En los últimos 70 años, el plástico -un material increíblemente maleable, versátil y duradero- se ha infiltrado en el mercado y todo apunta a que se ha extendido hasta el último rincón de la tierra. Los plásticos pueden aportar importantes beneficios, desde dispositivos médicos que salvan vidas hasta un almacenamiento seguro y prolongado de alimentos.
Sin embargo, los productos que son innecesarios y evitables, especialmente los envases de un solo uso y los artículos desechables, están contaminando nuestro planeta a un ritmo alarmante, afectando por igual a la fosa de las Marianas y al pico más alto del mundo, el Everest.
Decenios de crecimiento económico y una dependencia cada vez mayor de los productos de plástico de usar y tirar han provocado que haya un torrente de residuos que se quedan sin gestionar y se vierten en lagos, ríos, entornos costeros y, por último, en el mar, lo que desencadena una oleada de problemas.
El informe “De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación plástica”, muestra que existe una amenaza creciente en todos los ecosistemas, desde el origen hasta el mar.
También muestra que, aunque se dispone de conocimientos técnicos necesarios, para hacer frente a esta creciente crisis hace falta voluntad política y que los gobiernos tomen medidas urgentes.
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El informe servirá de base para las acciones prioritarias de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA 5.2) de 2022, en la que los países se reunirán para decidir los próximos pasos en la cooperación mundial. La nueva evaluación de las Naciones Unidas advierte que, a menos que resolvamos nuestro problema con los plásticos:
El problema se ha convertido en una crisis mundial que requiere una atención y medidas inmediatas y sostenidas. Esta evaluación es el llamado de alerta definitivo sobre la omnipresencia de la basura marina y los efectos adversos de la contaminación por plásticos -desde la degradación del medio ambiente hasta pérdidas económicas para las comunidades e industrias, pasando por los riesgos para la salud humana- y nos muestra qué podemos hacer para mejorar. Es hora de que nos unamos para cambiar el curso de la basura marina y la contaminación por plásticos mediante la aplicación de las muchas soluciones, grandes y pequeñas, que tenemos a nuestro alcance, con urgencia, innovación, compromiso y responsabilidad.
Los daños a la vida marina
La basura marina y la contaminación por plásticos son fenómenos problemáticos por muchas razones. Los plásticos no se biodegradan (no se descomponen de forma natural sin dañar el medio ambiente), sino que se van deshaciendo con el tiempo en fragmentos cada vez más pequeños, conocidos como microplásticos y nanoplásticos, que pueden tener importantes efectos adversos.
Su impacto en la vida marina va desde daños físicos o químicos a animales individuales hasta efectos más extensos sobre la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas. Se han encontrado trozos de plástico en el sistema digestivo de muchos organismos acuáticos, incluidas todas las especies de tortugas marinas y casi la mitad de las especies de aves y mamíferos marinos estudiados.
Una de las principales causas de muerte de las ballenas francas del Atlántico Norte, una de las especies de ballena en mayor peligro de extinción del mundo, es el atrapamiento en artes de pesca fantasma.
También hay otros efectos menos evidentes. No solo es que las toxinas que ya se encuentran en los plásticos afecten a la red trófica de los océanos, sino que también se ha descubierto que los trozos de plástico absorben los contaminantes que fluyen desde la tierra hacia el mar, incluidos los residuos farmacéuticos e industriales. La toxicidad puede transferirse a través de la cadena alimentaria a medida que las especies marinas se comen unas a otras. También existe una preocupación creciente por las especies no autóctonas que atraviesan el océano en la basura flotante hasta llegar a mares y suelos ajenos, como las algas, los moluscos y los percebes, que pueden invadir y degradar especies y entornos acuáticos lejanos.
La contaminación marina por basura y plásticos también entraña un riesgo para los seres humanos. La salud ambiental está inextricablemente ligada a la salud humana. La omnipresencia de los microplásticos en nuestro planeta suscita graves preocupaciones acerca de la seguridad de las personas. Las investigaciones más recientes muestran que las personas inhalan microplásticos a través del aire, los consumen a través de los alimentos y el agua, y hasta los absorben a través de la piel.
Aunque todavía se desconoce el alcance total del efecto sobre la salud humana, ya que la investigación es incipiente, hay pruebas fehacientes de que las sustancias químicas asociadas a los plásticos, como el metilmercurio, los plastificantes y los pirorretardantes, pueden entrar en el cuerpo y están relacionados con problemas de salud, especialmente en el caso de las mujeres.
Los efectos de la contaminación por plásticos no son iguales en todo el mundo. Los países más ricos producen más residuos plásticos, que con frecuencia excesiva van a parar a los países menos adelantados, cuya gestión de los desechos es la menos sofisticada. Si bien el reciclaje puede ayudar a reducir la producción y los residuos de plástico, un problema serio es la baja tasa de reciclaje de plásticos en todo el mundo, actualmente inferior al 10%.