Una mujer entre dos pandemias bajo la pluma de Isabel Allende | El Nuevo Siglo
El libro además habla sobre las ondas expansivas de la Gran Guerra, la llegada de la gripe española y la lucha por los derechos de la mujer, entre otros temas más.
Foto Isabelallende.com
Lunes, 24 de Enero de 2022
Redacción Cultura con AFP

La escritora chilena Isabel Allende estrena este mes su nueva novela, “Violeta”, la historia de una mujer independiente que nace durante una pandemia y muere en otra. Por el camino, la protagonista asiste a las numerosas transformaciones sufridas por un país sudamericano que se parece mucho a Chile.

Allende es autora de cerca de 30 libros, de los que vendió unos 70 millones de ejemplares, traducidos a más de 40 idiomas.

Ha escrito obras como “La casa de los espíritus” en 1982, “El bosque de los pigmeos” en el 2004 e “Inés del alma mía” en el 2006. Esta última novela fue convertida en serie de televisión por RTVE en 2020. Ese mismo año publicó uno de sus más reciente ejemplares, “Mujeres del alma mía”. Esta memoria y ensayo trata sobre la relación de la escritora con el feminismo y el hecho de ser mujer. Con este libro, Allende también hace un llamado a la necesidad de vivir la vejez a plenitud.

Este año, específicamente esta semana, sorprende a sus lectores con un relato, que según cuenta, tiene algunos visos de la vida de su madre, reflejados en la protagonista del libro.

Allende muestra en esta nueva historia a Violeta, quien viene al mundo un tormentoso día de 1920, siendo la primera niña de una familia de cinco bulliciosos hermanos. Desde el principio su vida estará marcada por acontecimientos extraordinarios, pues todavía se sienten las ondas expansivas de la Gran Guerra cuando la gripe española llega a las orillas de su país sudamericano natal, casi en el momento exacto de su nacimiento.

Gracias a la clarividencia del padre, la familia saldrá indemne de esta crisis para darse de bruces con una nueva, cuando la Gran Depresión altera la elegante vida urbana que Violeta ha conocido hasta ahora. Su familia lo perderá todo y se verá obligada a retirarse a una región salvaje y remota del país. Allí Violeta alcanzará la mayoría de edad y tendrá su primer pretendiente.

En una carta dirigida a una persona a la que ama por encima de todas las demás, Violeta rememora devastadores desengaños amorosos y romances apasionados, momentos de pobreza y también de prosperidad, pérdidas terribles e inmensas alegrías. Moldearán su vida algunos de los grandes sucesos de la historia: la lucha por los derechos de la mujer, el auge y caída de tiranos y, en última instancia, no una, sino dos pandemias.

La escritora, hija de un diplomático chileno y nacida en Lima en 1942, concedió una entrevista por videollamada desde su residencia cerca de San Francisco (California), en el oeste de Estados Unidos.

Durante la conversación, habló sobre su nueva novela, de mujeres fuertes, de la desigualdad en los países latinoamericanos y de su oficio de escritora. 



¿Cómo nace esta novela?

ISABEL ALLENDE: Tuve la idea después de que muriera mi madre. Ella murió poco antes de la pandemia de covid-19 y nació cuando llegó la influenza española a Chile, en 1920. Vivió 98 años, pero yo me imaginé que, si hubiera vivido un poco más, habría nacido en una pandemia y muerto en otra.

“Violeta” transcurre en la época que mi madre vivió, un periodo del siglo XX con guerras, depresiones, las dictaduras en América Latina, las revoluciones. Creé una protagonista que se parece a mi madre en muchas cosas, pero que no es ella y tiene una vida mucho más interesante.  

¿En qué se parecía su madre a Violeta?

IA: Mi madre era bella, inteligente, con talentos, independiente y fuerte. Sin embargo, nunca pudo mantenerse sola, y eso fue determinante en su vida. La diferencia entre Violeta y mi madre es que Violeta sí puede mantenerse sola, y eso le da una gran libertad. Mi madre dependió de dos maridos y después de mí.

También tenía, como Violeta, una visión financiera. Habría podido hacer dinero si hubiera tenido algo para invertir, pero nadie le hacía caso.

Violeta y su familia dejan la capital para instalarse en el sur del país, donde viven con gente más humilde que ellos. ¿Era importante mostrar esa diferencia entre clases?

IA: Sí, porque cualquiera que haya vivido en un país de América Latina sabe que hay un sistema de castas, que en algunas partes son muy impermeables. Y Chile es un país de muchos prejuicios de clase, más que otros países, tal vez porque tuvo poca inmigración al principio. Entonces, Violeta, si se hubiera quedado en su clase social, haciendo la vida que le correspondía, nunca habría tenido una visión más amplia del país y de la vida.

Vive fuera del país desde hace muchos años. ¿Cómo se siente cuando regresa?

IA: La primera semana estoy feliz, y después me doy cuenta de que allí también soy extranjera. Yo soy extranjera en todas partes. Ese es mi destino. 

En Estados Unidos, hablo inglés con acento. Cualquiera que me vea en la calle sabe que soy latina y que soy inmigrante. Y en Chile, he vivido 40 años fuera, y el país ha cambiado mucho. Yo tengo en la cabeza y en el corazón un país que ya no existe.

“Disfruto tanto escribiendo”

Lleva casi 40 años dedicándose a la escritura. ¿Cómo ha evolucionado su trabajo? ¿Se siente más segura a la hora de empezar una novela? 

Empiezo todos mis libros el 8 de enero, y el 7 tengo que tomar pastillas para los nervios. Los nervios no se me han quitado, pero he aprendido que, si me presento disciplinadamente delante del teclado a diario, algo sale. 

Ahora estoy un poco más relajada. También he aprendido que no saco nada con hacer un guion. Eso me paraliza y me quita toda la inspiración. Dejo que la historia cambie.  

Disfruto tanto escribiendo. La gente me dice: ¡Ya no tendrías que escribir, ya estás vieja para eso!”. Pero esto me encanta, ¿por qué lo voy a dejar de hacer?