Los audífonos no son garantía para la sordera | El Nuevo Siglo
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Lunes, 2 de Septiembre de 2019

¿Ha pensado qué pasaría si pierde la audición de repente? La mayoría de las pérdidas auditivas son graduales e indoloras, lo que significa que muchas personas pueden estar evitando revisiones de salud auditiva o incluso tratamientos para conservarla. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el 2050, unos 900 millones de personas padecerán problemas de audición por prácticas auditivas irresponsables y falta de acceso a atención médica, entre otros factores.

La sordera tiene diferentes grados entre leve y profunda, afortunadamente es tratable en todos ellos con diferentes alternativas, pero dependiendo del caso unas son más efectivas que otras. Juan Carlos Katamuskay es un psicoterapeuta y músico manizaleño que a sus 55 años ha perdido la audición en dos momentos de su vida por razones que se pudieron evitar. Ahora él disfruta poder escuchar sin límites.

“Mi audición fue normal hasta los 28 años. Un día estaba en clase de la universidad y el profesor nos invitó al patio para una actividad, al salir me di cuenta que, de repente, ya no escuchaba bien. Quedé en shock. Inmediatamente, fui al otorrino y me explicó que tenía una condición llamada otosclerosis. En ese momento me formuló mis primeros audífonos para escuchar”, afirma Juan Carlos.

La otosclerosis se refiere a problemas en el proceso de sustitución natural de los tejidos de los huesos del oído medio, interrumpiendo el paso de ondas sonoras al oído interno. Su causa está en estudio y se sabe que tiene un componente poblacional y hereditario.

La condición que presentaba Juan Carlos podía corregirse quirúrgicamente; sin embargo, él cuenta que no accedió a la cirugía, porque no había un diagnóstico claro. Una junta médica que consultó como segunda opinión descartó otosclerosis y diagnosticó sordera neurosensorial, desencadenada por una fuerte dosis de antibiótico que le fue formulada en su adolescencia para tratar una infección urinaria.

Con los audífonos, Juan Carlos logró volver a captar sonidos; sin embargo, no fue así por mucho tiempo: “Mis oídos y los audífonos competían en una carrera constante contra el tiempo. A medida que pasaban los meses mi sordera crecía progresivamente, por lo que debía cambiar con constancia los dispositivos por otros cada vez más potentes con mayor volumen. Entonces, pasó lo que nunca pensé que se iba a repetir: quedé sordo por segunda vez. Los audífonos ya no eran suficientes”.

La audióloga y presidente de la Asociación Colombiana de Audiología (Asoaudio), Dra. Mónica Forero explica: “Los audífonos son ayudas auditivas externas que amplifican el sonido ambiente para que el oído interno lo reconozca; es decir, a mayor daño, se requiere más volumen. Cuando la pérdida auditiva va de severa a profunda el beneficio obtenido con los audífonos es muy limitado, ya que el paciente escucha sonidos de alta intensidad, pero no los discrimina”.

Según la OMS, no atender las pérdidas auditivas efectivamente cobra unos US$750.000 millones internacionales al año, asumidos en gran parte por los sistemas de salud y educación en esfuerzos de inclusión y tratamiento dirigidos a esta población. Por otro lado, de acuerdo con un estudio colombiano publicado en la revista especializada Otology & Neurotology, el implante coclear es el tratamiento óptimo para la sordera profunda, pues es el más eficiente y rentable para mejorar la calidad de vida y productividad del paciente.

El estudio estableció que los usuarios de implante coclear examinados obtuvieron una ganancia de 5.7 años de vida ajustados por calidad; mientras que los usuarios de ayudas auditivas, como audífonos, alcanzaron una ganancia de 4.6 años.