“… Son como aves de carroña, que se la pasan dando vueltas esperando ver a su presa débil y adolorida, para atacar de inmediato…”. Con esas palabras una mujer del Eje Cafetero relata cómo una de sus hijas estuvo a punto de caer en una red de trata de personas que pretendía llevarla a Europa, “… no se sabe si para prostituirla o volverla una esclava laboral”.
De acuerdo con la madre, cuyo nombre se mantiene en reserva por razones de seguridad, “… afortunadamente la china no es boba y sospechó de entrada cuando se le acercaron, sabiendo que mi esposo y yo nos quedamos sin trabajo por la pandemia, a ofrecerle esta vida y la otra: que tiquetes, que un sueldazo, que celular para que nos llamara todos los días y el cuento era que iba a cuidar a unos viejitos que no salían de sus casas por temor a contagiarse y morir… La china de inmediato nos comentó y sabiendo todos que era una trampa, nos movimos rápido… Esa misma noche la empacamos en un bus para Bogotá y cuando por ahí empezaron a preguntar algunos dónde estaba, les dijimos que se enfermó la abuela y como no había quién la cuidara en medio de la pandemia, le tocó a ella y que incluso había perdido una oportunidad de trabajo buena, pero familia es familia… Creo que nos creyeron porque nadie volvió a preguntar”.
Casos como este, lamentablemente, se continúan presentando en Colombia. De hecho, las autoridades han advertido que, debido al fuerte impacto de la pandemia en materia social y económica, las redes de trata de personas se las han ‘ingeniado’ para ver cómo ‘enganchan’ a sus víctimas, sabiendo ya que muchas personas están alertadas de su modo de actuar y ‘no se comen el cuento’ de que les ofrecen grandes sueldos y trabajos... Incluso, lamentablemente, ahora estas redes criminales están apuntando sus ‘radares’ hacia jóvenes migrantes venezolanas.
Los datos sobre trata de personas en Colombia son, debido a la clandestinidad de este delito, muy parciales. Hacia mediados del año pasado se informó que entre 2013 y noviembre de 2020, se tenían reportados 721 casos. De estos, el 82% corresponde a mujeres y el 18% a hombres. El promedio de edad de las víctimas oscila entre los 18 y 30 años (55%), seguido de personas entre los 31 y 50 años (22%) y, por último, se presentan los niños, niñas y adolescentes (12%).
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Modus operandi
EL NUEVO SIGLO habló con la teniente Daniela Londoño. Se trata de una oficial que es hija de un Comisario de la Policía que estuvo 28 años de servicio, con múltiples felicitaciones y condecoraciones. A lo largo de su carrera ella ya ha sido comandante de Estación de Policía, líder de grupos especializados de Prevención y Educación Ciudadana, jefe de planeación de una Policía Metropolitana y actualmente encabeza el Grupo Investigativo contra los Delitos Sexuales y la Familia, de la Dijin.
Esa división tiene como misión investigar organizaciones criminales dedicadas, por ejemplo, a la trata de personas, uno de los delitos transnacionales más complejos, cuya judicialización involucra a muchas naciones de origen, tránsito y destino de las víctimas. “Trabajamos aunando esfuerzos con policías y organismos de seguridad de varios países e Interpol, porque las víctimas son esclavizadas en trabajos, explotación sexual e incluso, en un mínimo porcentaje, en extracción de órganos”, precisó la oficial.
“Todos los seres humanos tenemos temores, máxime cuando nos endilgan responsabilidades de enfrentar criminales. Nuestra profesión nunca dejará de tener riesgos. Pero un temor que me oprime el pecho es el pensar en tantas personas que son engañadas por las redes de trata de personas y que prácticamente terminan esclavizadas… Me asusta el pensar que algún familiar o ser allegado, una amiga, una vecina, también los jóvenes, terminen siendo víctimas de estas redes criminales. Por esta razón no solo trabajo duro para desvertebrarlas, sino en cada oportunidad que tengo les digo a mis seres queridos y allegados que tengan cuidado con quién o con quiénes se relacionan, porque los miembros de estas bandas criminales tienen la facilidad de engañar y aprovecharse de la vulnerabilidad del ser humano, para posteriormente someter a sus víctimas a todo tipo de vejámenes mediante la explotación sexual, entre otros crímenes”, señaló la oficial.
De acuerdo con Londoño no es fácil atacar estas organizaciones criminales porque “son camaleónicas y a nosotros, los investigadores, no solo nos toca buscar nuevas estrategias e ir un paso adelante con los análisis para contrarrestar las nuevas dinámicas criminales, sino tener una plena articulación con otras agencias y policías, para tener los puntos clave, comprender y atacar el delito”.
También se trabaja en perfilar a cada red criminal para evidenciar su modus operandi. Se hace un mapa de las ciudades más afectadas en el país en captación y explotación de víctimas de trata de personas y de los países más pretendidos como destino. “… Una vez analizado el modus operandi de los delincuentes procedemos a buscarlos y judicializarlos”, relató la oficial.
Uno de los principales elementos en este tipo de investigaciones es la posibilidad de utilizar agentes encubiertos.
“Al momento de utilizar las diferentes técnicas investigativas, especialmente la del agente encubierto, se corren riesgos en la vida e integridad de la infiltrada o del infiltrado. En una de nuestras operaciones infiltramos a una mujer y su exigente preparación permitió entregar la información necesaria para desvertebrar la red criminal”, sostiene la jefe del Grupo Investigativo contra los Delitos Sexuales y la Familia.
Indicó que “cuando se desarticuló esta red criminal y se logró el rescate de varias jóvenes, lo primero que hice, y siempre lo hago, es agradecer a Dios por permitirme ser un instrumento para coadyuvar a la justicia y, segundo, porque todo finaliza sin novedad para los integrantes de mi equipo de trabajo”.
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Los ‘blancos’
Londoño también explicó cómo actúan varias de estas redes delincuenciales. “Lastimosamente estos criminales buscan blancos fáciles, en especial que afronten necesidades económicas, y por esta razón se muestran como empleadores o intermediarios de agencias de empleo o representantes de agencias de modelaje, de expendios de perfumes, ventas en cadenas de almacenes, expertos en jardinería e incluso de empresas de empleadas del servicio doméstico, no solo en el interior del país sino en el exterior, y les ofrecen millonarios contratos”, sostuvo.
La oficial indicó que engañadas “con estas propuestas económicas, especialmente mujeres jóvenes e incluso jovencitos, salen en forma voluntaria” del país.
Sin embargo, para la teniente Londoño la cruzada contra este delito avanza. “Gracias a la paciente labor de investigación se han podido afectar los diferentes eslabones de esta cadena criminal no solo en Colombia sino en otras naciones, entre ellos los que captan a las víctimas, los que hacen los traslados, quienes las reciben, los que las acogen y los que las explotan”.