Según la Agencia internacional de la energía, los esfuerzos realizados hasta ahora en la lucha contra el calentamiento global están resultando insuficientes. Más allá de promesas a largo plazo, lo urgente es actuar de forma concreta, masiva y coordinada para limitar el aumento de las temperaturas a menos de 2 grados con respecto a la era preindustrial de aquí a finales de siglo.
Una herramienta esencial y eficaz para lograrlo es la fijación de precios del carbono. A ello hay que añadir las políticas públicas para lograr una transición justa e invertir. Alrededor de estas políticas, los analistas de Ostrum Asset Management, filial de Natixis Investment Managers, comparten tres puntos clave desarrollar estas políticas.
Inversiones verdes: Se necesitan inversiones masivas para acelerar la transición energética y hacer posible la sustitución de una gran parte de los combustibles fósiles por energías limpias. Esto implica una gran transformación de los medios de producción y de los sistemas energéticos, que están en el origen de ¾ de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para lograr la neutralidad de carbono en 2050, casi el 90% de la electricidad debe proceder de energías renovables, según la Agencia Internacional de la Energía, y se espera que las turbinas eólicas y los paneles solares representen casi el 70%. En 2020, el porcentaje de energías renovables en la electricidad es sólo del 29%. Los coches eléctricos representarían el 86% del parque automovilístico en 2050, frente al 20% en 2030 y el 1% en 2020. La energía fósil pasaría de representar 4/5 del suministro total de energía en la actualidad a sólo 1/5 en 2050.
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Fijación de un precio del carbono: La herramienta más fácil y rápida para animar a los países a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y conseguir que desarrollen energías limpias es poner un precio al carbono. La fijación de un precio al carbono permite encarecer los productos de alta intensidad de carbono frente a los de menor intensidad de carbono y aumentar así la eficiencia energética. Los ingresos del impuesto sobre el carbono y de los sistemas de comercio de derechos de emisión pueden utilizarse para financiar parte de las inversiones verdes o para compensar la pérdida de poder adquisitivo de los hogares más afectados por la introducción de estas tarifas adicionales. En 2020, los ingresos procedentes de la tarificación del carbono ascendieron a US$53.000 millones, según el Banco Mundial.
Objetivos insuficientes: Es esencial que los países desarrollados ayuden a los países emergentes a realizar su transición energética. Estos países en desarrollo son muy dependientes de la combustión de los combustibles fósiles y no disponen de medios suficientes para realizar su transición energética. En este marco, los países desarrollados se comprometieron hace 10 años a proporcionar una ayuda a los países en desarrollo de US$100.000 millones al año a partir de 2020, que no se ha cumplido. /Foto AFP