Colombia juega a dos bandas: Marruecos y el Polisario | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 5 de Febrero de 2023
Hernán Olano

La definición del mundo árabe comprende el conjunto geográfico, poblado mayoritariamente por árabes o arabizados, que se extiende desde Marruecos y Mauritania en el extremo oeste del Magreb, hasta el Sultanato de Omán en el extremo este.

Abarca Oriente Próximo (Palestina, Siria, Jordania, Líbano e Iraq), la península arábiga (Arabia Saudí, Yemen, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Kuwait y Qatar), los países de la cuenca del Nilo (Egipto y Sudán) y el Norte de África (Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania), así como tres pequeños países afro-árabes (Somalia, Djibouti y Comoros). Éstos son los 22 países miembros de la Liga de Estados Árabes. Y, con la mayoría de ellos, Colombia posee relaciones diplomáticas formales, teniendo en cuenta su importancia económica y su posición estratégica.

De esos Estados, particularmente el Reino de Marruecos, comenzó a desarrollar con mucha fuerza en los últimos tres lustros (aunque su Embajada se instaló en Bogotá desde 1986), un proceso de aproximación en escala creciente con algunos países latinoamericanos, como Colombia, detectándose interesantes fenómenos de cooperación en diversos planos. Este acercamiento representa un caso singular en el marco de las relaciones magrebíes-latinoamericanas, hasta el punto de que el Reino de Marruecos, a través de su embajadora en Bogotá y Quito, Su Excelencia, Farida Loudaya, es miembro observador del Parlamento Andino.

En materia gubernamental y parlamentaria, las relaciones se mantenían en un espíritu creciente de afabilidad hasta hace seis meses, cuando para la posesión del presidente Gustavo Petro apareció una comitiva apócrifa que logró el reconocimiento de relaciones de Colombia con la denominada República Árabe del Saharaui Democrática, apoyada por la República Argelina.

Cabe anotar que, en sesión plenaria del Senado, del pasado 19 de octubre, fue aprobado por 63 parlamentarios de los 108 que integran la Corporación, políticos de partidos de la coalición de gobierno (Partido Liberal, Partido Conservador, Partido De La U, Alianza Verde, Cambio Radical, Mira, Colombia Justa Libres, Centro Democrático, y La Liga De Gobernantes Anti Corrupción), rechazar la decisión adoptada por el Gobierno de darle legitimidad a la sedicente República Árabe del Saharaui Democrática, que en realidad, no es reconocida por la gran mayoría de los países del mundo y mucho menos por las Naciones Unidas.

En este organismo se ha escalado el conflicto hasta el Consejo de Seguridad, el que a través de 18 Resoluciones expedidas desde 2007, se ha pronunciado a favor de preservar sobre todo el territorio la soberanía del Reino de Marruecos, cuyas solicitudes han sido calificadas de “serias, creíbles y realistas”, tanto por ese órgano de la ONU, como por la comunidad internacional.



El gobierno de Petro buscó “desenterrar” un documento firmado el 27 de febrero de 1985 con la denominada República Saharaui durante el gobierno de Belisario Betancur, (el cual integró a Colombia a los Países No Alineados), sin darse cuenta que el Frente Polisario de Liberación, que representa a la autodenominada República, es un grupo guerrillero, no era un Estado y, por tanto, los 63 senadores consideran que la acción del Gobierno y de la Cancillería colombiana es una injerencia en los asuntos internos de otro país y, además, una acción reprochable que pone en riesgo la influencia de Colombia en los mercados africanos y árabes.

Ya, a través de su cuenta en la red social twitter, el 20 de noviembre de 2020, el entonces senador Gustavo Petro Urrego, expresaba: “Aunque suene extraño en Colombia, desde hace varias décadas hemos sido solidarios con el Frente Polisario y su lucha por la independencia de su Nación de Marruecos. Alguna vez, personas del M19 y el Frente, caminaron juntos por esos desiertos soñando un nuevo mundo”.

Esa motivación personal probablemente la que llevó a su gobierno a reconocer a la República Árabe del Saharaui, sin darse cuenta que con el Reino de Marruecos poseemos amplios lazos políticos, económicos, sociales, turísticos, académicos y humanos, gracias a los acuerdos y convenios firmados entre Bogotá y Rabat. Entre ellos destacan los de servicios aéreos y la exención de visado para titulares de pasaportes ordinarios.

La decisión de la Cancillería colombiana fue tomada sin evaluar la situación actual, ni medir las consecuencias al respecto, afectando profundamente los excelentes lazos de amistad, que históricamente nos han vinculado con Marruecos, gran aliado, socio estratégico y privilegiado en África y en el mundo árabe, dado su liderazgo y reconocimiento a nivel regional, continental y mundial, así como a su pujante desarrollo portuario, industrial, cultural y turístico. Por todo ello fue hace unos años, el invitado de honor en Expo Artesanías.

Colombia se pone a jugar a dos bandas, dándole además eco a las movidas de Argelia que, desde el 24 de agosto de 2021, ha cortado todas las relaciones diplomáticas con Marruecos como respuesta a un escándalo de espionaje del país alauita, sumado al descontento por la normalización de las relaciones con Israel expresado en 2020. Así, esta nueva “frontera caliente del siglo XXI”, hace que los argelinos sientan simpatía por los separatistas, con el propósito de calentar la paciencia del Mohammed VI, quien cumple 24 años en el trono alauita, fungiendo, además, como líder religioso de una extensa comunidad.

Y, bajo tal condición, comendador de los creyentes, ha consolidado fuertemente su reconocida vocación de tierra de paz y tolerancia, donde la convivencia entre religiones ha sido una realidad por más de 12 siglos. Igualmente, esta semana pactó su reconciliación con España, el socio y vecino más próximo en Europa.

Esperemos que Colombia no desoiga a la Cámara Alta, pues la proposición parece haber logrado el “sueño de los justos”.

Aunque la República Argelina Democrática y Popular se ha manifestado varias veces como solidaria con Colombia en la lucha contra el terrorismo y es estratégico para la diplomacia por ser un país africano, mediterráneo y árabe, el apoyo de éste a la denominada República Árabe del Saharaui Democrática va en contra del Pacta Sunt Servanda con el Reino de Marruecos.