Día a día, se hace más evidente la necesidad de generar estrategias y alternativas para hacerle frente al impacto ambiental que, desde hace años, se genera en diferentes sectores de la economía.
Es por ello por lo que, desde 1975, se conmemora el Día Mundial de la Educación Ambiental es empleado para concientizar a las personas acerca de la importancia de preservar y proteger el ecosistema, así como incentivar su participación en las acciones que se están llevando a cabo a nivel mundial, para su conservación.
Al respecto, Lina Morales, coordinadora de convenios estratégicos de turismo en Compensar, especificó que “la educación ambiental es eje fundamental para que la sociedad se dé cuenta de la importancia de respetar el medio ambiente y aportar, de manera significativa, a la conservación de los recursos naturales para lograr sociedades sostenibles”.
Añadió que “esto se logra, desde el sector empresarial, pero también desde el turismo y el comportamiento de cada uno de nosotros”.
Dos de los objetivos específicos del Día Mundial de la Educación Ambiental son: sensibilizar a las personas acerca de los problemas medioambientales de su entorno para generar alternativas y soluciones; así como destacar la importancia del medio ambiente y el equilibrio entre el hombre y la naturaleza.
Estos dos propósitos aplican en diferentes ámbitos, pero hay una industria clave: el turismo. Este sector de la economía, que anualmente llega a mover por encima de $40 billones a nivel nacional, aporta cerca del 5% de las emisiones globales, siendo las formas de movilización y transporte las que más aportan a este número, con un total del 75%.
“A medida que pasa el tiempo, nos concientizamos mucho más con la naturaleza y, a partir de ahí, surgen iniciativas como el ecoturismo para reducir la huella ambiental que dejamos a la hora de viajar, compensando el impacto de CO2 que usamos al montar un avión, un automóvil o un tren. Pero, lo más importante es ayudar y educar a los turistas para que entiendan que algunas prácticas que se han normalizado con el tiempo tienen, sin duda, un impacto negativo en los ecosistemas”, agregó Lina Morales.
En Colombia, son muchas las zonas del país que viven de los ingresos que deja este sector de la economía, sin embargo, el reto nace en la necesidad de promover y aplicar acciones responsables que permitan que la naturaleza esté en armonía con las actividades humanas. Desafortunadamente, debido a las malas prácticas de visitantes a algunas regiones, se ha reportado que, en el 94% de las especies de flora y fauna reportadas, se ha experimentado una disminución importante en su número de individuos.
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“El cambio lo debemos hacer ya y con prácticas que, aunque pueden sonar pequeñas, terminan generando un impacto muy significativo si lo hacemos en comunidad. Algo tan sencillo como evitar llevar plásticos de un solo uso a los viajes, movilizarse en transporte amigable con el medio ambiente y no invadir el hábitat de las especies, son acciones con un impacto positivo directo”, concluyó.
En línea con lo anterior, y para aportar al turismo sostenible, Compensar y WWF Colombia, se han unido para promover buenas prácticas de los viajeros y velar por el cuidado del medio ambiente. Con esta alianza se enseña a los visitantes a disminuir el impacto de su viaje en las diferentes regiones del país y minimizar su huella ecológica durante las actividades realizadas en sus estadías; el objetivo final es promover el turismo como motor de crecimiento en zonas del país, con viajeros conscientes del impacto medioambiental que sus acciones tienen en su entorno.
Por otra parte, Tomy Megna, fundador de Learning by Helping, compartió los siguientes datos:
● En 2023, tres cuartas partes del ecosistema terrestre del planeta y alrededor del 66% del medio ambiente marino ha sido alterado significativamente por la acción humana. Más de un tercio de la superficie terrestre del mundo y casi el 75% de los recursos de agua dulce están ahora dedicados a la producción agrícola o ganadera.
● Al menos 2000 millones de personas siguen viviendo sin servicios de agua potable gestionados de forma segura. Si bien la inversión en energías verdes ha ido en aumento se necesita triplicar esa inversión si sólo pensamos en cumplir los objetivos previstos. Pero ya sabemos que no se trata de objetivos, sino de que cada acción esté orientada al desarrollo sostenible.
● La brecha digital es cada vez más profunda. Si bien cada vez hay más personas que acceden a internet, el avance de la tecnología, con la inteligencia artificial como punta de lanza hace que se amplíen las brechas entre el carácter utilitario de los desarrollos digitales y su capacidad de potenciar las habilidades humanas.