la problemática ambiental es una problemática que está, o cuando menos debería estar, desligada de ideologías o de partidos políticos; los problemas ambientales pertenecen a toda la humanidad y deberían ser el punto de unión entre todas las diferencias que puedan existir entre los seres humanos, no en balde vivimos en esta casa y no tenemos otra opción que cuidarla y compartirla.
Ahora bien aterrizando al caso colombiano y partiendo de Simón Bolívar, la preocupación real por el cuidado del ambiente ha estado en gobiernos conservadores, ya de ello se ocuparon varios gobernantes, dando especial relevancia a la labor desarrollada por el presidente Misael Pastrana Borrero mediante la expedición del primer código de recursos naturales de Latinoamérica, este sigue siendo un valioso texto de consulta y algunos de sus apartes hoy continúan vigentes.
Ejemplo de unión para lograr preservar nuestro entorno natural, lo dio la constituyente del 91 en la cual estuvieron representadas todas las tendencias del espectro político y sin embargo se priorizó la protección del ambiente y el derecho a disfrutarlo, elevándolos a norma constitucional; en algún momento demostramos que si se puede actuar en conjunto y sin mezquindades para beneficio de todos.
Quiero por último reiterar mi posición en contra de buscar un conservacionismo a ultranza que frene el desarrollo económico y social del país, debemos impulsar el desarrollo pero con la mira puesta en mantener nuestra línea base ambiental y en mejorar las condiciones de nuestro hábitat de ser posible. Presidente Duque, la responsabilidad es suya.
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