La difícil defensa que plantean los ataques con drones | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Lunes, 16 de Septiembre de 2019
Redacción internacional con AFP
Los graves daños sufridos por la fábrica de Abqaiq y el yacimiento de Jurais, en el este de Arabia Saudita, representan un desafío militar y territorial a nivel mundial. El uso de esta herramienta cada vez es más frecuente, no solo por Estados, sino por terroristas

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LOS DAÑOS infligidos el sábado por los rebeldes yemeníes hutíes a las infraestructuras petroleras sauditas ilustran la casi imposibilidad de un país, por muchos medios de que disponga, para proteger sus infraestructuras vitales de una amenaza tan asimétrica, subrayan expertos y oficiales. 

Los graves desperfectos sufridos por la fábrica de Abqaiq y el yacimiento de Jurais, en el este de Arabia Saudita, fueron resultado de un ataque llevado a cabo con 10 drones, indicó el organismo de análisis estadounidense Soufan Center. 

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Es posible que también se utilizaran misiles de tipo crucero, agregó el gabinete, que cita a responsables del gobierno estadounidense.

Son armas a disposición de los hutíes chiitas, apoyados por Irán desde que comenzaron a enfrentarse en Yemen a una coalición dirigida por Riad, hace cinco años. Han demostrado en varias ocasiones, sobre todo desde la primavera boreal de 2019, que esas armas son capaces de eludir los sistemas de defensa saudíes. 

Frente a una amenaza así, "hace falta un sistema de defensa ultraperfeccionado, como solo lo tiene, creo, un grupo aeronaval estadounidense" organizado en torno a uno de los portaviones de la US Navy, explicó a la AFP el exjefe de un servicio de inteligencia francés, que no quiso ser identificado. 

"Un ataque coordinado como el que se llevó a cabo el sábado no está al alcance de cualquiera, como tampoco está al alcance de todo el mundo poder defenderse ante un ataque así", añadió. 

A principios de julio, los hutíes presentaron, durante una ceremonia celebrada en un lugar secreto, un dron-bombardero llamado "Sammad 3" y un misil de crucero, denominado "Al Qods". También cuentan con un dron armado de explosivos llamado "Qasef 2". 

"Es el poder nivelador de la tecnología, que permite a los mendigos poder amenazar a grandes potencias", declaró indignado no hace mucho un responsable de alto rango del ejército francés, que pidió el anonimato. "Nos vemos derrotados por artefactos de 250 kilos, como nos vimos derrotados por minas en Malí", añadió. 

Arabia Saudita ha gastado una fortuna en dotarse de sistemas de defensa tierra-aire, como las baterías antimisiles estadounidenses Patriot, radares y una fuerza aérea ultramoderna.

En 2018, dedicó más de 65.000 millones de dólares al armamento, según el Instituto de Investigación por la Paz de Estocolmo. 

Becca Wasser, analista en el célebre gabinete de ideas Rand Corp, precisó a la AFP que “para lo más esencial, Arabia Saudita cuenta con sus sistemas Patriot para interceptar los proyectiles hutíes, pero los resultados son moderados, puesto que este sistema está diseñado para destruir misiles, más que drones”.

“El empleo de drones indica que los hutíes dieron con la falla de sus sistemas de defensa”, consideró.

Las dimensiones de las instalaciones petroleras saudíes, que en algunos casos son tan grandes como ciudades, y su dispersión por todo el reino hacen que sean difíciles de proteger de forma permanente frente a una amenaza en constante cambio.

Los drones de los hutíes, fabricados con piezas de origen iraní -según un informe de la ONU publicado en 2018-, son de dimensiones variables y pueden desplazarse a varias velocidades y altitudes, por lo que son difíciles de interceptar.

"El problema es que no existe ningún sistema único para tratar todos los casos, y la amenaza del dron evoluciona sin cesar", comentó un ingeniero militar francés.

"Hoy en día, los sitios sensibles están protegidos con radares y rifles antidrones, pero ahora existen drones autónomos, programables" e insensibles a las interferencias GPS, dijo y agregó que “su velocidad también aumentará: hará falta detectarlos más rápidamente y desde más lejos”.

El 19 de agosto la fuerza aérea saudita publicó imágenes de uno de sus cazabombarderos F-15 destruyendo, en pleno vuelo, un dron Qasef-2 en Yemen, y aseguró haber neutralizado una veintena de estos aparatos el año anterior.

Según unos videos publicados en línea por los hutíes, su dron de ataque "Sammad 3" tiene un radio de acción de 1.500 Km, con lo que casi todo el territorio de Arabia Saudita quedaría a su alcance, así como varias regiones de Emiratos Árabes Unidos, aliado de Riad en la guerra en Yemen. 

Fue Arabia Saudita

Las armas utilizadas en el ataque en Arabia Saudita, que redujo enormemente el abastecimiento mundial de petróleo y despertó el temor a una escalada militar entre Washington y Teherán, fueron fabricadas en Irán, afirmó la coalición dirigida por Riad en Yemen. 

"La investigación sigue y todas las indicaciones muestran que las armas utilizadas provienen de Irán", declaró a la prensa en Riad el portavoz de la coalición, el coronel saudí Turki al Maliki.

Asimismo, añadió que también se está investigando el origen de los disparos, que el sábado alcanzaron instalaciones petroleras en Arabia Saudita, primer exportador de crudo del mundo y miembro de peso de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). 

El ataque hizo que la producción de petróleo de Arabia Saudita se redujera a la mitad. Ahora, las autoridades estudian la posibilidad de aplazar la entrada en Bolsa del gigante petrolero Armaco, según fuentes próximas al caso.

La ofensiva fue reivindicada por los rebeldes hutíes chiitas de Yemen, un país en guerra en el que Riad interviene al frente de una coalición militar desde 2015, junto al gobierno, para intentar frenar a la rebelión apoyada por Irán.

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, consideró que no existen pruebas de que este "ataque sin precedentes contra el abastecimiento energético mundial" procediera de Yemen, y Washington acusó a Irán de estar detrás del mismo.

Por su parte, Teherán juzgó que esas acusaciones son "sin sentido" e "incomprensibles", según las declaraciones del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Abas Musavi.