Cada año llegan ocho millones de toneladas de plástico a los océanos, siendo éste uno de los principales atenuantes del deterioro de la vida marina, pero no son los únicos que están en riesgo, pues un millón de aves marinas mueren anualmente por ingerir éste tipo de desechos.
En cifras más concretas, Argentina desecha diariamente 12 millones de botellas por día, dejando muchas de éstas a la deriva y sin ningún tipo de proceso de reciclado.
Por esto, un grupo de argentinos, diseñaron un proceso de reciclaje muy sencillo, el cual permite no sólo reutilizar, sino hacer más eficiente la recolección de botellas plásticas en su país.
Después de la recolección de cientos de éstas, ellos logran fundirlas con concreto para convertirlas en ladrillos que pueden ser utilizados para construir casas o cualquier estructura arquitectónica.
El proyecto además de tener un enfoque ambiental, también tiene uno social, ya que los ladrillos producidos por ellos, son utilizados para construir un techo para los más necesitados,