El agua es indispensable para el bienestar, la buena salud, la seguridad alimentaria y el crecimiento económico. Sin embargo, 663 millones de personas en el mundo enfrentan escasez debido a la transformación de los ecosistemas y el cambio climático.
WWF-Colombia contó algunos datos que muestran el panorama de este recurso en el país y en el mundo.
•Más de 2.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable y más del doble no cuentan con acceso a servicios de saneamiento seguro.
• La escasez de agua afectará a 5.000 millones de personas de aquí a 2050 debido al cambio climático y el aumento de la demanda.
• El agua para el riego en la agricultura representa el 70% de las extracciones del agua mundial.
• Los sectores industriales, que incluyen la generación y distribución de energía, consumen cerca del 22% del agua en el mundo.
• La demanda de este recurso en los hogares representa el 8%.
En Colombia:
Según un estudio de la Superintendencia de Servicios Públicos y el Departamento Nacional de Planeación:
•Para 2015, la cobertura en la prestación del servicio de agua potable en áreas urbanas era del 97%, mientras que en la rural del 73%, teniendo en cuenta pozos y carrotanques.
•Se requieren 44.8 billones de pesos en los próximos 10 años para lograr la cobertura de agua potable y alcantarillado en áreas urbanas y rurales del país. Así como para tratar el 50% de las aguas residuales.
•Un colombiano dispone de 50.000 m3 de agua al año, un volumen de agua equivalente al de 20 piscinas olímpicas.
Pero además, la ONU estableció que acceder a ella es un derecho humano. Y es gratuita. Pero obtenerla, trasladarla y procesarla hasta que llegue a un grifo no lo es.
“La comida es una necesidad humana y todos entienden que hay que pagar por los alimentos. Pero eso no está claro a la hora de tener que pagar por el agua”, sostuvo Guangzhe Chen, director de prácticas globales del agua en el Banco Mundial, en una presentación durante el 8º Foro Mundial del Agua en Brasilia.
Chen coincidió con otros especialistas acerca del bajo costo del agua como servicio público en las ciudades y sugirió que un aumento podría atraer a inversores sedientos de ganancias.
El déficit en inversiones de infraestructura en ese campo es inmenso. Se sitúa entre 150.000 y 350.000 millones de dólares, según un cálculo conservador publicado por Alex Money, profesor de Oxford, que firmó el informe del Foro.
Money incluyó en su cuenta teórica el cumplimiento del capítulo del agua planteado entre los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU, que abordan los grandes desafíos que enfrenta el mundo actual.
La meta de garantizar la disponibilidad de agua y saneamiento para toda la humanidad no es simple, en un mundo donde más de 2.000 millones de personas viven en zonas con estrés hídrico, según datos de la organización.
“Hay mucho por hacer”, resumió Money.
“Los inversores se preguntan: ¿Cuál es la tasa de retorno? Pero la cuestión pasa por saber cuál es el riesgo de no alcanzar los objetivos y ese no es necesariamente un riesgo financiero, sino de toda la agenda (de desarrollo)”, advirtió.
En busca de capital
Chen y Money hablaron durante el evento que congrega a jefes de Estado, gobernantes, científicos y ambientalistas.
Ambos compartieron panel con Kathleen Dominique, economista especializada en medio ambiente de la OCDE, quien propuso explorar una mezcla de capitales públicos -hegemónicos en el sector- y privados. Y empezar a pensar en proyectos de menor escala, más baratos, que puedan ampliarse.
“Hay mucho para aprender de otros sectores, como el de la energía y la agricultura. El agua es sistemáticamente infravalorada y lo mismo ocurre con su precio”, dijo.
La falta de dinero para erigir las muchas veces costosas estructuras para la provisión de agua potable y las posibilidades de captar dinero del sector privado fue uno de los temas centrales del debate en sus primeros tres días.
Xavier Leflaive, especialista en economía aplicada al agua de la OCDE, se refirió a las respuestas “verdes”, inspiradas en la naturaleza, foco del informe de la ONU que sirvió de punto de partida para el evento.
La ONU propuso diversificar las obras de ingeniería y apostar por políticas conservacionistas, como las que aplica Nueva York, que paga a los agricultores que menos contaminan, a cambio de recibir aguas más limpias y ahorrar dinero en tratamientos.
“Aportan mucha flexibilidad, pero no siempre son baratas. Uno de sus beneficios es que cuanto más viejas son, más beneficios generan”, dijo Leflaive.