Andrés Cancimance es representante del Putumayo en el Congreso y habló con EL NUEVO SIGLO sobre la situación de las carreteras en su departamento.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo afecta al Putumayo la situación de la tragedia causada por el deslizamiento ocurrido en Rosas?
ANDRÉS CANCIMANCE: Nos afecta en el sentido de que se convierte en la vía alterna para poder llegar a Nariño y al Valle, y es una vía que no está en buen estado y eso ha generado un congestionamiento impresionante. Un tramo en el que uno se demoraba entre dos y tres horas entre Mocoa y el Alto Putumayo, por ejemplo, ahora se está haciendo en seis horas. Eso está generando mucha congestión, pero también ha imposibilitado que llegue, por ejemplo, combustible al Alto Putumayo o que baje el alimento de Nariño hasta el resto del departamento. Entonces estamos también enfrentados a una realidad de posible desabastecimiento. Esas son las problemáticas directas, teniendo en cuenta que no es una vía que esté diseñada tampoco para soportar tanto tránsito vehicular, porque imagínese que antes del desastre transitaban unos 600 carros y hoy esa suma es muchísimo mayor, sumamente alta. Eso también genera un caos impresionante.
ENS: Es decir, ¿quienes se dirigen desde el sur del país deben dar la vuelta por ese lado para llegar a Nariño?
AC: Exactamente. Todas las personas que desean ingresar a estos otros departamentos deben, sí o sí, cruzar este tramo, que se conoce como el tramo San Francisco-Mocoa; debido a su historia le han dicho “el trampolín de la muerte”, aunque ambientalistas como quien le habla prefieren decir “el trampolín de la vida” por la biodiversidad que hay, pero hay una historia de muerte de muchas personas que se han accidentado por deslizamientos continuos. Es decir, es un terreno muy agreste, son 80 kilómetros de una vía de tres metros solamente, en medio de abismos. Entonces todo el tema de los camiones, los buses grandes, es muy complicado.
ENS: ¿Cómo se encuentran los avances de una construcción de la variante en el Putumayo?
AC: Existe un proyecto desde hace más de 30 años de construir una variante, y ese proyecto todavía está suspendido. De hecho, se retomó en el gobierno de Duque con la asignación de 1,3 billones de pesos pero paradójicamente el 80 % del recurso ejecutado durante el año pasado no se hizo en la construcción de la variante como tal sino que se invirtió para pavimentar otras vías, en otros municipios del departamento de Nariño. Porque el proyecto salió como un tramo completo de Putumayo-Nariño, pero eso generó que pudieran gastarse el 80 % de los recursos en municipios nariñenses que no tienen directa relación con la variante. Tenemos la oportunidad de insistir en la necesidad de que este proyecto de la variante se haga, porque además el contrato lo que dice es que está proyectada para 10 años de construcción. Es decir, si ya llevamos 30, con 10 años más nos daría casi medio siglo esperando una vía.
ENS: Es decir, no tienen buenas vías para poder comercializar sus productos…
AC: Exactamente. Por eso muchas teorías e investigaciones plantean que la economía cocalera ha funcionado en departamentos como estos porque el campesinado no puede vender sus productos ni transportarlos, pues no existen garantías de infraestructura, por ejemplo. Entonces es mucho más fácil que vendan un kilo de coca que una carga de plátano.
ENS: ¿Y desde el Congreso usted qué puede hacer para lograr el mejoramiento de esas vías?
AC: Hemos estado en diálogo con el Ministerio de Transporte, con Invías, primero antes de la situación en Rosas, Cauca. Y agilizando que el proyecto de la variante se construya. En febrero vamos a tener una audiencia pública justamente para revisar estos problemas que se han identificado en el proyecto, y hoy con esta tragedia en el departamento vecino estamos haciendo mucha más presión para que, incluso en la manera en que se está resolviendo el problema, no se considere solo a Nariño y al Cauca, porque lo que está pasando es que solo se habla de Nariño y Cauca, y no se está hablando de Putumayo.