La Ley 2232 de 2022 entrará en vigencia el próximo 7 de julio, es decir, que inicia la “reducción gradual de la producción y consumo de ciertos productos plásticos de un solo uso”, tal como lo son las bolsas plásticas que se utilizan en los supermercados, aquellas en las que se empacan facturas; los pitillos, soportes plásticos para las bombas de inflar, bolsas utilizadas en las lavanderías para empacar la ropa, rollos de bolsas vacías en superficies comerciales para embalar, cargar o transportar paquetes y mercancías o llevar alimentos a granel, entre otros.
La resolución 0803 fue firmada por el viceministro de Políticas y Normalización Ambiental del Ministerio de Ambiente, Mauricio Cabrera Leal el 24 de junio de este año en Bogotá.
La meta del proyecto radicado en 2020, es que para el año 2030 ya no se utilice este tipo de plásticos, salvo para uso médico o porte de medicinas, asepxia; así como para empacar los productos de origen animal crudos etc.
Al respecto, el representante a la Cámara por Bogotá del Partido Liberal, Juan Carlos Losada, autor de la Ley dijo a El Nuevo Siglo que "es urgente reducir la producción plástica en el mundo, pues ya quedó claro que los modelos de reciclaje y aprovechamiento no dan abasto con la problemática de la contaminación generada con este material, que está poniendo en jaque nuestros ecosistemas y nuestras fuentes hídricas".
"Actualmente se está negociando un tratado que tendrá como objetivo principal implementar medidas globales para atajar esta problemática, pues la contaminación plástica no distingue fronteras y, de hecho, la mayor afectación se está presentando en nuestros océanos. Colombia debe seguir esta tendencia y seguir implementando medidas que procuren a la reducción de la producción plástica, no solo de los productos contemplados en la ley, sino de otros elementos que son completamente prescindibles y que, una vez son desechados, tardan miles de años en descomponerse, afectando gravemente a nuestros ecosistemas", agregó.
Asimismo, indicó, "deberían prohibirse todos aquellos productos que tienen una vida útil corta, que se desechan rápidamente y que, en cambio, generan altísimos niveles de contaminación. Las colillas de cigarrillo, por ejemplo, son elementos plásticos altamente contaminantes, que no quedaron contemplados en esta norma, pero que también deberían pasar por una regulación similar".
Por su parte, el exministro de Ambiente, Manuel Rodríguez, dijo a EL NUEVO SIGLO que “la implementación de esta medida es muy buena. Pese a que hay dudas sobre la transición, porque parece que no se está tan preparado para esta. Hay muchos cuestionamientos sobre la forma de sustituirlo, porque se dice, por ejemplo, que para que una bolsa de tela sustituya los plásticos, esa bolsa tiene que utilizar cientos de veces porque obviamente en la fabricación de la bolsa tiene también unos impactos ambientales de consideración; pero es balance la medida es buena”.
No obstante, ante el interrogante de ¿qué otros productos que hay en el mercado se deberían prohibir?, Rodríguez sostuvo que en la actualidad “hay muchos químicos del medio ambiente utilizamos. Para darle un ejemplo, hay 100.000 químicos inventados por el hombre o por la humanidad, para resolver diferentes problemas. Algunos de esos productos sintéticos son muy dañinos para el medio ambiente, pero es imposible sustituirlos”.
Por ejemplo, “los cultivos se fertilizan con nutrientes nitrogenados, justamente los fertilizantes nitrogenados que se utilizan para los cultivos son sintéticos, en el proceso capturan nitrógeno del aire y a partir de ahí se puede fabricar que son los TNT (explosivos) y otros la urea, que genera problemas de los cultivos, pero si no se usará, no tendríamos los alimentos, no habría suficientes alimentos para todas las personas”, explicó.
Así, el exceso de ellos (sustancias nitrogenadas) en el suelo, se va a los ríos, va a los mares, a los lagos, y como consecuencia se genera la proliferación de algunas plantas y que acaban el oxígeno del agua y con ello muere toda la vida, puntualizó el experto.
A su turno, Juan Mayr Maldonado, exministro de Ambiente diálogo con este Diario analizó el panorama, y señaló que “hemos creado una sociedad de consumo con una serie de productos que, solamente años después hemos visto el daño que causan, y ya a esas alturas cuando ya estamos invadidos de eso, como es el caso de los plásticos, obviamente tener políticas para eliminarlos implica una gran transformación de la economía y también del comportamiento humano”.
Por ello el experto destaca la importancia de evaluar a detalle las alternativas con las que se sustituirá el plástico que se destina actualmente con un solo uso.
Entre tanto, el experto ambientalista Álvaro Sánchez dijo a EL NUEVO SIGLO que “hay muchas maneras de reutilizarlo; realmente el plástico de un solo uso no existe, lo que existe son falencias en los procesos para recuperar ese plástico; con las bolsas, por ejemplo, en muchos países ya se están fabricando biocombustibles y no tiene gases de efecto invernadero, pero en Colombia ha sido muy difícil porque no hay quien haga la inversión que se debiera hacer”.
Sobre qué productos deberían prohibirse, Sánchez afirmó que, por ejemplo, “todo el icopor es algo completamente contaminante y hace muchísimo más daño que el plástico mismo, y ese no se contempla en la Ley”.
Laura Reyes, directora Ejecutiva de Cempre Colombia, señaló a este Diario que “para acelerar la economía circular del plástico implica que trabajemos de manera colectiva, colaborativa y armónica en acciones de inversión y de cumplimiento la infraestructura que requiere el país, para poder dar cumplimiento a estas metas debe como mínimo multiplicarse por 4 en los siguientes dos a tres años y eso implica que necesitamos asegurar que no competimos en este espacio de la sostenibilidad y la construcción del país que si queremos”.
“También coordinamos el pacto por los plásticos que cuenta ya con una hoja de ruta al 2030 y tenemos 14 proyectos transversales, enfocados a incrementar el aprovechamiento y reciclaje”, sostuvo Reyes.