Bolívar y Luque: Triunfo entre barreras | El Nuevo Siglo
Luis Bolívar y Daniel Luque salen en hombros, tras cortar dos orejas cada uno en la penúltima de abono. / Foto: Yesid Aguilar
Viernes, 10 de Enero de 2025
Hernando Suárez Albarracín

Con más de tres cuartos de las graderías ocupadas y temperatura más que ideal, se celebró en la Monumental de Manizales la penúltima corrida de la feria taurina. Tres de los toros dieron juego aceptable, aunque duro de aprovechar, pero nos permitieron ver faenas interesantes y vivir momentos de alborozo. Los tres restantes no dieron la talla.

Perecudo, primero de la tarde, resultó exigente. Iba, pero no gratis. Luis Bolívar instrumentó tres tandas iniciales de muletazos, que el bello astracanado atendió, sin entregarse. En la cuarta, el caleño logró sujetarlo y el toro metió la cabeza, para lo que pensamos sería el verdadero inicio de la faena. Sonó la música, pero Bolívar fue desarmado y el toro desistió. Espadazo tendido y cinco intentos de descabello. Silencio. Aplausos al toro en el arrastre.

Saltó el segundo. Muy poquito el pollo del toro, para el arroz de Talavante. Un par de pellizcos a la escasez de fondo de este azabache y a por el acero. Pasaje para olvidar. Estocada bien colocada y dirigida. Silencio. Pitos al toro.

Apareció entonces Gladiador, que destacó en el primer tercio con una buena vara de Luis Viloria. El toro fue pronto, tuvo fijeza y se repetía fácilmente. No lo hacía con clase, pero cumplía en medio de su carente transmisión. Igualmente, esa circunstancia no le restó emoción a la faena, porque Daniel Luque sí transmitió. El toro careció de estilo, de clase... pero no renunció al baile. Daniel se acomodó a esa condición y, a su particular manera, confeccionó una faena de kilates, que el público reconoció y degustó. Acertó a lo maestro con el acero. Dos orejas y palmas al toro.

El cuarto toro de la corrida fue Lanzadito, número 377 de 446 kilos, último que lidió Bolívar en su carrera. Lidiarlo fue un proceso que comenzó cuando el caleño lo recibió de una larga cambiada de rodillas y prosiguió con series para buscar embarcar al toro, cuyo comportamiento dejaba dudas. Bolívar llevó al astado a los medios y este, a medida que avanzaba la lidia, se iba acomodando al temple y suavidad con que iba siendo guiado. Sonó la música. La faena crecía en efervescencia. Bolívar, desmayado, metió el paño abajo; los vuelos de su batuta besaban la arena, mientras el 'juanbernardo' viajaba en primera clase. Sonó entonces la Feria de Manizales. Más derechazos con la mano baja, lentos, templados... el toro estaba a su merced!!! En los tendidos la temperatura había alcanzado su máximo nivel y sobrevino la petición unánime. El toro fue indultado. "Hay que matar", reclamó un sector de la plaza. Bolívar decidió no recibir las dos orejas simbólicas y se despidió con vuelta al ruedo.

Con Cristalero, quinto de la tarde, el asunto de entrada pintaba bien. El toro empujó en el caballo y permitió buena labor a Talavante al inicio, pero su baja casta no le dejó más. Se rajó con descaro y salió despavorido a arroparse en la querencia, de la cual fue sacado por el extremeño con estocada. Palmas a Alejandro, pitos al toro.

Concluyó el festejo con otro lío llamado Trianero. Más fácil extraer petróleo de una piedra, que algo bueno a un sosote, caminador y rajado como este. Excelente la fulminante estocada con que Daniel Luque despachó al cornalón. Silencio. Pitos al buey.

Con todo, Luis Bolívar y Daniel Luque, con dos apéndices cada uno, salieron por la puerta grande. Fue una tarde marcada por altibajos, de los que salieron mejor librados los ‘altos’; por eso la afición abandonó feliz la plaza y aguarda con gran expectativa lo que será el cierre de esta feria del alma.