Los 8 mitos más comunes sobre la leche | El Nuevo Siglo
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Domingo, 2 de Junio de 2019
A pesar de que eventualmente se extienden creencias sobre este alimento, la ciencia reitera que es uno de los más completos

 

¿CÓMO pasó la blanca y natural leche de ser el mejor alimento del planeta a convertirse, en el imaginario de algunos, en algo que es mejor evitar? Como si no bastara con reunir en un solo alimento calcio, fósforo, proteínas y vitaminas A y D (entre otros elementos), el aumento en la población de quienes padecen intolerancia a la lactosa (y de algunos otros que se la imaginan) generó una especie de campaña antiláctea global.

Son muchos los dichos y aseveraciones que se hacen sobre la leche de vaca. Para aclarar las dudas en torno al tema, María Clara Obregón, nutricionista de la Universidad Javeriana, con maestría en Nutrición Humana del IINTA, Universidad de Chile, revisa algunos de ellos.

1. Crecimiento de los niños no es por la leche sino por genética. Según la nutricionista, además de la herencia genética, hay tres elementos que influyen en el desarrollo de los seres humanos en la primera infancia: una buena alimentación, la actividad física y dormir bien. Eso quiere decir que, así haya un elemento genético positivo, porque los padres son altos y saludables, si la alimentación no es buena o no se estimula a los niños a realizar actividad física es posible que se afecte su desarrollo. Así, la leche es un alimento idóneo para potenciar el crecimiento y el desarrollo óseo, muscular y cognitivo de los niños, los cuales, según algunos estudios, si consumen tres tazas al día, pueden ganar, al final de su desarrollo, 1,2 centímetros de altura.

Un estudio realizado por TARGet Kids (Applied Research Group for Kids), una red de investigadores en el área de la salud infantil y médicos de cuidado primario de la Universidad de Toronto (Canadá), asevera que los infantes que consumen leche todos los días son más altos que los que no lo hacen. Los investigadores encargados evaluaron a 5.034 niños entre 24 y 72 meses. El 92% de los cuales consumía leche de vaca y el 13%, bebidas vegetales usadas como sustituto de la leche de vaca (BVSL)

“Las guías alimentarias del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) recomiendan que los niños mayores de dos años consuman entre dos y tres porciones diarias de leche de vaca o productos lácteos como quesos y yogur para cubrir adecuadamente los requerimientos de proteína, calcio, zinc, vitaminas A, D y B1”, asegura la doctora Obregón, quien agrega que, por su aporte de proteínas de excelente calidad que se usan de manera eficiente por el cuerpo, este alimento contribuye a un adecuado crecimiento de células y tejidos; además, por ser fuente de calcio, fósforo y vitamina D, contribuye al adecuado crecimiento y desarrollo de huesos y dientes.

2. Puede producir sobrepeso o subir el colesterol. Algunos aseguran que, debido a que la leche entera contiene grasa, en cantidades demasiado elevadas puede llevar a la obesidad, lo cual no es cierto, como tampoco lo es que la leche tenga altas cantidades de azúcares. Es verdad que a aquellos que tienen problemas reales de sobrepeso se les recomienda reducir el consumo de leche entera y remplazarla por leche descremada o desnatada (es decir, sin grasa); sin embargo, estudios han demostrado que, para una persona normal, que quiera disminuir su peso, agregar productos lácteos a su dieta puede ayudarle a tener mejores resultados.

El único azúcar que incluye la leche es la lactosa, un azúcar natural que aporta energía y mejora la absorción del calcio. Además el calcio de la leche y de los productos lácteos, con un índice adecuado de vitamina D, se asocia con un menor riesgo de diabetes mellitus de tipo 2 y de diabetes en mujeres embarazadas.

Es cierto que a las personas con colesterol alto se les recomienda el consumo de leche baja en grasa, porque la leche aporta colesterol al organismo; sin embargo, no está demostrado que la leche de por sí provoque un aumento del colesterol.

3. No es la única ni la mejor fuente de calcio. Nadie niega que el calcio es fundamental para tener huesos sanos y que obtener el calcio suficiente, desde la niñez hasta la edad adulta, ayuda a fortalecer los huesos a medida que envejecemos.

Sin embargo, quienes abogan por eliminar el consumo de leche, aseguran que, igual, hay otros alimentos que pueden tener calcio, como las verduras de hoja verde (las coles o las acelgas), el brócoli, los frijoles o incluso el tofu. Eso es verdad, parcialmente, porque, aunque es cierto que todos esos alimentos tienen calcio, para que nuestro organismo reciba lo que aporta un vaso de leche tendríamos que comer, literalmente, vegetales por kilos. Los únicos alimentos que proveen una mayor cantidad de calcio son una especie de crustáceo conocido como cigala o las algas secas, ninguno de los cuales es muy común en nuestra dieta.

4. Hay incidencia entre su consumo y el cáncer. No solo no hay estudios concluyentes que puedan relacionar la leche con el cáncer, sino que una investigación de la Sociedad Americana del Cáncer, publicada en el Journal of Clinical Oncology, concluyó que, por el contrario, el consumo frecuente de leche puede ser beneficioso para pacientes de determinado tipo de cáncer, como el de colon.

5. Produce alergias o intolerancia. Este es, quizás, el más extendido de todos los mitos. La verdad es que hay algunas personas que generan cierta intolerancia a la lactosa, para los cuales se han creado los productos deslactosados, los cuales no es que no contengan lactosa, sino que ésta es digerida previamente para que el organismo pueda asimilarla de mejor manera. Es importante saber, además, que cuando se hace más digerible la lactosa no se afectan los otros componentes de la leche, se conservan las proteínas, el calcio y las vitaminas.

Igualmente, hay niños pequeños que pueden ser alérgicos a las proteínas de la leche durante sus primeros años de vida (algo que el 90% de ellos supera hacia los 4 años de edad), lo cual no quiere decir que la leche produzca alergias ni que ésta se extienda a la vida adulta.

6. Los humanos no deberían consumirla en su vida adulta. Se ha extendido la teoría de que el hombre es el único mamífero que sigue tomando leche después del período de lactancia. Aunque es cierto que los seres humanos dejamos de incrementar nuestra reserva de calcio después de que cumplimos 20 años, lo cierto es que si dejáramos de tomar leche en la vida adulta el organismo echaría mano de esa reserva, aumentando la posibilidad de sufrir, antes de los 40, enfermedades relacionadas como la osteoporosis.

7. La leche de supermercado ha perdido propiedades naturales. Hay algunos tipos de leche, a los cuales se les somete a altas temperaturas (como algunas de larga vida), con lo cual es posible que en el proceso se reduzca la cantidad de vitaminas A y D, que son termo sensibles y son agregadas posteriormente por los productores, pero es el único efecto del procesamiento. De resto la leche que encontramos en el supermercado tiene las mismas propiedades que la que sale de la vaca, sin los peligros sanitarios.

8. Las leches vegetales tienen las mismas propiedades que la de vaca. Las bebidas vegetales como la leche de almendra, no son realmente leche, y aunque culinariamente pueden tener una función similar a la leche de vaca en algunas preparaciones, nutricionalmente no se comparan. La leche no solo aporta una proteína con una mayor calidad nutricional y es una fuente natural de calcio, sino que tiene una cantidad de minerales y de vitaminas (como la D) que no aparecen en las bebidas vegetales.