“La amenaza nuclear sigue latente” | El Nuevo Siglo
Foto Greenpeace
Jueves, 30 de Agosto de 2018
Redacción Nacional

Como una fecha para repensar el futuro energético del planeta y hasta la propia supervivencia de la humanidad calificó Greenpeace la conmemoración del Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, fecha acordada por Naciones Unidas en 2009.

Iniciados en 1945, los ensayos nucleares ya acumulan cerca de 2.000 pruebas realizadas en distintas partes del mundo, las cuales han dejado una estela de graves consecuencias e impactos para el planeta.

De hecho, fueron los ensayos nucleares estadounidenses en la zona de Amchitka en Alaska, en 1971, los que generaron las protestas de un grupo de activistas a bordo de un viejo barco pesquero llamado The Greenpeace y que sirvió como nacimiento de la organización ambiental internacional.

“Greenpeace debe su nacimiento a su oposición a los ensayos nucleares. Desde los inicios de la experimentación nuclear hemos tenido demasiadas las tragedias humanas y ambientales relacionadas con este tipo de pruebas. Hoy, las armas nucleares son cada vez más poderosas y destructiva. No sólo suponen una amenaza para el patrimonio ambiental del planeta, sino una alerta para la supervivencia misma de la humanidad. Es hora avanzar hacia un mundo sin armas nucleares, que apueste a más energías renovables y menos centrales nucleares con sus peligros asociados”, señaló Matías Asun, vocero de Greenpeace Andino.

Desde la ONG alertan respecto de la huella altamente contaminante y duradera de la energía nuclear, con accidentes icónicos -como los de Fukushima y Chernóbil-, los cuales han dejado consecuencias devastadoras y prolongadas en la salud de las personas y la destrucción de los ecosistemas.

“La energía nuclear apenas aporta el 4,5% del total de la energía primaria comercial del planeta. Y no es una energía barata ya que la construcción y desmantelamiento de las centrales suponen costos altísimos. A ello se suma la compleja gestión de los residuos nucleares, los cuales se mantienen radiactivos por un período que va de los 20 mil a los 100 mil años. Es evidente que la energía nuclear no es una alternativa sostenible en el tiempo. Por eso, debe ser desechada y reemplazada por opciones renovables”, dijo Asun.

Mientras el 76% de la energía en Francia proviene de sus centrales nucleares, esa dependencia baja al 19,5% en Estados Unidos, 18,6% en Rusia, 4,8% en Argentina y a un escaso 0,5% en Japón.

Conciencia

Mientras el planeta despierta al hecho de que el calentamiento global es una realidad y que se necesita acción rápida, la industria nuclear, habiéndose agitado durante algunas décadas, ha tomado la oportunidad de promoverse como la respuesta a nuestros temores energéticos.

La realidad de la energía nuclear no es diferente ahora con respecto al siglo XX - es intrínsecamente peligrosa.

De acuerdo con Greenpeace, una y otra vez la industria ha demostrado que la seguridad y la energía nuclear es una contradicción de términos.

“Los reactores seguros son un mito. Un accidente puede ocurrir en cualquier reactor nuclear, causando la liberación de grandes cantidades de radiación mortal en el ambiente. Incluso durante operaciones normales los materiales radiactivos son con regularidad descargados en el aire y agua. La política de secreto, que rodeó el desarrollo de la bomba, fue transferida a proyectos civiles de energía nuclear después de la Segunda Guerra Mundial y sobrevive hoy”, señaló un informe reciente de la ONG.

El envejecimiento de reactores nucleares, en particular el efecto de la operación prolongada en los materiales y componentes grandes, es endémico en toda la industria nuclear del mundo. Al mismo tiempo los operadores nucleares tratan continuamente de reducir costos debido a la mayor competencia en el mercado de electricidad y a la necesidad de satisfacer las expectativas del accionista.

“Los reactores nucleares son inseguros sin importar dónde se construyan”, concluyó la ONG./